A veces cuesta que las musas nos traigan la dosis de inspiración que estamos necesitando, pero con las estrategias adecuadas podemos ayudar a que nuestra mente reciba el influjo de la creatividad.
Y es que sería irónico que la creatividad, que es la capacidad de conectar ideas entre sí de manera original y novedosa según lo que experimentemos en cada momento, no pueda ser potenciada a través de las experiencias a las que nos vamos sometiendo.
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Ejercicios para estimular la creatividad
A continuación puedes ver una selección de ejercicios creativos para hacer que tu manera de pensar sea más flexible y espontánea. Puedes elegir los que más te gusten dependiendo de cuáles sean tus objetivos.
1. Técnica del borrador
Esta técnica es muy utilizada por los escritores y los creativos publicitarios, ya que nos ayuda a deconstruir una idea hasta revelar sus componentes más básicos y construir de nuevo desde ahí.
Para llevarla a cabo, anotaremos en una hoja de papel todas las ideas que creamos que compongan el tema a tratar, pesamos en las "lagunas" de conocimiento que aparecen entre ese amasijo de información, documentarse más sobre aquello que sea necesario y, a partir de ahí buscar conexiones entre esas ideas que hemos ido anotando de forma separada.
2. Good bad interesting
Este método fue ideado por el psicólogo Edward de Bono, famoso por ser el primero en teorizar acerca del concepto de pensamiento lateral.
Consiste en seleccionar la idea sobre la que queremos trabajar y pensar algo bueno, algo malo y algo interesante sobre ese elemento. Revisar la cantidad de ideas que recogemos en cada una de estas tres columnas nos ayudará a saber si estamos experimentando un sesgo a la hora de analizar esa idea.
3. Group sketching
Este ejercicio sirve para ver una misma idea desde diferentes ángulos gracias a la acción grupal.
Para ello, debemos reunirnos con un grupo y empezar a dibujar cada uno en una hoja el principio de una idea. Luego, todos lo folios cambian de manos y cada persona prosigue el dibujo iniciado por el compañero. Esto se va desarrollando a lo largo de entre 4 y 9 pasos como este.
4. SCAMPER
SCAMPER es un acrónimo creado para hacer que nuestros textos o ideas pasen por una serie de filtros que nos ayudarán a flexibilizar nuestras ideas acerca de lo que tenemos entre manos:
Substitute: ¿Qué elementos puedo sustituir por otros que no están presentes en el concepto original?
Combine: ¿De qué manera puedo combinar ideas? ¿Qué pasa si juntamos esto con esto otro?
Adapt: ¿Qué puedo modificar para que case mejor con el conjunto?
Magnify: ¿Qué elementos merecen más atención?
Put to other uses: ¿Qué elementos pueden ser aprovechados de manera más eficiente?
Eliminate: ¿Qué elementos podrían desaparecer sin afectar al conjunto?
Reverse: ¿Qué elementos pueden ser replanteados sin causar serios problemas?
5. Conexiones forzadas
En primer lugar anotamos en dos columnas distintas una serie de conceptos sin relación aparente entre sí, numeradas. Luego, elegimos un elemento de cada columna por azar (por ejemplo, con la ayuda de números y dados) y jugamos a hacer que estén relacionadas entre sí a través de una idea que deberemos crear, por disparatada que resulte. Es uno de los ejercicios creativos más divertidos.
6. El problema de la vela
Este problema fue creado por el psicólogo Karl Duncker para observar la capacidad de las personas a la hora de utilizar objetos convencionales de maneras novedosas. A algunas personas les parece una prueba tan difícil que puede causar algo de ansiedad.
Para realizar la prueba, se utiliza una vela de cera, una caja de cerillas (con cerillas) y una caja de chinchetas (también llena). El objetivo es hacer que la vela quede fijada en una pared y pueda mantenerse encendida sin que la cera caiga goteando hasta el suelo. Si quiere saber la solución, haz clic aquí.
7. Los seis sombreros
Esta técnica también fue desarrollada por Edward Bono, y consiste en analizar un problema desde seis perspectivas diferentes: de la lógica, del optimismo, del abogado del diablo, de de emoción, de la creatividad y de la dirección general. Así pues, debemos ponernos en la piel de estos seis “personajes planos” tal y como lo haría un actor.
8. Cuestionándolo todo
Este ejercicio es muy sencillo: consiste en anotar todas las ideas que componen un concepto y empezar a preguntarse de qué manera cada una de ellas podría quedar en entredicho. De este manera se identifican creencias sin fundamento o bien se llega a ideas divertidas y disparatadas sobre el modo en el que el pensamiento ha de ser contorionado para negar ideas muy básicas y evidentes. Puede ser especialmente útil en el ámbito de la publicidad, donde el pensamiento lateral es muy importante.
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