Entrevista a Javier Elcarte: ¿qué sabemos sobre el trauma?

Un neuropsicólogo experto en traumas habla sobre la naturaleza de este fenómeno psicológico.

Entrevista a Javier Elcarte sobre el trauma
¿En qué consisten exactamente los trastornos por trauma psicológico?

El trauma es uno de los conceptos pertenecientes a la psicología que despiertan mayor interés generan. Vinculado a la memoria emocional, puede llegar a dañar la calidad de vida durante años a causa de eventos que ocurrieron hace tiempo.

Sin embargo, a medida que la investigación en salud mental evoluciona, van surgiendo formas de intervención psicológica que ayudan tanto a ofrecer más bienestar a los pacientes, como a entender la naturaleza de esta clase de trastornos. La mirada experta dirigida hacia el trauma resulta siempre interesante, porque permite hacerse una idea del modo en el que nuestras vivencias dejan una huella emocional en nosotros.

Entrevista a Javier Elcarte: descubriendo el trauma

En las siguientes líneas entrevistamos a Javier Elcarte, neuropsicólogo y fundador del centro psicológico Vitaliza de Pamplona, España.

P: Mucho se habla del trauma y cómo influye en nuestras vidas, pero ¿qué es exactamente?

Desde Vitaliza, entendemos trauma como algo que va más allá del concepto clásico de estrés postraumático. Efectivamente, se habla de trauma cuando la persona es testigo o vive un acontecimiento aterrador, peligroso o desbordante.

Recientemente se ha ido imponiendo el concepto de trauma como algo más complejo. En esta línea se expresan Van der Kolk y sus colaboradores cuando proponen el concepto de “Trastornos de Estrés Postraumático Complejo” o DESNOS (Disorder of Extreme Stress not Otherwise Specified).

Para Van del Kolk Trauma Complejo seria: “la vivencia de uno o más eventos traumáticos adversos, de forma crónica y prolongada, en la mayoría de los casos de naturaleza interpersonal, tales como abusos físicos o sexuales, conflictos bélicos, violencia comunitaria, etc. y con un origen en la infancia”.

P: ¿Cuáles son sus efectos en la vida de la persona que lo sufre?

Javier Elcarte

Como ya he dicho, el trastorno clásico de estrés postraumático (TEPT) es un concepto generalizado en la clínica y entre la población en general, así como sus efectos, que podemos dividir en tres grupos; síntomas de reexperimentación (pesadillas recurrentes, recuerdos intrusivos, reacciones de activación al recordar el trauma, etc.); síntomas de evitación (evitar cualquier cosa que recuerde al trauma, sensación de desconexión, desesperanza, amnesia, etc.); y síntomas de sobreactivación (respuesta de sobresalto, insomnio, preocupación anticipatoria, ansiedad, etc.).

En cambio, si entendemos el trauma como un continuo, abarcaríamos todo el espectro, desde trauma con “T” grande, como se explica en EMDR, es decir sucesos vitales extraordinarios y terriblemente traumáticos, hasta trauma con “t” pequeña, o dicho de otra manera, sucesos menores de baja intensidad de estrés, pero que suceden de manera cotidiana y repetida, dando lugar a una exposición diaria donde se normaliza tanto la experiencia como el malestar que generan. Y por supuesto todas las combinaciones posibles entre ambos.

Obviamente en este caso, los efectos del trauma complejo son más profundos, insidiosos y persistentes y están en la base de multitud de trastornos, Según Cook y colaboradores, el trauma complejo estaría en el origen de Trastornos de Apego, Retrasos Madurativos a nivel Biológico, Trastornos de Regulación del Afecto, Trastornos Disociativos, Trastorno de Conducta y de Control de Impulsos. Dificultades a Nivel Cognitivo y por último Baja Estima y Distorción del Yo. Es decir, un abanico enorme de disfunciones.

P: ¿Cómo trabajáis en Vitaliza y qué técnicas utilizar para tratar los casos de trauma?

En nuestra larga trayectoria de abordaje de trauma, en Vitaliza hemos ido desarrollando una intervención integrada, que incluye un triángulo con tres vórtices; la regulación fisiológica del sistema nervioso y central mediante Biofeedback y Neurofeedback por un lado, el desarrollo de recursos de autoconciencia y relajación a través de la atención plena o mindfulness por otro, y para cerrar el triángulo, la intervención dirigida a la integración de las experiencias que nos han llevado a la sintomatología del presente mediante psicoterapias centradas en el procesamiento desde el cuerpo, “botton-up” como EMDR, sensoriomotor u otras.

Por lo tanto, generalmente, la intervención terapéutica va acompañada de sesiones de bio-neurofeedback individuales y de sesiones de minduflness grupales.

P: ¿Nos puedes explicar qué es el Neurofeedback?

Definir el neurofeedback en unas líneas no es fácil. Hablar de Neurofeedback es hablar de una neuroterapia, un tratamiento que busca regular o modificar la función del cerebro, actuando directamente sobre él. No aborda los procesos psicológicos en sí mismos, sino los estados neurobiológicos subyacentes. Busca la regulación del SNC mediante equipos diseñado para ello, con el consiguiente impacto en los procesos psicológicos subyacentes.

