5 ejemplos de Parásitos que controlan la Mente de sus víctimas

Algunas formas de vida han evolucionado para parasitar la mente de sus huéspedes.

Ejemplos de Parásitos que controlan la Mente de sus víctimas
Katja Schulz

La naturaleza, aunque en ocasiones se presente como un libro abierto, entraña todavía muchas incógnitas para la ciencia. Los científicos, exploradores de estos entornos cada vez más conocidos, se encargan de dar respuesta a estas dudas y facilitar la supervivencia de la especie humana, además de conocer el resto de seres y criaturas con las que convivimos. A lo largo de la vasta complejidad y diversidad animal, uno de los grupos más intrigantes es el de los parásitos.

Los parásitos son organismos que habitan el cuerpo u organismo de otro animal, llamado “huésped” y que se aprovechan de él para alimentarse y recibir beneficios. Además de esto, muchos parásitos consiguen entrar en la mente de sus huéspedes, consiguiendo en ellos un cambio de actitud o conducta que les beneficie de alguna forma.

En este artículo, nos centraremos en estos parásitos que controlan la mente, descubriendo qué son y en qué se basa su función parasitaria, y conociendo en profundidad cinco ejemplos o manifestaciones diferentes.

¿Qué son los parásitos "zombie" que controlan la mente?

Antes de adentrarnos en ejemplos concretos de parásitos que controlan la mente, es importante comprender en qué consiste esta peculiar e incluso, macabra, relación entre el parásito y su huésped.

Los parásitos que controlan la mente son organismos que han evolucionado para influir en el comportamiento de sus huéspedes de manera que aumenten sus propias posibilidades de supervivencia y reproducción. Los objetivos de los parásitos se encuentran a lo largo de toda la cadena trófica del reino animal, utilizando a animales de niveles inferiores para llegar hasta los de mayor complejidad y evolución. Esta influencia puede variar desde sutiles alteraciones en el comportamiento del huésped hasta cambios dramáticos y aparentemente autodestructivos.

La mayoría de estos parásitos desarrollan una intensa y específica adaptación a sus huéspedes, y han desarrollado una serie de estrategias sofisticadas para manipularlos. Algunos utilizan productos químicos que afectan el sistema nervioso de sus víctimas, mientras que otros pueden alterar el equilibrio hormonal o modificar los patrones de búsqueda de alimento. En última instancia, el objetivo es garantizar que el huésped sea un recurso adecuado para el parásito, ya sea proporcionando un ambiente adecuado para su reproducción o asegurando que el huésped sea consumido por un depredador que actúa como hospedador final del parásito.

Este fenómeno es un testimonio asombroso de la complejidad de las relaciones biológicas en la naturaleza y nos desafía a reconsiderar nuestras ideas preconcebidas sobre la libre voluntad y el control en el reino animal. A lo largo de las siguientes secciones, descubriremos todo un entramado de especies y parásitos que llegan a tomar el control del comportamiento de sus víctimas.

Ejemplos de parásitos capaces de controlar la mente

A continuación, pasaremos a elaborar cada uno de los cinco ejemplos que vamos a proponer sobre parásitos que controlan la conducta de sus huéspedes y víctimas. Ten en cuenta que la información es poder, y conocer estos parásitos puede ayudarte a prevenir su infección.

1. Borrelia

Comenzamos nuestra exploración de los parásitos que controlan la mente con un microorganismo intrigante llamado Borrelia. Aunque técnicamente se clasifica como una bacteria, Borrelia es el agente causal de la enfermedad de Lyme, transmitida a través de las garrapatas, y tiene un impacto sorprendente en su huésped.

Cuando una garrapata infectada con Borrelia se adhiere a un huésped, como un ser humano, las bacterias entran en la corriente sanguínea. Borrelia utiliza una variedad de tácticas para eludir el sistema inmunológico y, lo más notable, puede cambiar su forma y moverse a través de los tejidos corporales. Estos cambios en la morfología bacteriana permiten que Borrelia evite ser destruida por el sistema inmunológico y se extienda por el cuerpo.

Este comportamiento da lugar a una serie de síntomas, desde fiebre y fatiga hasta problemas neurológicos, pero lo que lo hace aún más intrigante es su capacidad para manipular la respuesta inmune del huésped. Esto, a su vez, puede afectar el comportamiento de la persona infectada. Algunos investigadores sugieren que la enfermedad de Lyme puede influir en la conducta de los huéspedes, causando síntomas como cambios de personalidad y estado de ánimo, lo que lleva a especulaciones sobre si Borrelia está de alguna manera "controlando" la mente de su huésped.

2. Leucochloridium paradoxum

Este parásito pertenece al grupo de los trematodos, una clase de platelmintos, y pocas historias son tan extrañas y visualmente impactantes como la suya. El ciclo de vida de Leucochloridium comienza en los intestinos de las aves, donde los huevos son excretados con las heces. Luego, los caracoles se convierten en el siguiente eslabón de la cadena alimentaria al ingerir los huevos. Dentro del caracol, los huevos eclosionan, y las larvas de Leucochloridium se desarrollan en cistacercoides. Aquí es donde la historia toma un giro sorprendente.

