A lo largo de la historia, el estudio de la inteligencia y su valor para representar las habilidades y conocimientos de las personas ha resultado un tema de interés. Así, desde principios del siglo XX de la mano de figuras como Binet, se ha demostrado que la inteligencia académica correlaciona significativamente con un alto rendimiento escolar. Además, se han desarrollado numerosas herramientas para evaluar la inteligencia y para establecer pronósticos certeros sobre el funcionamiento intelectual en lo cotidiano.
Alejándose del estudio centrado en la inteligencia académica, desde los años 90 ha crecido el interés por la inteligencia desligada del academicismo. Algunos ejemplos de este tipo de inteligencia serían la inteligencia práctica, la inteligencia social, las inteligencias múltiples, la inteligencia emocional y el conocimiento tácito. Los investigadores afirman que existen semejanzas entre todas estas propuestas; se centran en un conocimiento declarativo y procesal.
Es importante conocer sobre este tipo de inteligencias para ir más allá de meramente lo académico y entender la inteligencia como un continuo con la capacidad de ser representada en diferentes y variados contextos. Además, estas habilidades intelectuales han demostrado tener un impacto significativo en la organización psicológica de las personas, su calidad de vida y las posibilidades de tener más o menos éxito en la vida y tareas cotidianas.
A lo largo de este artículo, descubriremos más acerca del conocimiento tácito. El conocimiento tácito hace referencia a todo aquel obtenido mediante las experiencias diarias, con cualidades implícitas de las vivencias y problemas a los que nos enfrentamos en la cotidianidad.
¿Qué significa “tácito”?
Aunque el conocimiento tácito no se empezase a estudiar de maneras más experimentales o empíricas hasta finales del siglo pasado, existen referencias de Aristóteles sobre el conocimiento tácito. Este lo definió como el conjunto de toda la información obtenida a través de la experiencia sensible en contacto con la realidad.
En el año 2000, se empezó a investigar el conocimiento tácito intentando dar respuesta a las características distintivas entre las personas más y menos exitosas en la vida diaria y sus tareas. Se descubrió que la mayoría de los conocimientos necesarios para tener éxito en las tareas cotidianas eran tácitos; inconscientes.
Pero, ¿qué quiere decir realmente que algo sea tácito? En palabras de la Real Academia Española, cuando una cosa es tácita quiere decir que no se entiende, percibe o se dice formalmente, sino que esta se supone o se infiere. Por lo tanto, el conocimiento tácito es todo aquello que se asume que se sabe sin explicitarlo de forma consciente; simplemente forma parte de los esquemas cotidianos y diarios y se pone en práctica para llevar a cabo estas tareas. Las diferencias del conocimiento tácito entre personas irán determinadas por la medida en la que tengan éxito en estas tareas, tomen caminos más creativos para llegar a soluciones o la velocidad o facilidad con que las desempeñen.
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Características del conocimiento tácito
Los investigadores centrados en el estudio de las inteligencias diferentes a la académica han puesto de manifiesto que ningún tipo de conocimiento, ni siquiera el más explícito, está carente de conocimiento tácito. Hacer uso del conocimiento tácito pone de relieve la vinculación que este tiene con unos principios éticos y morales, una cultura propia y unas vivencias personales características de cada individuo. A continuación, comentaremos algunas de las características principales del conocimiento tácito que hacen que este se mantenga tan presente en nuestra vida cotidiana y en la mayoría de aspectos o situaciones en las que hagamos uso de la inteligencia y el conocimiento.
1. Es implícito
Los conocimientos explícitos hacen referencia al conjunto de informaciones formales que se obtienen a través de literatura científica, documentos especializados o profesionales de la enseñanza. Son normalmente conocimiento estandarizados y basados en datos, libros y estudios.
Por lo contrario, cuando hablamos de conocimiento tácito, estamos hablando de un conocimiento implícito. Esto quiere decir que se adquiere por cuenta propia, se va construyendo con el paso del tiempo en función de la interacción con el ambiente y sus actores y las repercusiones de nuestras acciones sobre estos. Por ello, el conocimiento tácito es normalmente no verbalizado, y no enfatizado; recibirlo por parte de una tercera persona está muy poco relacionado con el éxito en la práctica.
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2. Es procesal
El conocimiento tácito está centrado y asociado con las acciones y los procesos que llevan a las acciones; da más relevancia al “saber cómo” que al “saber qué”. Normalmente, el conocimiento tácito está orientado hacia un uso particular o un contexto específico.
