La felicidad, el bienestar y la tranquilidad son estados a los que el grueso común de los mortales queremos tener. Muchas cosas nos pueden producir estas sensaciones, ya sean materiales como un coche o inmateriales como tener una buena relación de pareja. Son emociones subjetivas y subjetivo es también lo que las genera.
Sin embargo, a nivel cerebral es posible ver ciertos procesos bioquímicos que se activan cuando una persona dice estar feliz y sentirse bien. Estos son el fundamento biológico de algo tan subjetivo como lo es el bienestar, provocado por la activación y secreción de diferentes tipos de hormonas.
A continuación vamos a descubrir cuáles son las principales hormonas del bienestar, qué problemas trae tenerlas a niveles desregulados y cómo se pueden incrementar.
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Las hormonas del bienestar (y sus efectos en la mente humana)
Todo el mundo ansía la felicidad y el bienestar. Es normal, bien lo podríamos describir como un instinto humano. Para unos, el bienestar y la felicidad se consigue en lo material, mediante la acumulación de bienes. Para otros, la verdadera felicidad se halla en las cosas inmateriales y de valor incalculable, como la familia, encontrar el amor o disfrutar de una tarde con los amigos. Para la gran mayoría, es una combinación de ambas.
No hay nada en este mundo que dé felicidad y bienestar a absolutamente todas las personas pues, como vemos, cada una tiene su propia idea de dónde se encuentran. Sin embargo, sí que podemos decir qué sustancias son las que nos provocan estas emociones. Se trata de unos neuroquímicos que afectan a cada cerebro humano más o menos por igual, al margen de qué o quién los haya activado. Son los químicos que nos inducen a las emociones subjetivas de bienestar: las hormonas del bienestar.
Las hormonas son sustancias que se encuentran liberadas por nuestro cuerpo que inducen cambios fisiológicos en él. Ciertos tipos de estas hormonas, muchas de ellas neurotransmisores, influyen sobre nuestro estado de ánimo y comportamiento.
Las principales hormonas del bienestar son las siguientes.
1. Serotonina
Si por algo es conocida la serotonina es por ser la hormona de la felicidad. De hecho, es este título el que ha hecho que muchos fármacos, especialmente los antidepresivos, se diseñen para que actúen sobre los receptores de la serotonina en el cerebro. Los niveles adecuados de serotonina se asocian con relajación, satisfacción, mayor concentración y autoestima.
La serotonina no solamente se la relaciona con la felicidad, sino también con el apetito. Esta hormona tiene entre sus funciones la de crear la sensación de saciedad y regular los movimientos del intestino. Por este motivo, si se encuentra a unos niveles muy por debajo de los óptimos, incrementa las ganas de comer.
Para producir esta sustancia el cuerpo necesita una sustancia clave: el triptófano. Este aminoácido se obtiene a través de la dieta, comiendo alimentos que sean ricos en triptófano como el pollo, el pavo, el pescado, las nueces, los cereales, las legumbres, el arroz, la leche y derivados como el queso.
Practicar deporte incrementa la producción de serotonina, por lo que es altamente recomendable hacer actividad física frecuente para mantenerse no solo en forma sino también anímicamente bien.
De acuerdo con las hipótesis biológicas sobre la salud mental, muchos trastornos estarían relacionados con una alteración de los niveles de serotonina. Tener demasiado poca serotonina a nivel cerebral se relaciona con depresión, ansiedad, ataques de pánico, irritabilidad.
No obstante, también cabe mencionar que un exceso de serotonina es peligroso. Un incremento abrupto en su producción, causado por ejemplo por el abuso de los antidepresivos, puede hacer que se acumule en el cerebro, con consecuencias muy negativas para la salud.
Demasiada serotonina provoca el síndrome serotoninérgico, una condición sumamente peligrosa cuyos síntomas son los siguientes.
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Nerviosismo
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Desorientación
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Frecuencia cardíaca rápida y presión arterial alta
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Pupilas dilatadas
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Falta de coordinación muscular y espasmos musculares
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Rigidez muscular
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Sudoración intensa
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Diarrea
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Dolor de cabeza
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Temblores
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Piel de gallina
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2. Dopamina
Si tuviéramos un podio de las hormonas del bienestar, el oro sería para la serotonina, mientras que la plata sería para la dopamina. Más conocida como la hormona de la recompensa, la dopamina produce placer y nos hace sentirnos bien, además de que juega un papel importante en la memoria. La producción de esta hormona nos motiva a repetir conductas que nos gustan.
