Buena parte de la psicología aplicada consiste en ir más allá de la salud mental del individuo y analizar hasta qué punto la persona está inmersa en un contexto social adecuado para la satisfacción de sus necesidades básicas. Cuando, además, la persona a la que se intenta proteger en este sentido es un menor de edad, se pone aún más énfasis en la importancia de este tipo de procedimientos, ya que durante la infancia y la adolescencia somos más vulnerables a los posibles problemas psico-relacionales que ocurren a nuestro alrededor.
Es por eso que en el mundo de la Psicología Forense existe una herramienta que permite determinar, examinando caso por caso, si un progenitor cumple los requisitos básicos necesarios para que se le pueda otorgar la custodia de su hijo o hijos. Se trata de la prueba de aptitud parental, y en este artículo veremos cuándo hay que solicitar su aplicación.
¿Qué es la prueba de aptitud parental?
Decimos que es un documento científico porque, para su realización, el psicólogo debe realizar una serie de análisis y pruebas basadas en la evidencia para dictaminar la aptitud o la falta de ella en padres y madres, realizando observaciones sobre cada caso concreto, yendo más allá de las ideas preconcebidas y de la validación acrítica de lo que declara cada una de las partes.
Además de las pruebas psicométricas específicas, el psicólogo forense también realiza todo tipo de entrevistas en las que se evalúan las capacidades del progenitor; en algunos casos se aplicarán herramientas de análisis de conversaciones mantenidas en plataformas de mensajería o de chat. Una vez se tienen todos los datos, se integrarán de manera profesional en un mismo documento para entregarlo al juez. El psicólogo no es quien toma la decisión acerca de qué hacer a continuación, su rol es el de un especialista que ofrece información relevante con la que trabajar para llegar a una solución lo más ajustada posible a la legalidad vigente.
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¿En qué situaciones se pide una prueba de aptitud parental?
Aquí veremos los principales supuestos por los que debe solicitarse una prueba de aptitud parental hacia el padre, la madre o el tutor legal, normalmente en el marco de un proceso judicial.
1. El progenitor descuida la protección y la integridad de sus hijos
Para aquellos padres que descuidan la protección de sus hijos frente a posibles amenazas del entorno, es necesario solicitar una prueba de aptitud parental para determinar si puede recibir la custodia de sus hijos.
El Psicólogo Forense debe encontrar evidencias de que el padre o la madre descuidan de manera frecuente la protección de su hijo o hijos, desatendiendo sus responsabilidades como garantes de la protección física y psicológica de los menores.
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2. No es capaz de disciplinar a sus hijos ni de hacer cumplir normas o hábitos sociales
Otro de los motivos por los que debemos solicitar una prueba de aptitud parental es en los casos en los que el padre o la madre es incapaz de educar correctamente a sus hijos y de inculcarle todos aquellos valores, normas o hábitos necesarios para vivir en sociedad.
Este conjunto de valores son vitales para preparar a los niños en su vida adulta y la tarea de los padres consiste en enseñar y educar a sus hijos en todos ellos.
3. No supervisa ni enseña hábitos saludables
Los principales hábitos de salud que deben enseñarle a los hijos son aquellos relacionados con la higiene personal, los hábitos de alimentación y también los hábitos deportivos en la vida diaria.
Aquellos padres que no inculcan a sus hijos estos hábitos imprescindibles para funcionar correctamente tanto en la vida infantil como adulta no pueden obtener su custodia.
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4. Presenta dificultades para comunicarse eficazmente
Las habilidades de comunicación con los hijos también son imprescindibles, ya que algunos padres pueden presentar déficits en este tipo de habilidades y herramientas.
Las carencias comunicativas de los padres hacia sus hijos pueden comportar verdaderas problemas de desarrollo en los niños, especialmente si estos son muy pequeños.
5. Muestra dificultades de gestión emocional
La gestión emocional en los padres es esencial para que los hijos crezcan en un ambiente positivo y sin malos tratos de por medio.
Ser capaz de gestionar las propias emociones consiste en mantener la calma en momentos de presión o tensión con los hijos, superar los estados de estrés y ansiedad por el bien de la educación de los hijos y jamás recurrir al maltrato físico.
6. Presenta carencias en las habilidades sociales
Otras de las habilidades sociales que debe tener un buen padre o madre son la empatía, la asertividad, el sentido del humor y la escucha activa.
Todas estas actividades son necesarias para que exista una correcta comunicación entre padres e hijos y para que los padres sean conscientes en todo momento de la existencia de cualquier problema en los hijos.
7. Desconocimiento de las etapas de desarrollo de sus hijos y sus características
Cualquier buen padre debe conocer de manera general cuáles son las etapas de desarrollo de los hijos y qué debe esperarse en cada una de ellas.
Si desconoce algo tan elemental como la naturaleza de cada etapa de desarrollo, difícilmente puede hacer frente a los retos y necesidades que pueden presentar sus hijos en cada período evolutivo.
8. Presencia de trastornos mentales invalidantes en lo relativo a la crianza
Son muchos los trastornos mentales que pueden invalidar a un progenitor para obtener la custodia de su hijo, especialmente si su naturaleza interviene en el correcto funcionamiento de su labor como padre.
Algunos de los principales trastornos mentales pueden ser la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el trastorno límite de personalidad y el trastorno obsesivo-compulsivo.
9. Presencia de conflictos constantes con los hijos
La presencia de conflictos recurrentes entre padres e hijos también puede suponer un problema a la hora de pasar con éxito una prueba de aptitud parental.
Especialmente si el padre o la madre acostumbra a tener una relación conflictiva o problemática con su hijo o hijos por el motivo que sea.
10. Presencia de hábitos de vida poco saludables asociados al modelo de crianza
Algunos hábitos de vida poco saludables como pueden ser las adicciones o la mala vida, también será motivo suficiente para desestimar una custodia parental.
Mantener un horario incompatible con el cuidado de los hijos o desatender las responsabilidades esenciales del mismo puede ser también un elemento que debe ser plasmado en la prueba de aptitud parental.
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