Estudiando las maneras en las que las personas sienten que adquieren conocimientos tácitos, es común obtener respuestas o declaraciones toscas que tampoco den mucho valor ni información sobre los conocimientos que se tienen.
Por ejemplo, si le preguntases a tu abuela cómo aprendió a hacer unas croquetas tan buenas, probablemente te conteste que lo hizo “estando en la cocina” o “con el paso del tiempo”. Al pensar en cómo se adquieren estos conocimientos es como si los sujetos no fueran plenamente conscientes de ellos.
3. Tiene valor instrumental
Al estar orientado a acciones, el conocimiento tácito tiene un valor instrumental en la medida en la que está dispuesto a la consecución de metas en la vida diaria. Según este punto de vista, cuanto más valor se le de a una meta y más directamente se sostenga el conocimiento orientado al logro de la misma, más utilizable será este conocimiento concreto; será más sencillo volver a ponerlo en acción en el futuro.
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4. No sustituye la inteligencia general
El conocimiento tácito es fundamental en nuestra inteligencia y nuestra cognición diaria, pero no es un sustituto de la inteligencia general, pese a que este quede representado de alguna manera en la mayoría de tipos de conocimiento.
Sobre todo, aplicado a las herramientas de medida de la inteligencia en general, es muy complicado establecer una manera de medir o valorar el conocimiento tácito, siendo un componente tan implícito e inconsciente de la mente humana. De la misma forma, el conocimiento tácito no es reductible a la inteligencia académica; son dos componentes diferenciados e igualmente importantes.
5. No es suficiente
En relación a la característica anterior, el conocimiento tácito no es suficiente para tener un desempeño exitoso en todos los aspectos de la vida de una persona. Existen numerosos factores para ello, entre los que se encuentran la motivación para el logro, las oportunidades personales de cada persona y el factor general de inteligencia académica. Es importante tener en cuenta todos estos aspectos multimodales y multifactoriales a la hora de comprender el desempeño general de un sujeto.
Ejemplos de conocimiento tácito
A continuación, vamos a proponer algunos ejemplos comunes de conocimientos tácitos, para que acabes de comprender más este concepto y te des cuenta de aquellas habilidades tácitas que puedas tener.
1. Montar en bicicleta
Puede ser que hayas escuchado alguna vez que “montar en bici nunca se olvida”. Después de aprender a montar en bicicleta y practicar durante el tiempo suficiente, adquirimos el conocimiento tácito para mantener el equilibrio, pedalear, girar y frenar.
Así, se automatiza esa habilidad, sin necesidad de pensar en cada paso específico cuando se monte en bicicleta.
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2. Conducir un coche
De forma parecida a la bicicleta, una vez adquirimos experiencia y conocimientos de conducción, el conocimiento tácito se extiende a aspectos relacionados con la capacidad de juzgar distancias, estimar velocidades, cambiar de carril y maniobrar en el tráfico.
3. Tocar un instrumento musical
Los músicos experimentados acaban por desarrollar un conocimiento tácito en relación a cómo tocar su instrumento. Ejecutan notas, acordes y melodías sin pensar en cada uno de los pequeños movimientos que hacen con sus dedos, por ejemplo. El conocimiento tácito en estos casos incluye aspectos como la técnica, la interpretación y la expresión musical.
4. Habilidades culinarias
Cuando pasa el tiempo y aprendes diferentes recetas o platos de cocina, empiezas a interiorizar diferentes habilidades culinarias, como la cantidad de sal que debes echar, la intensidad del fuego que debes utilizar para no quemar tu comida y el ajuste de ingredientes a utilizar para que no sobre o falte comida.
Inconsciente pero importante
En conclusión, podríamos decir que el conocimiento tácito forma parte de nosotros/as de forma inconsciente, pero eso no lo hace menos importante para nuestro desarrollo vital y desempeño cotidiano. Es importante tener en cuenta que el conocimiento tácito no es explícito; sí se puede aprender a desarrollar diferentes habilidades, pero la manera exacta en la que cada persona se desenvuelve en una tarea es algo único y prácticamente intransferible. Nadie cocinará las lentejas como tu madre ni tendrá la misma gracia al hablar que tus amigos. Todas las personas tenemos habilidades y aptitudes que nos hacen únicas y nos diferencian del resto, y a esto es a lo que nos referimos cuando hablamos del conocimiento tácito. A veces solemos pensar que todo aquello de lo que no nos damos cuenta no tiene importancia o no es valioso, pero en muchas ocasiones, todo este conglomerado de actitudes es lo que, aunque sean detalles, nos diferencia de otras personas y de sus formas de actuar.
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