Técnicamente, por tanto, el Neurofeedback es un entrenamiento que actúa sobre la actividad electrofisiológica que permite a la persona ser consciente de su actividad cerebral y modificarla, consiguiendo de manera no invasiva mejoras sostenidas en el tiempo con problemas de ansiedad, estrés, falta de concentración y/o memoria, atención, hiperactividad, y muchos otros.

P: ¿Y la terapia EMDR?

EMDR (Reprocesamiento y Desensibilización a Través del Movimiento Ocular) es un abordaje psicoterapéutico integrativo especialmente dirigido a la intervención con trauma. Se basa en el modelo teórico del Sistema de Procesamiento Adaptivo de la Información según el cual, gran parte de la psicopatología se debe a experiencias que nos sobrepasan bien por intensidad o por su continuidad o ambas y que somos capaces de procesarlas de forma adecuada.

Estos procesamientos incompletos o disfuncionales de experiencias de vida traumáticas o perturbadoras, debilitan la capacidad de la persona a la hora de integrar dichas experiencias de manera adaptativa.

Técnicamente, EMDR trata estimular ese sistema adaptivo de procesamiento para reprocesar e integrar adecuadamente dichas experiencias traumáticas a través de protocolos estructurados que incluyen movimientos oculares u otras formas de estimulación bilateral.

Es un abordaje centrado en el paciente. En cierto modo el terapeuta estimula los mecanismos de curación que subyacen en el propio sujeto. Trauma en este sentido sería una experiencia desbordante mal codificada, y a través de las distintas fases de intervención, con EMDR el paciente accedería a la herida procesada de manera disfuncional, e incorporaría nueva información o accedería a información a la que antes no era capaz de acceder, hasta ir integrando las experiencias traumáticas o perturbadoras.

P: ¿Son efectivos tanto el Neurofeedback como el EMDR para el tratamiento de cualquier trastorno psicológico?

Siempre es bueno recordar que en psicoterapia no existen las panaceas y que ninguna intervención sirve para aliviar todos los trastornos, y a su vez, que todas las intervenciones sirven para aliviar alguno. El arte del terapeuta es encontrar la forma y la intervención más adecuada para cada paciente. No todos respondemos de igual forma, saber adaptarse al paciente y encontrar la forma de llegar a él es el gran reto de cualquier profesional.

En cuanto a Neurofeedback la investigación lo refrenda como intervención eficaz con el TDAH y la epilepsia y así lo confirman instituciones como la Academia Americana de Pediatría y otros. Es eficaz como ya hemos dicho en todo lo que tiene que ver con la ansiedad, estrés, falta de concentración y/o memoria, atención e hiperactividad. Hay indicios esperanzadores también en autismo, dolores de cabeza, insomnio, abuso de sustancias, dolor crónico, etc.

En cuanto a EMDR, es un modelo psicoterapéutico con enorme evidencia empírica, en España se han llevado acabo y se están llevando varios estudios de investigación en EMDR, entre ellos destacaría la investigación realizada en el trastorno de bipolaridad que ha tenido un gran reconocimiento internacional.

Es un abordaje de elección para numerosos tratamientos, tales como el trauma (como es obvio), adicciones, ansiedad y pánico, trastorno por estrés post-traumático, control de impulsos, problemas psicosomáticos, duelos patológicos, etc.

Por otro laso EMDR ha sido reconocida como tratamiento eficaz para el TEPT (Trastorno de Estrés Postraumático por la Asociación Americana de Psicología (APA) así como por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras muchas guías clínicas.

El trauma de apego no está fuera de esta labor investigadora, concretamente en nuestro centro, en Vitaliza, estamos llevando a cabo una investigación para comprobar las sinergias entre ambas intervenciones, Neurofeedback y EMDR en trauma de abandono con niños adoptados.

P: ¿Crees que son conocidas estas técnicas en nuestro país? ¿Es necesario informar al gran público sobre sus beneficios?

A nivel de divulgación, EMDR tiene más presencia en nuestro país que el Neurofeedback, aunque en ambos casos aún hay mucho trabajo por hacer.

Aunque el Bio y Neurofeedback tienen ya un largo recorrido, su aterrizaje en España de manera definitiva data de hace unos pocos años. En este sentido ha nacido la Sociedad Española de Bio y Neurofeedback (SEBINE), de la cual soy presidente, con el objetivo de dotar a esta maravillosa herramienta terapéutica de los estándares necesarios de rigor empírico y práctica clínica convenientemente homologada.

Con respecto a EMDR, la labor de la Asociación Española de EMDR ha sido fecunda y tenaz. Ha día de hoy la asociación cuenta con casi 2000 miembros (todos sanitarios) siendo una de las asociaciones más numerosas de Europa. Ofrece formación de calidad avalada y contrastada por miles de profesionales de la salud.

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