Estas larvas, con forma de esporas, migran al sistema eyector del caracol, donde buscan la forma de salir del cuerpo del huésped. Sin embargo, para aumentar sus posibilidades de llegar al siguiente huésped definitivo, las aves, hacen algo asombroso. Las larvas de Leucochloridium se muestran a sí mismas en los cuernos de los caracoles, lo que les otorga una apariencia extraña y llamativa, similar a un gusano verde. Además, las larvas pulsantes son irresistibles para las aves. Las aves picotean a los caracoles infectados, liberando así a las larvas que, finalmente, maduran en su intestino.

Este comportamiento manipulador de Leucochloridium es un ejemplo impresionante de cómo un parásito puede alterar la apariencia y el comportamiento de su huésped en su beneficio, garantizando así su ciclo de vida.

3. Reclinervellus nielseni

Reclinervellus nielseni es un parásito que demuestra que la manipulación del huésped puede llegar a niveles microscópicos y que incluso las hormigas, criaturas sociales y trabajadoras, no están exentas de ser víctimas de esta ingeniosa estrategia parasitaria. Este pequeño parasitoide pertenece a la familia Encyrtidae y se especializa en parasitar hormigas del género Camponotini, conocidas por ser grandes y robustas.

Su vida comienza cuando una hembra adulta pone sus huevos en una planta cercana a un nido de hormigas. Las larvas eclosionan y se dejan llevar por las hormigas, que las llevan al interior del nido. Dentro del nido, la larva de Reclinervellus se adhiere a la pupa de la hormiga, donde comienza su proceso de metamorfosis.

Sin embargo, lo que hace que Reclinervellus sea verdaderamente asombroso es su capacidad para controlar el desarrollo de la pupa de la hormiga. Secreta sustancias químicas que manipulan la glándula de la hormona juvenil de la pupa, lo que lleva a la detención del desarrollo de la hormiga, haciendo que esta permanezca como una larva inmadura, en lugar de convertirse en una hormiga adulta. La larva de Reclinervellus se alimenta de los nutrientes de la pupa, finalmente emergiendo como un adulto en lugar de la hormiga.

4. Hongos Ophiocordyceps

Los hongos Ophiocordyceps son expertos en tomar el control de sus huéspedes, en particular, las hormigas. Estos parásitos fúngicos han sido inmortalizados en documentales y videojuegos por su macabra forma de vida.

El ciclo de vida de Ophiocordyceps comienza cuando sus esporas aterrizan en el cuerpo de una hormiga. Una vez dentro del cuerpo del insecto, el hongo comienza a crecer y ramificarse, aprovechándose de los recursos del huésped. A medida que el hongo se desarrolla, su micelio se extiende por el cuerpo de la hormiga, consumiendo sus tejidos internos. Al influir en la mente de la hormiga, Ophiocordyceps la obliga a abandonar su nido y trepar a una planta, donde se aferra con fuerza. La hormiga finalmente muere, y desde la base de su cráneo se eleva un largo tallo del hongo, que libera nuevas esporas para infectar a otras hormigas.

Esta manipulación del comportamiento de la hormiga por parte de Ophiocordyceps es uno de los ejemplos más impactantes de parasitismo que controla la mente y ha sido inmortalizado en la naturaleza y la cultura popular. Muestra cómo los parásitos pueden orquestar un control casi mágico sobre el comportamiento de sus huéspedes para asegurar su propia propagación.

5. Myrmeconema neotropicum

El parasitoide Myrmeconema neotropicum es otro ejemplo sorprendente de cómo los parásitos pueden influir en el comportamiento de sus huéspedes de manera altamente especializada. Este pequeño gusano es un nemátodo que se ha adaptado para parasitar a una especie de hormiga, Camponotini.

La vida de Myrmeconema inicia cuando una hembra adulta deposita sus huevos en las flores de una planta. Las larvas recién nacidas se alimentan de las partes de la flor y luego son recogidas por las hormigas cuando estas forrajean en busca de alimentos. Las larvas de Myrmeconema se infiltran en el abdomen de la hormiga y comienzan su desarrollo interno. Lo que hace que este parásito sea verdaderamente excepcional es su influencia en el comportamiento de la hormiga huésped.

A medida que las larvas de Myrmeconema crecen, liberan químicos que alteran el sistema inmunológico de la hormiga, lo que las protege del ataque de otras hormigas. Además, las larvas de Myrmeconema inducen cambios en la hormiga, forzándola a dejar de forrajear y llevarlas de regreso a las flores. Una vez allí, las larvas emergen de la hormiga y caen al suelo, donde completan su desarrollo y se convierten en adultos.

Conclusiones

Los parásitos que controlan la mente pueden llegar a asustarnos o intrigarnos debido al general desconocimiento que se tiene sobre ellos. A lo largo de este artículo, hemos conocido ejemplos que van desde bacterias hasta hongos, teniendo cada uno estrategias únicas para manipular a sus huéspedes. Estos casos revelan la extraordinaria adaptación de la naturaleza y la complejidad de estas relaciones biológicas.

El estudio de este tipo de parásitos nos recuerda que, en la lucha por la supervivencia, la manipulación del comportamiento puede ser una herramienta poderosa, desafiando nuestra comprensión de la autonomía en el reino animal.

  • Evans, C. (2015). Parasitic Mind Control.
  • Pontoppidan M-B, Himaman W, Hywel-Jones NL, Boomsma JJ, Hughes DP. (2009). «Graveyards on the Move: The Spatio-Temporal Distribution of Dead Ophiocordyceps-Infected Ants». PLoS ONE 4 (3): e4835.

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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