Los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, y en ese intento de darles todo, podemos caer en el error de no dejarles desarrollarse como personas ni permitirles experimentar la vida por ellos mismos. Estos comportamientos, que pueden parecer grandes muestras de amor y protección, a la larga causan que los niños y niñas no adquieran algunas habilidades para hacer frente a la vida y que pueden ser útiles en su futuro, cuando solamente dependan de ellos mismos.
Una de estas habilidades es la tolerancia a la frustración, que está íntimamente relacionada con la resiliencia y la capacidada de las personas de hacer frente a las situaciones menos agradables. Las personas con baja tolerancia a la frustración tienen serias dificultades para controlar sus emociones, son muy vulnerables al dolor emocional, son impulsivas e impacientes y tienen dificultades para adaptarse a los entornos cambiantes.
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Aprender a tolerar la frustración es clave para el bienestar de los hijos
La tolerancia a la frustración es un concepto que desarrolló Albert Ellis, un conocido psicólogo del que hablamos en nuestro artículo “La Terapia Racional Emotiva Conductual (TREC) de Albert Ellis”.
Y es que soportar o tolerar la frustración es necesario para hacer frente a las adversidades que puede presentar la vida o los momentos malos que a veces nos toca vivir. De lo contrario, podemos convertirnos en personas vulnerables en estas situaciones o personas emocionalmente dependientes en las relaciones interpersonales. La vida a veces nos presenta problemas, y debemos ser capaces de hacerles frente y solucionarlos en vez de huir de ellos.
Cuando las cosas no salen como deseamos o las expectativas que teníamos en mente no se cumplen, puede aparecer la frustración que si no se tolera da paso a tristeza , decepción, angusta, ansiedad y desilusión.
Por tanto, tolerar la frustración es ser capaz de afrontar los problemas que se presenten a pesar del malestar y el dolor que causa, lo que permite adaptarse mejor a las situaciones y, por tanto, reaccionar de manera adecuada. A la hora de educar a las nuevas generaciones, esto es sumamente importante.
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Claves para enseñar a tus hijos a tolerar la frustración
Por suerte, es posible trabajar la tolerancia a la frustración. En las siguientes líneas te damos algunas claves para poder educar a tus hijos para que sean más tolerantes a la frustración.
1. Educar con valores como el esfuerzo
Cuando educamos a nuestro hijo, debemos de pensar en los valores que está adquiriendo. Puede que pensemos que regalándole la mejor ropa o los juguetes que desea sin que le suponga esfuerzo es una acción de buen padre. Sin embargo, debemos educarle de manera que entienda que las cosas que recibe son consecuencia de su esfuerzo. De esta manera, aprenderá que en la vida, si quiere algo, tiene que luchar por ello. No siempre le van a venir las cosas regaladas.
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2. Enséñale a marcarse y cumplir objetivos realistas
La frustración aparece muchas veces porque nos ponemos objetivos que son irracionales e inalcanzables. Cuando tenemos expectativas muy altas y no las cumplimos, entonces podemos sufrir por ello. Marcarse objetivos realista y cumplirlos nos enseña a ser maduros y racionales, y nos deja claro que debemos evitar aquellas situaciones que nos llevan a sentirnos frustrados y, por tanto, a sufrir.
3. Ser coherentes y dar ejemplo
A la hora de educar a un hijo siempre debemos ser coherentes con lo que les decimos, porque somos modelos para ellos. Si tenemos la intención de educarles en valores y luego nosotros mismos somos incapaces de aplicar lo que les estamos enseñando, el aprendizaje no se producirá. Por tanto, nuestra manera de actuar afecta a cómo nuestros hijo se desarrollan, pues el aprendizaje vicario es especialmente importante a estas edades.
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4. No ceder a los berrinches
Ceder a los berrinches es una forma de reforzar conductas negativas, y causa que un hijo aprenda que puede conseguir lo que quiera simplemente por el hecho de llorar o pegar pataletas. Cuando cedemos ante sus berrinches, le estamos haciendo llegar el mensaje de que puede conseguir lo que quiera actuando así, y no le dejaremos tiempo para reflexionar sobre la frustración de no salirse con la suya. A veces, sufrir un poco es bueno para aprender lecciones valiosas.
5. Poner límites a tu hijo
Los niños y adolescentes deben tener límites claros para saber cómo actuar. Eso no quiere decir que debamos ser autoritarios con ellos, simplemente hacerles entender que hay ciertas conductas que tienen consecuencias negativas para ellos.
Si le damos manga ancha a un niño para que haga lo que quiera, siempre va a salirse con la suya y, por tanto, no valorará nada. Cuando se encuentre en situaciones en las que las cosas no salen como desea sentirá una gran sensación de fracaso por no haber aprendido de las experiencias poco agradables del pasado.
6. Ayudarle a aprender de la frustración
Siguiendo el punto anterior, las experiencias difíciles son una gran oportunidad para aprender cosas nuevas, porque aunque muchas veces no seamos conscientes, del dolor también se aprende. De hecho, el aprendizaje experiencial es una de las mejores formas de aprender. Ahora bien, siempre que aprendamos de la experiencia a través de la autorreflexión.
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