A veces sucede que ciertos términos de origen académico o científico se utilizan de manera coloquial y su significado original termina perdiéndose, llegando a confundir al común de la gente sobre lo que realmente se quiere decir cuando se habla de alguno de ellos.
En algún sentido, esto ha ocurrido con la caracterización de una persona como “psicópata”, que en algunas ocasiones ha sido utilizado de manera intercambiable con términos como “psicótico” o “loco”. Pero la psicopatía tiene un significado real y específico. Eso intentaré explicar en el presente artículo.
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¿En qué consiste realmente la psicopatía?
En ocasiones se ha definido al psicópata como aquel individuo incapaz de sentir empatía. Sin embargo, un psicópata sí puede empatizar en el sentido de que puede comprender si otra persona está feliz, asustada o enojada; es decir, puede leer las emociones o sentimientos del otro.
Muchas veces, el psicópata puede usar esta información para manipular o aprovecharse de los demás, pero no empatizar en el sentido de sentir lo que el otro siente: no se pondrá triste por ver que otra persona está sufriendo.
Una de las principales diferencias entre un psicópata y una persona corriente es que mientras la última puede sentir compasión, culpa o arrepentimiento al entender cómo sus acciones pueden repercutir en la vida de otros, al primero esto lo traerá sin cuidado: el psicópata ve a los demás como un objeto, como un medio para un fin.
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¿Son todos los psicópatas criminales?
Una conclusión que se puede sacar, de manera lógica, tras entender la naturaleza psicopática, es que debe existir algún vínculo directo entre este tipo de personalidad y la criminalidad. Pues bien, este vínculo es real. Pero eso no significa que todos los psicópatas sean criminales, ni que todos los criminales sean psicópatas (incluso los violentos).
En primer lugar, un psicópata puede ser un individuo sumamente funcional, que entienda que cometer delitos puede incrementar sus probabilidades de sufrir consecuencias negativas, en relación a vivir una vida legal o al menos pacífica. De hecho, este es el caso de la mayoría de los psicópatas: se estima que son alrededor del 1% de la población.
Estos sujetos serán simplemente personas que seguramente uno no quiera tener como jefe ni como pareja, pero que en muchas oportunidades no presentan grandes problemas para la sociedad.
Por otra parte, muchos criminales violentos pueden presentar comportamientos antisociales o violentos sin necesariamente ser psicopáticos, ya que la violencia tiene muchas causas, y no siempre quien realiza actos delictivos violentos presenta el mismo perfil psicológico. Si bien estos comportamientos no son excusables, no implican necesariamente que la persona que los realiza carezca completamente de compasión o vínculos significativos con otros sujetos.
Existe, de todas formas, un tipo de delincuente donde los psicópatas se encuentran sobrerrepresentados: los asesinos en serie.
Un asesino en serie es aquella persona que, siguiendo un determinado modus operandi característico, persiguiendo un cierto tipo de target de víctima (personas de determinado sexo, ocupación, edad y/o etnia, por ejemplo), se dedica a calmar sus instintos asesinos.
No es lo mismo un asesino múltiple que un asesino en serie. Si un criminal mata a sangre fría a una persona para robarle, y a otras dos en una pelea en un bar, esto no lo hace un asesino serial. Los asesinos seriales son, en su mayoría, psicópatas (aunque también han existido casos en los que el perpetrador presentaba un perfil psicótico).
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¿Tiene cura la psicopatía?
De momento no se conoce ningún tipo de “cura” para este tipo de trastorno. El hecho de que existan diferencias orgánicas con el resto de las personas es un dato a tener en cuenta: utilizando escáner cerebral podemos notar que existe una menor conexión entre la corteza prefrontal ventromedial (zona del cerebro encargada de sentimientos como la culpa o la empatía) con la amígdala (responsable del miedo o ansiedad).
Esta es una de las razones por las que se considera que es prácticamente imposible lograr que este tipo de personas funcionen de la misma manera que el resto de los seres humanos: son incapaces biológicamente de hacerlo. Además de esto, las investigaciones muestran que la psicopatía es algo innato, aunque los aspectos culturales pueden definir, en parte, cómo este trastorno se manifiesta. De todas maneras, como se dijo antes, no todos los psicópatas son criminales y, menos aún, criminales violentos.
En el caso de los últimos (asesinos en serie o no), la esperanza en conseguir un tratamiento efectivo para esta condición está puesta en los avances científicos: es posible que en algún momento se pueda administrar algún tipo de fármaco a este tipo de personas que reduzca sus impulsos más problemáticos y les permita vivir de una manera pacífica en sociedad.
Este modelo de tratamiento puede hacerle a uno recordar la trama de La Naranja Mecánica, donde Álex, el protagonista (un peligroso delincuente), es parte de una terapia de aversión a la violencia, administrándole cierto tipo de drogas que le hacen sentir dolor cada vez que estos impulsos aparecen.
En cualquier caso, aún queda por ver qué tipo de tratamiento farmacológico (o de otro tipo) aparece, si es que lo hace, en los próximos años para tratar este trastorno.
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