El Ocultismo Nazi: los Mitos y los Símbolos que usó Hitler

Así es como los nazis se interesaron por las reliquias y el mundo de lo oculto como fuente de poder.

El Ocultismo Nazi: los Mitos y los Símbolos que usó Hitler

Octubre de 1940. Bajo la mirada asombrada de un niño de unos ocho años (uno de los principales testigos del suceso), unos oficiales nazis hacen acto de presencia en el monasterio de Montserrat, en la provincia de Barcelona. Y no son unos nazis cualesquiera: entre ellos está el mismísimo Heinrich Himmler (1900-1945), uno de los máximos dirigentes del partido nazi y gran interesado en el ocultismo.

El padre Andreu Ripol es el único monje que sabe hablar alemán, por lo que le toca hacer de anfitrión de la extraña visita. Un tanto apurado, acompaña a Himmler y a sus nazis hasta la basílica y le enseña a la Moreneta, que el alemán considera “muy aria” y cuyo color oscuro adjudica al “humo de los cirios”. El padre Ripol sigue muy sorprendido, pero sólo le pide al nazi que se descubra ante la Virgen, lo que Himmler hace con cierta desgana.

Finalmente, Himmler pregunta al padre Ripol dónde se encuentra el Santo Grial. El asombro del monje no puede ser mayor. “Aquí no hay ningún Grial”, le contesta. Por lo visto, en su frenesí ocultista, Himmler ha confundido la montaña de Montserrat con el Montsalvat de las leyendas, el que, supuestamente, custodia el Grial que, también según las creencias esotéricas de los nazis, otorga poder a quien lo posea…

El ocultismo nazi: historia de una obsesión

Parece un argumento sacado de una película de Indiana Jones, pero lo cierto es que todo esto sucedió realmente. Y es que los nazis estuvieron siempre muy interesados en el ocultismo y los fenómenos esotéricos, e incluso fundaron (con el patrocinio de Himmler) una entidad, la Deutsche Ahnenerbe que, entre otras cosas, tenía la misión de “destruir el cristianismo” y revivir la religión pagana de los arios, así como de investigar todas las fórmulas mágicas que fueran garantía de fuerza y poder.

La Ahnenerbe o la resurrección de la “cultura aria”

La Ahnenerbe se fundó en julio de 1935, pero su razón de ser hundía sus raíces mucho más atrás en el tiempo. Ya desde finales del siglo XIX se observaba una creciente exaltación de la “raza” germana, que muchos pseudocientíficos consideraban biológicamente superior. Jüng Lanz von Liebenfels (1874-1954), un extraño monje cisterciense alemán, escribió en 1905 una alocada teoría según la cual los germanos habían sido creados directamente por los dioses mediante la electricidad…

Las teorías nazis acerca del surgimiento de la que consideraban raza “aria” o raza “superior” son a cada cual más rocambolescas y asombrosas. Algunos pseudocientíficos alemanes aseguraban que toda la tecnología europea del Neolítico provenía de los arios; y cuando se les cuestionaba por qué no quedaban vestigios de semejante “revolución científica” en las zonas alemanas (y sí en Mesopotamia), la respuesta era que estos arios primigenios habían abandonado Europa y se habían trasladado a una misteriosa isla que, fortuitamente, había desaparecido… (¿la Atlántida, quizá?).

Todas las teorías eran pocas para “demostrar” lo que pretendía el régimen nazi, que no era otra cosa que la supuesta superioridad de la raza aria. Esta fue originalmente la misión de la Ahnenerbe (en castellano, “herencia de los ancestros”), encargada de una serie de estudios que pretendían ser serios y que tenían como objetivo promocionar la cultura germana como la única cultura de índole superior.

La “destrucción” del cristianismo y la creación de una “religión nazi”

Otra de las misiones que tenía la Ahnenerbe era la aniquilación del cristianismo o, mejor dicho, la supresión de cualquier rastro judío, así como la paulatina implantación de una religión de corte pagano, inspirada en la mitología de los antiguos pueblos germanos. Uno de los proyectos era la eliminación de la Navidad y el retorno de la festividad del Sol Invictus, así como una completa renovación del calendario anual que contemplaría diversos ritos paganos que serían una especie de renovación de la lealtad de las SS con el Führer.

Para establecer todo este artefacto, Himmler contó con la ayuda de Friedrich Hielscher (1902-1990), el gran “maestro de lo paranormal”, considerado una especie de sumo sacerdote y artífice de la revolución religiosa y el retorno a los ritos del paganismo. Hielscher y su colega Wolfgang Sievens (1902-1948), a la sazón el único miembro de la Ahnenerbe que fue juzgado y condenado en Nuremberg, estaban a la cabeza de la división de las ciencias ocultas, uno de los cuarenta y tres departamentos en los que se dividía la macabra asociación.

La nueva religión nazi también contemplaba nuevos ritos para el bautizo, el matrimonio y la muerte. José Lesta, coautor del libro El enigma nazi (ver bibliografía), afirma que hace poco se ha desvelado un filme en el que aparece una pareja de nazis contrayendo matrimonio bajo el rito de la nueva religión, que consistía, entre otras cosas, en la entrega de pan y sal como símbolo de la fertilidad y el alzamiento de una bandera negra con un símbolo rúnico en el centro.

