Una de las trampas más recurrentes en las que tendemos a caer cuando nos proponemos objetivos (por ejemplo, ante el inicio de un nuevo año) es asumir que si lo logramos o no dependerá de la cantidad de tiempo y esfuerzo que le pongamos a la realización de esas tareas.
La realidad es que si no aprendemos a gestionar correctamente nuestras emociones y nuestro manejo del foco atencional, terminaremos tirando la toalla por muchas ganas que invirtamos en un proyecto. En muchos aspectos, menos es más, para lo bueno y para lo malo.
Por suerte, en la actualidad existen recursos terapéuticos como el Mindfulness que nos ayudan a mejorar nuestras probabilidades de alcanzar nuestras metas a través de un uso eficiente de nuestra atención, centrándonos en el momento presente y adoptando una perspectiva constructiva acerca del problema que queremos solucionar o la necesidad que queremos satisfacer. En este artículo veremos cómo lo hace.
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¿Qué es la Atención Plena?
Empecemos por lo más importante: ¿qué es, exactamente, el Mindfulness o Atención Plena? Este término puede utilizarse tanto para describir un determinado tipo de estado de consciencia como el conjunto de técnicas y ejercicios utilizados para llegar a este.
Si nos ceñimos al primer significado, el Mindfulness puede ser resumido como un estado psicológico en el que la atención va dirigida exclusivamente a reconocer y observar los contenidos mentales ligados al aquí y ahora, sin que nos involucremos en valorarlos moralmente.
Y si nos ceñimos al segundo significado, el Mindfulness es un tipo de prácticas inspiradas en la milenaria meditación Vipassana (con una gran tradición entre los seguidores del budismo y del hinduismo), pero que a diferencia de esta última no han sido desarrolladas como elemento religioso sino como herramienta científicamente validada y con la que se pueden alcanzar efectos terapéuticos objetivos (independientemente de si la persona se adhiere a una religión o no).
Los ejercicios de Atención Plena fueron creados en los Estados Unidos de la segunda mitad del siglo XX, sobre todo por parte del investigador Jon Kabat-Zinn, quien desde la Universidad de Massachusetts diseñó el programa Mindfulness-based stress reduction (MBSR). En un inicio el objetivo del Mindfulness era fundamentalmente ayudar a las personas con problemas de estrés y de ansiedad a través de un plan de entrenamiento de varias semanas, pero con el paso del tiempo empezaron a surgir variantes adaptadas a otro tipo de necesidades no necesariamente limitadas al ámbito de la salud mental.
Hoy en día, si bien el programa MBSR sigue siendo un potente aliado de los psicoterapeutas, hay disponibles una amplia variedad de técnicas de Atención Plena que pueden ser usadas en contextos tan distintos como las empresas, los centros de educación primaria, el entrenamiento de deportistas, etc. Todas estas variantes tienen características y etapas adaptadas a su objetivo, pero en todas se conserva la esencia del Mindfulness, que es enseñar a la persona a centrarse en el momento presente para salir de inercias psicológicas disfuncionales (pensamientos obsesivos, tendencia a autosabotearse, bloqueos por estrés, falta de habilidades para gestionar el dolor físico o emocional…).
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¿Cómo te puede ayudar el Mindfulness en la consecución de objetivos?
¿Qué tiene que ver la Atención Plena con, por ejemplo, las resoluciones de año nuevo, el inicio de una nueva trayectoria laboral o las ganas de dejar atrás una adicción y empezar un estilo de vida sano a partir de determinada fecha? A continuación te resumo las diferentes vías a través de las cuales el Mindfulness ayuda a abordar este tipo de proyectos personales o profesionales.
1. Ayuda a frenar las tendencias evitativas
Muchas veces, el hecho de vernos sometidos a la presión de tener que alcanzar metas muy ambiciosas hace que caigamos en una dinámica de procrastinación: como sentimos mucho estrés ante una tarea compleja o nueva para nosotros, evitamos iniciarla o pensar en ella, de modo que dejamos que pase el tiempo y el problema se va haciendo cada vez más grande. El Mindfulness nos ayuda a afrontar esa presión de una manera mucho más funcional y adaptativa, sin dejar que nos intimide hasta el punto de paralizarnos.
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2. Hace que los descansos sean más provechosos
Aunque técnicamente el Mindfulness o sea un ejercicio de relajación, una de sus consecuencias es que suele llevar a las personas a un estado de calma. Esto permite que la Atención Plena pueda ser incorporada fácilmente a las rutinas de descanso entre sesión y sesión de trabajo o de estudio.
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3. Nos permite hacer un “reset mental” ante los bloqueos
Es muy habitual que cuando intentamos hacer algo que es nuevo para nosotros, lleguemos a un punto en el que no se nos ocurre cómo proseguir para lograr nuestro objetivo. En estas situaciones podemos llegar a sentirnos tan estresamos que damos lugar a lo que se conoce como “profecía autocumplida”: nos sugestionamos a nosotros mismos hasta asumir que no se nos ocurrirá una solución y que seremos incapaces de avanzar, de manera que esa realidad imaginada termina cumpliéndose porque nos obsesionamos por el hecho de estar en un aparente callejón sin salida.
Ante estas experiencias, la Atención Plena nos permite recobrar una perspectiva objetiva ante lo que nos pasa, de modo que seamos capaces de verlo todo desde un punto más alejado y nos resulte sencillo dar unos pasos atrás para encarar el problema de otra forma.
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4. Mejora nuestra autoestima
Ante un nuevo proyecto lo habitual es que pasemos por muchas situaciones en las que nuestras imperfecciones se hacen muy evidentes: en determinados puntos careceremos de experiencia, en otras nos faltará técnica, etc. Esas constantes fricciones entre lo que queremos lograr y lo que hemos aprendido a hacer hasta el momento es parte del proceso de desarrollo personal y profesional, pero si no lo gestionamos bien, nos desanimará.
Es por eso que el Mindfulness es una herramienta valiosa para lograr auto-motivarnos, ya que impedirá que caigamos en interpretaciones de la realidad demasiado pesimistas o “trágicas” en las que toda nuestra atención vaya dirigida a nuestros defectos. Es importante ser conscientes de aquello en lo que no somos perfectos, pero no deberíamos dejar que nos obsesione.
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Soy psicóloga e instructora de MBSR Mindfulness certificada por la Universidad de Massachusetts y ofrezco cursos y programas MBSR Mindfulness de formación en Atención Plen, en formato presencial y online.
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