Existen muchas teorías para explicar la depresión. Una de las más completas es la teoría de la autofocalización de Lewinsohn (1985), una teoría conductual-cognitiva enfocada a explicar el origen, mantenimiento y agravamiento de la depresión.
Las teorías conductuales-cognitivas se centran en la varianza personal de la interacción Persona x Situación, e incluyen entre sus elementos procesos cognitivos.
Así pues, vamos a ver en qué consiste la teoría de Lewinsohn, así como sus características más importantes.
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Teoría de la autofocalización de Lewinsohn: características generales
Sabemos que la depresión es un trastorno mental que afecta a nuestra manera de pensar, vivir y sentir. Así, en la mayoría de las ocasiones, sabemos que se origina a partir de un conjunto de sucesos, tanto externos como internos. Esto, además de por otros factores, se mantiene por determinados patrones de conducta que perpetuamos y que permiten ese estado depresivo.
En su teoría, Lewinsohn plantea los factores ambientales como responsables primarios de la depresión; sin embargo, también habla de factores cognitivos que median dicha aparición, mantenimiento y agravamiento. Es decir, para él los factores cognitivos son mediadores de la depresión, como veremos más adelante.
El principal factor mediador es el aumento de la autoconciencia. Lewinsohn define la autofocalización como un estado transitorio y situacional donde la persona se autofocaliza en ella misma, o la cantidad de atención que la persona se dirige a sí misma en lugar de hacerlo hacia el ambiente.
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Cadena de sucesos
La Teoría de la autofocalización de Lewinsohn propone que el desarrollo de los acontecimientos es el siguiente.
Primero aparece un suceso antecedente. Dicho suceso aumenta la probabilidad de ocurrencia de una futura depresión o de un estresor. De esta forma, se produce una interrupción de los patrones adaptativos de la conducta, y la persona es incapaz de desarrollar otros patrones que sustituyan a los anteriores.
Esto genera una reacción emocional negativa, la intensidad de la cual depende de dos factores: la importancia que tiene el sucesos para la persona, y el nivel de interrupción en la vida cotidiana.
Así, se genera un desequilibrio negativa en relación a la calidad de las interacciones de la persona con su ambiente, que se concreta en una disminución del reforzamiento positivo y un aumento de la tasa de experiencias aversivas.
Factores críticos mediadores
De forma resumida, la teoría de la autofocalización de Lewinsohn sobre la depresión, propone que en la cadena de acontecimientos que lleva a la aparición de un episodio depresivo, los factores críticos que actúan como mediadores de los efectos de la tasa reducida de reforzamiento positivo sobre la depresión, son:
- Un aumento de la autoconciencia (autofocalización).
- Un aumento de las experiencias negativas.
- Un fracaso de la persona en afrontar el estrés (p.ej., un suceso vital, como una pérdida).
Elevada autoconciencia
Más concretamente, Lewinsohn propone que se suman dos elementos para generar la autoconciencia elevada: por un lado, la respuesta emocional negativa comentada, junto al impacto negativo debido al fracaso de la persona en anular las consecuencias del estrés. Así, esta suma origina un estado elevado de conciencia.
Dicha autoconciencia determina el origen de tres factores: las alteraciones cognitivas, las consecuencias conductuales negativas y la intensificación de las reacciones emocionales anteriores.
El aumento de la autoconciencia, junto a una intensificación de las emociones negativas, origina en la persona una reducción de la autoestima y una serie de cambios cognitivos, emocionales y conductuales que correlacionan con la depresión. A su vez, dichos cambios exacerban la autoconciencia, apareciendo un círculo vicioso que mantiene y agrava la depresión.
Características que predisponen a la depresión
La Teoría de la autofocalización de Lewinsohn propone una serie de características de predisposición que aumentan el riesgo de padecer un episodio depresivo o un trastorno depresivo. Estas son:
- Ser mujer.
- Tener 20-40 años.
- Tener una historia previa de depresión.
- Tener pocas habilidades de afrontamiento.
- Tener una sensibilidad elevada a los sucesos aversivos.
- Ser pobre.
- Mostrar una alta tendencia a la autoconciencia.
- Tener baja autoestima.
- Tener un bajo umbral de activación de autoesquemas depresógenos.
- Mostrar dependencia interpersonal.
- Tener niños menores de 7 años.
Factores protectores
Por otro lado, Lewinsohn también plantea en su modelo una serie de factores protectores contra la depresión. Estos son básicamente tres:
- Autopercibirse como poseedor de una alta competencia social
- Experimentar frecuentemente sucesos positivos
- Disponer de una persona íntima y cercana en quien poder confiarse.
El estado de ánimo deprimido
Por otro lado, la Teoría de la autofocalización de Lewinsohn concreta también la existencia de bucles de retroalimentación que determinan el nivel de gravedad y duración de un episodio depresivo.
Por otro lado, considera necesario un estado de ánimo deprimido para producir las consecuencias negativas de la depresión; dicho estado de ánimo deprimido, pues, tiene un papel central.