El misterioso castillo de Wewelsburg

Parece ser que este castillo de planta triangular (el único con esta característica en toda Alemania) fue alquilado en la década de 1930 por Heinrich Himmler para usos no esclarecidos. Al parecer, las intenciones del dirigente nazi eran establecer una sede estable para las reuniones de las SS, el brazo paramilitar del régimen. La gran obsesión de Himmler hacia el ocultismo y los objetos que, como el Grial, otorgaban supuestamente “poder invencible” a quien los poseyera facilitó el nacimiento de un sinnúmero de rumores acerca de qué se hacía realmente en el castillo de Wewelsburg. ¿Se trataba, quizá, del centro de operaciones esotéricas de Himmler y sus acólitos?

José Luis Cardero López, de la Universidad Complutense de Madrid y autor de Los dioses oscuros del nazismo, facilita una magistral descripción del castillo. En la planta inferior todavía pueden verse los huecos en la pared, además de un foso rodeado de un muro de piedra con restos de canalizaciones que podrían haber servido para portar gas, con el objetivo de mantener un fuego siempre vivo. En este sentido, merece la pena resaltar el intenso culto que la “nueva religión” nazi ofrecía al fuego, relacionado con los viejos cultos paganos. Pero quizá lo más inquietante de esta planta baja sean los doce sitiales que se reparten a lo largo del muro, de los que se desconoce el uso pero que podrían haber servido a las altas jerarquías de las SS para asistir a ciertos ritos.

La planta intermedia del castillo presenta una sala enorme con un círculo de columnas. En el centro, en el suelo, un conjunto de 12 símbolos rúnicos forma un sol oscuro. Finalmente, la planta superior tenía que haber sido coronada con una bóveda elevada, pero la guerra no permitió acabar la obra.

¿Estarían estas salas relacionadas, como apunta Cardero López, con ceremonias relacionadas con el Grial inmaterial? ¿Qué sucedía dentro de aquellos muros…?

Algunas de las aventuras “ocultistas” de Himmler y compañía

La locura esotérica de Himmler contaba con la aprobación de Hitler, que ya desde joven se había sentido atraído por lo paranormal. Son muchas las aventuras “ocultistas” que llevaron a cabo los nazis, que sirvieron más tarde de inspiración para cineastas y novelistas.

Además del Grial, la eterna búsqueda de Himmler (ya hemos visto cómo lo llevó hasta Montserrat y cómo dejó perplejo al padre Ripol y al niño que lo acompañaba), los nazis también se obcecaron en el poder mágico de la lanza de Longinos, el arma que había atravesado, según la Biblia, el costado de Jesús en la cruz. En este caso, empero, la tenían bastante más cerca, puesto que, supuestamente, se encontraba en el Palacio Imperial del Hofburg, en Viena.

Otros clérigos que fueron molestados por los nazis fueron los monjes de Montevergine, a los que preguntaron acerca del paradero del santo sudario. A pesar de que la abadía fue registrada, no consiguieron dar con la reliquia, que tras el fin de la guerra regresó a Turín.

Conclusiones

El objetivo de los dirigentes nazis de crear un “Nuevo Orden”, con el imperio germano (y la raza aria) a la cabeza, estuvo pues apoyado por instituciones como la Ahnenerbe, que, además de “investigar” sobre las raíces del folklore germano, se dedicaba también a “estudios” esotéricos. Todo ello estaba en su mayor parte promovido por Heinrich Himmler y su desmedida obsesión por el ocultismo, que le llevó a buscar el Santo Grial con ahínco. Otras teorías de la época afirmaban que el Grial no era más que una fuerza sobrenatural inmaterial, y, supuestamente, el castillo de Wewelsburg estuvo destinado a rituales relacionados con ello. Sobre el ocultismo nazi sigue habiendo mucho de leyenda y rumor, pero no se puede negar el gran protagonismo que tuvo en la trayectoria del Reich y en sus macabros planes de anexionar el mundo a la tiranía de la “raza única”.

  • BLÁZQUEZ SERNA, PATRICIA, De buscar a la raza aria en el Himalaya al martillo de Thor: Ahnenerbe, la organización más secreta de Hitler, artículo de cope.es, octubre de 2021
  • CARDERO LÓPEZ, JOSÉ LUIS (2018), Los dioses oscuros del nazismo, ed. Cydonia LESTA, JOSÉ; JIMÉNEZ, IKER (2003), El enigma nazi: el secreto esotérico del III Reich, EDAF
  • VILLATORO, MANUEL P., Los secretos de la secta ocultista nazi creada por Hitler para aplastar el cristianismo, artículo de abc.es, noviembre de 2018 El oscuro castillo que los nazis quisieron convertir en el "centro del mundo", artículo publicado en BBC News Mundo, agosto de 2022
  • Heinrich Himmler visità el monestir de santa Maria de Montserrat, artículo de totmontserrat.cat, 2017

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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