Las adicciones han sido definidas como patologías en las que la persona adicta se siente cada vez más aislada, cada vez más separada de todo aquello que no implica facilitarle el acceso a la droga o a las conductas hacia las que ha desarrollo dependencia.
Podemos decir que los trastornos adictivos tienen su razón de ser en su capacidad para meter al ser humano en un bucle de abstinencia y recaídas, llevándolo a cortar relaciones familiares, de amistad y de pareja, o deteriorándolas debido a esa necesidad irrefrenable de seguir ahondando en la adicción… A no ser que acuda a terapia.
Pero incuso cuando una persona con ese problema acude a profesionales de la salud, su capacidad para hacer avances en el tratamiento de la adicción dependerá de su manera de convivir con su pareja o con sus familiares, de modo que buena parte del trabajo de los psicoterapeutas y los psiquiatras se centra en el entrenamiento de ciertas habilidades sociales y comunicativas. Veamos a qué se debe esto.
Las adicciones se extienden hacia las relaciones personales
Muchas personas cometen el error de dar por sentado que como las adicciones son enfermedades, eso significa que se limita a los procesos biológicos que tienen lugar dentro del cuerpo de la persona afectada. Sin embargo, la realidad no es tan simple: los trastornos adictivos, como muchas otras alteraciones psicológicas y neurológicas, afectan a y son afectados por los fenómenos sociales del entorno de la persona.
Dicho de otro modo, las adicciones están ligadas a las relaciones personales que mantiene quien ha desarrollado ese problema de salud, para bien o para mal. Debido a esto, el modo en el que la persona afectada por la adicción aprende gestionar sus relaciones y a exponerse más o menos a ciertos entornos sociales incluye mucho en su proceso de recuperación al empezar un tratamiento.
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¿Por qué la convivencia es clave para superar una adicción?
Estos son los principales motivos por los que atender o desatender los problemas de convivencia en la vida de la persona adicta es un factor decisivo en el éxito o el estancamiento del proceso de superar una adicción.
1. Lo que ocurre en casa facilita o dificulta la organización de las rutinas
La mayoría de los tratamientos de las adicciones dan mucha importancia a la necesidad de organizarse bien el día a día, estableciendo un horario y limitando la posibilidad de exponerse a distracciones que desestructuren la jornada. Sin embargo, convivir con alguien que no esté alineado con ese estilo de ida puede dificultar las cosas. Por ejemplo, pensemos en una persona que no se va a dormir hasta altas horas de la noche y hace ruido, que mantiene el hogar desordenado, que no deja despejada la habitación a la que hay que ir para realizar clases online a cierta hora, etc.
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2. Las dinámicas familiares tienen una gran capacidad para generar “picos” de estrés
Las recaídas en las adicciones son, en un porcentaje muy alto, la consecuencia de una experiencia estresante ante la que la persona busca maneras inmediatas de evadirse. En este sentido, las discusiones frecuentes en casa o las crisis familiares pueden generar el caldo de cultivo para que algo así ocurra.
3. Contar con el apoyo de los seres queridos es un elemento motivador
Muchas personas que sufren una adicción señalan que uno de los elementos que más motivación les genera para seguir adelante con la abstinencia es el modo en el que perciben que sus avances son valorados en casa. Pero para ello, esas personas deben interesarse activamente por ese proceso de superación, preguntando por las novedades en ese sentido, ofreciendo apoyo en momentos clave… Todos estos intercambios comunicativos actúan como un recordatorio de que hay un recorrido hacia una mejora que y se ha iniciado, y además, muestran que se puede seguir experimentando el bienestar de su felicidad al ver nuestros progresos si seguimos por esa vía.
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4. Culpabilizar a la persona adicta facilita las recaídas
Las familias en las que se culpa a la persona adicta por sus dificultades para superar la adicción están, de hecho, entorpeciendo el proceso de superar ese trastorno. El sentimiento de culpa y frustración con uno mismo está entre los principales desencadenantes de la recaída.
5. No tener drogas en casa es un elemento decisivo
Finalmente, no hay que olvidar que uno de los pilares del tratamiento de las adicciones es reducir a un mínimo o erradicar totalmente el fácil acceso a las drogas o a la conducta adictiva. Por eso, intentar superar una adicción mientras se vive en el mismo hogar que otra persona que siempre tiene drogas en ese lugar es prácticamente sabotear totalmente el proceso de recuperación.
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Llaurant La Llum Residencial
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Centro de Tratamiento de Adicciones
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