Entre el 1915 y el 1919, un hombre francés llamado Henri Désiré Landru asesinó a un mínimo de once mujeres, aunque la policía estimaba que la cifra real de sus víctimas sobrepasaba el centenar.
Aprovechándose de los efectos de la guerra, publicaba anuncios en los diarios en los que se presentaba como un hombre bien posicionado que buscaba conocer a una viuda y, después de conocer a sus víctimas, las hacía desaparecer quedándose con su fortuna.
Actualmente, esta forma de atraer a las víctimas a través de medios de comunicación se ha visto refinada con la aparición de Internet. La red de redes permite disponer de una serie de recursos que hacen que una trampa pueda parecer una oportunidad en la que el peligro queda sorprendentemente camuflado.
Pero... ¿qué características definen a los depredadores? ¿De qué modo actúan?
El perfil del depredador digital
Las personas que tienden trampas a través de Internet para quedar con personas y asesinarlas o abusar de ellas son, mayoritariamente, hombres de entre 18 y 60 años. Más allá de esta descripción física, sin embargo, hay toda una serie de características psicológicas y de habilidades que explican cómo actúan para tender la trampa. Son las siguientes:
1. Son muy hábiles detectando vulnerabilidades
El enmascaramiento que ofrece el anonimato de Internet hace que sea sorprendentemente fácil conocer detalles de las víctimas que pueden ser utilizados para intuir sus vulnerabilidades.
Por un lado, las redes sociales ofrecen la posibilidad de conocer una cantidad importante de información acerca de una persona: gustos musicales, los locales más visitados, cómo es el círculo de amistades, etc.
Por otro lado, el hecho de no estar dialogando cara a cara con una persona hace que sea más fácil revelar informaciones íntimas, entre otras cosas porque se pierde el miedo a ver cómo el interlocutor reacciona de forma incómoda.
Estos dos factores hacen que el depredador digital pueda explotar sus habilidades a la hora de ofrecer una imagen personal que encaje totalmente con lo que la otra persona busca o quiere llegar a conocer. Caer bien es más sencillo si hay gustos en común, si se finge haber pasado por experiencias similares, etc.
Dicho de otro modo, estas personas son muy buenas leyendo entre líneas e imaginando cuáles son las vulnerabilidades por las que se puede hacer que la otra persona actúe de formas predecibles.
2. Actúan solos
La posibilidad de actuar a través de Internet hace que los depredadores sexuales no necesiten la ayuda de nadie para tejer su plan; si quieren, pueden fingir ser dos personas a la vez para influir más en la víctima, mediante perfiles de usuario falsos. En el momento de trazar la trampa sus esfuerzos son fundamentalmente intelectuales, y en ese aspecto son autosuficientes y muy metódicos.
3. Saben utilizar los recursos publicitarios
Los depredadores digitales son capaces de diseñar anuncios que resulten especialmente atractivos para ese perfil de víctima que se quiere atraer. Utilizan mensajes que captan la atención al momento y que expresan un mensaje claro, y los colocan en foros, aplicaciones para conocer gente, grupos virtuales específicos, etc.
En ocasiones, pueden llegar a hacer que el contenido de su mensaje encaje con lo que se sabe acerca de una potencial víctima para que, una vez publicado en un grupo con un número relativamente reducido de personas, alguien avise a quien interesa. Si este intento fracasa, se puede modificar el anuncio y volver a publicarlo.
Esta forma de atraer víctimas hace que las defensa de la otra persona bajen, ya que se entra en un marco psicológico en el que es la víctima la que debe "seducir" al depredador, lo cual hace que este tenga mucho margen de maniobra.
4. El abuso de la despersonalización
La despersonalización, que consiste en percibir a los demás como si fuesen objetos, es una de las características de las personas con un alto nivel de psicopatía o narcisismo, y en el caso de los depredadores digitales también está muy presente.
Internet no hace más que reforzar este grado de despersonalización, lo cual hace que el potencial sentimiento de culpa, que ya es muy bajo en los psicópatas, desaparezca casi por completo.
El depredador de los medios digitales se aprovecha tanto de las opciones de cubrir su identidad con un perfil de usuario falso como de las ventajas de no tener que interactuar cara a cara con la otra persona hasta que la trampa ya está tendida y "no hay marcha atrás".
5. Fijan metas a largo plazo
En los casos en los que la trampa no consiste en un anuncio, los depredadores sexuales que buscan víctimas a través de Internet son capaces de fijarse meta a largo plazo para que, así, el momento de quedar parezca un paso natural y con menos implicaciones.
Actualmente es relativamente normal tener contacto constante con gente que no se conoce en persona, y esto hace que esta clase de trampas queden disimuladas. A l principio puede ser que apena haya conversación y que, pasadas unas semanas, se empiece a hablar. Esto se hace así porque de este modo para cuando ha empezado el diálogo la víctima ya ha empezado a acostumbrarse a la presencia (virtual, de momento) del otro.
Contrariamente a lo que se cree, los depredadores sexuales no tienen por qué ser claramente impulsivos, y de hecho esta es penalizada; en el caso de los que actúan a través de Internet, su plan necesita disponer de una serie de pasos intermedios para funcionar.
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