A pesar de que la memoria ha sido investigada científicamente durante aproximadamente 130 años, quizás el descubrimiento más relevante hasta la fecha es que la memoria es mucho más compleja de lo que nadie pudiera llegar a imaginar. A continuación, hablaremos de una de las teorías que más desapercibidas han pasado a lo largo de la historia del estudio de este proceso cerebral y que, sin embargo, podría estar más cerca de su funcionamiento real: la teoría de la memoria activa e inactiva de Lewis.
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¿Qué es la memoria?
Las teorías tradicionales, y mayormente aceptadas por la comunidad científica, postulan que la memoria es un proceso cognitivo básico que se divide en dos tipos.
Una memoria a corto plazo, situada en el córtex prefrontal, la cual permite manipular información del medio exterior o interior (nuestra mente) y posee una capacidad limitada; y una memoria a largo plazo, situada en el hipocampo y lóbulo temporal, de carácter ilimitado y que almacena información de manera permanente.
Por otro lado, estas teorías tradicionales también señalan que para que se produzca la formación de nuevos recuerdos, éstos han de pasar por un periodo de inestabilidad en la que pueden sufrir modificaciones, pero una vez llegan a la memoria a largo plazo, éstos permanecen inalterables.
Sin embargo, a finales de la década de los 60, varios grupos de investigadores (entre ellos Lewis), investigando el fenómeno de la amnesia en ratas, observaron efectos que no podían ser explicados por las teorías tradicionales de la memoria.
Vieron que los recuerdos consolidados en la memoria a largo plazo podían ser olvidados si se cumplían una serie de condiciones. En base a este efecto, en el año 1979 Lewis plantea una teoría alternativa.
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La teoría de la memoria activa e inactiva de Lewis
El autor postula que no existen tipos de memoria, sino que la memoria es un proceso dinámico compuesto por dos estados: un estado activo donde todos los recuerdos, tanto nuevos como consolidados podían sufrir modificaciones y ser olvidados, y un estado inactivo donde todos los recuerdos permanecen estables.
Es decir; la memoria activa estaría compuesta por subconjuntos cambiantes de todos los recuerdos del organismo que afectan nuestro comportamiento presente, y la memoria inactiva estaría formada por todos aquellos recuerdos permanentes, los cuales tienen el potencial de ser activados en algún momento, que están en un estado de relativa inactividad y tienen muy poco o nada de efecto en el comportamiento presente del organismo.
Además, fue un paso más allá, argumentando que la memoria no tiene localizaciones específicas dentro del cerebro, sino que se trata de un procesador central que está supeditado a otros procesos básicos como la percepción y la atención. Un recuerdo activo es un patrón de disparo neuronal único. Distintos recuerdos activados reflejarían distintos patrones de densidad neuronal y no poseerían una localización concreta.
El ejemplo del estudiante
El siguiente ejemplo permitirá una mayor comprensión de esta teoría:
Un estudiante universitario acaba de salir de un examen de derecho procesal y está recordando las respuestas que dio en base a lo que estudió (subconjunto de recuerdos permanentes y recuerdos no consolidados que está activos en ese momento) cuando de repente pasa por delante de una pastelería y lo invade un olor a comida y hace que recuerde el menú que va a realizar al llegar a casa (la percepción del olor dirigió la atención a la comida, que a su vez activó un recuerdo permanente del menú del día que hasta ese momento estaba inactivo).
Como se puede observar, y tal y como planteó Lewis, “la memoria activa es intuitivamente aparente a la consciencia inmediata”. La consciencia es definida como la capacidad del individuo de reconocer la realidad que lo rodea, relacionarse con ella y reflexionar sobre ella y sobre sí mismo.
Recuperando este modelo
Sin embargo, esta teoría fue rápidamente rechazada en aquel momento debido a sus supuestos altamente especulativos y a la falta de un contraste empírico sólido. 40 años después, cada nuevo hallazgo en el campo de la memoria se podría relacionar directa o indirectamente con los trabajos de Lewis. En el año 2000, Nader, Schafe y Le Doux argumentaron que los recuerdos nuevos deberían pasar a llamarse memorias activas. Sara, en el mismo año, instó a toda la comunidad científica a que se considerase la memoria como un proceso dinámico.
En 2015 Ryan, Roy, Pignatelli, Arons y Tonegawa, entre otros, afirmaron que cada recuerdo es un patrón de disparo neuronal característico (denominados actualmente engramas celulares). Estos mismos autores también conjeturaron a favor de otra de las hipótesis de Lewis, la cual postula que la amnesia no es una destrucción del recuerdo, sino una incapacidad para recuperarlo, es decir; una incapacidad de activar un recuerdo inactivo.
Referencias bibliográficas:
- Lewis, D. J. (1979). Psychobiology of active and inactive memory. Psychological bulletin, 86(5), 1054-1083. doi: 10.1037/0033-2909.86.5.1054
- Nader, K., Schafe, G. E., y Le Doux, J. E. (2000). Fear memories require protein synthesis in the amygdala for reconsolidation after retrieval. Nature, 406(6797), 722-726. doi: 10.1038/35021052
- Sara, S. J. (2000). Retrieval and reconsolidation: toward a neurobiology of remembering. Learning & Memory, 7(2), 73-84. doi: 10.1101/lm.7.2.73
- Ryan, T. J., Roy, D. S., Pignatelli, M., Arons, A., y Tonegawa, S. (2015). Engram cells retain memory under retrograde amnesia. Science, 348(6238), 1007-1013. doi: 10.1126/science.aaa5542
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