Muchas personas eligen compartir su vida con una mascota, y los gatos son una de las especies más comunes. Estos felinos son muy populares, proporcionando compañía y afecto a la vez que son criaturas por lo general independientes, pero curiosamente, a pesar de lo bien que encajan en los hábitos de vida de los seres humanos, ellos ven las cosas de un modo muy distinto a nosotros.
En muchos casos nos podemos llegar a preguntar cómo perciben el mundo estos animales. De cara a satisfacer dicha curiosidad, en este artículo repasaremos las conclusiones a las que han llegado diversos expertos sobre la visión nocturna y diurna de los gatos.
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El ojo del gato
La visión es uno de los sentidos más desarrollados en el ser humano. Si bien en otras especies animales este sentido no resulta tan importante como para un humano debido al gran desarrollo de audición y olfato, sigue siendo una herramienta importante que permite fijar y localizar los estímulos con relativa precisión.
Pero los gatos presentan algunas particularidades en el ojo si lo comparamos con el de un humano. Poseen un número mucho mayor de bastones, los receptores que perciben la luz y que se encuentran vinculados también a la percepción del movimiento, mientras que sus conos no son tan eficaces como los nuestros y gozan de un pigmento menos. Además, dichos bastones establecen conexiones entre ellos, y crean pequeños nodos previamente a conectarse al nervio óptico.
Otro elemento particular del ojo del gato es que tras la retina poseen una capa de células reflectantes denominada tapetum lucidum, cosa que permite capturar con mayor facilidad cualquier luz disponible. Es de interés también que tienen una gran capacidad de dilatación pupilar, que por un lado hace que capten mejor la luz en la oscuridad pero por otro que en condiciones de alta luminosidad tengan que hacer esfuerzos para enfocar la imagen.
Tienen además un tercer párpado interior que mantiene lubricados los ojos, motivo por el que no es tan frecuente verlos parpadear.
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Características de la visión de un gato
Hemos podido ver que el ojo de un gato, si bien se asemeja en algunas cosas al de un ser humano, tiene ciertas diferencias que permiten que tenga una capacidad visual distinta. Algunas de las diferencias que se han constatado a lo largo de las diversas investigaciones realizadas son las siguientes.
1. Un campo visual mayor que el humano
Las investigaciones llevadas a cabo por diversos autores reflejan que el campo visual de un gato es mayor que el que puede captar un humano. Mientras el ser humano posee una visión de 180º, los gatos gozan de la posibilidad de poder ver en 200º.
2. Visión nocturna
Los gatos domésticos tienen de media una cantidad de bastones o fotorreceptores mucho mayor a la humana. Ello hace que junto al tapetum lucidum antes mencionado sean capaces de ver en la penumbra o en la oscuridad, concretamente hasta 8 veces mejor que nosotros.
3. Percepción del movimiento
Los ojos de un gato son muy eficaces a la hora de distinguir el movimiento, especialmente ante objetos pequeños o rápidos. Sin embargo, se ha observado que les cuesta percibir movimientos muy lentos, siendo para ellos algo casi estático.
4. Percepción del color
Existe la leyenda popular de que gatos y perros son ciegos al color, pudiendo solo ver en blanco y negro. La investigación refleja lo contrario; los gatos son capaces de ver en color. Sin embargo, son dicromáticos, y no poseen un pigmento que les permita ver el color rojo. De este modo, al igual que nosotros, son capaces de ver azul y verde. Su visión del color sería semejante, pues, a la de un humano daltónico con protanopia.
5. Nitidez
En situaciones de penumbra o oscuridad, la visión del gato es claramente superior, pudiendo ver con gran facilidad. Sin embargo, durante el día la visión de los gatos no resulta tan buena, y se ha visto que en circunstancias con mucha luz sus bastones se activan en tal dimensión que no terminan de poder determinar cuales son estimulados. Así, la nitidez de la visión gatuna es menor, lo cual hace que vean las imágenes de una forma un tanto borrosa.
6. Ni de cerca ni de lejos
En general, las características de los ojos de los gatos, su tamaño y localización en el cuerpo hacen que estos felinos presenten un campo de visión óptimo entre tres y seis metros. Antes de los tres metros suelen tener cierto nivel de hipermetropía, mientras que más allá de los seis puede haber una leve miopía.
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