Los niveles bajos de la hormona dopamina se han relacionado con algunos problemas de salud, siendo el más conocido la enfermedad de Parkinson, condición médica en la que las neuronas dopaminérgicas mueren. Otros problemas asociados a bajos niveles de dopamina son depresión, ansiedad social, problemas de atención, memoria y resolución de problemas.
Se pueden incrementar los niveles de dopamina a través de la dieta, mayormente tomando frutas y verduras. Todo alimento que posea antioxidantes es un buen aliado para tener niveles adecuados de dopamina pues esta sustancia es muy susceptible a los radicales libres, elementos que los antioxidantes combaten. También ayudan a tener niveles óptimos de dopamina alimentos como los huevos, el chocolate y los frutos secos.
Pero como con todo no es recomendable pasarse con la dopamina. Tener altas concentraciones de esta sustancia se ha relacionado con problemas en varias zonas del cerebro, además de asociarse con trastornos psicóticos como la esquizofrenia.
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3. Oxitocina
Conocida como la hormona del amor, la oxitocina se relaciona con mayor seguridad, habilidades sociales y creación de vínculos sociales. Cuando nos enamoramos ocurre que los niveles de dos hormonas, la dopamina y la oxitocina, se ven incrementados. El amor hace que la dopamina suba hasta las nubes, mientras que la oxitocina hace que ese amor perdure por muchos años, ayudando en la creación de vínculos emocionales que se fortalecen al estar en contacto con los demás.
Por lo que es muy conocida la oxitocina es por jugar un fuerte papel en el establecimiento del vínculo madre-hijo, además de fomentar la empatía, la sociabilidad y la sensación de pertenencia a un grupo social. Produce tranquilidad, reduce la ansiedad y el estrés y genera la sensación de confianza.
Algunas investigaciones han apuntado que los efectos de la oxitocina sobre el cerebro son similares a los que produce el alcohol. Ambas sustancias afectan a varias regiones del cerebro y comparten ser capaces de incrementar la sociabilidad, la pérdida del miedo al fracaso, mayor confianza y alteraciones en el apetito. Además, niveles altos de alcohol y oxitocina llevan a comportamientos violentos.
La oxitocina se puede estimular mayormente con el contacto físico. También se puede incrementar oyendo palabras de aliento, escuchando a los demás, practicando meditación, haciendo ejercicio e, incluso, llorando, pues se liberan emociones. La oxitocina también se relaciona con el orgasmo, tanto en hombres como en mujeres.
Niveles bajos de oxitocina se han relacionado con la depresión. También se ha visto que, en mujeres, el déficit de oxitocina podría causar problemas de lactancia, mientras que en hombres, altos niveles de esta sustancia podría causar hiperplasia benigna de próstata, un agrandamiento de esta parte del cuerpo masculino que provoca problemas urinarios.
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4. Endorfinas
Las endorfinas son muy conocidas por su efecto analgésico. Su nombre viene a significar “morfina endógena” o “morfina autoproducida” y se trata de sustancias liberadas por el cerebro capaces de modular y reducir el dolor físico. Son hormonas que producen euforia, felicidad, bienestar y despreocupación.
En situaciones de mucho estrés, las endorfinas son capaces de eliminar por completo el dolor por un período determinado de tiempo. Por ejemplo, en una situación de supervivencia extrema como lo es sufrir un accidente y romperse varios huesos, si viéramos que tenemos que ayudar a alguien de nuestro entorno, nuestro cerebro liberaría endorfinas para anular el dolor y poder socorrer a los demás.
Las endorfinas son especialmente producidas cuando practicamos ejercicio, como por ejemplo correr, ciclismo y, en general, actividades de entrenamiento cardiovascular.
5. Otras hormonas del bienestar
Las principales hormonas del bienestar son la serotonina, la dopamina, la oxitocina y las endorfinas como acabamos de ver. No obstante, también existen otras sustancias que, si bien de forma no tan directa, nos proporcionan bienestar y felicidad, ya sea porque se presentan a niveles bajos o porque su alteración perjudica a nuestro estado anímico.
5.1. Cortisol
El cortisol es conocido por ser la hormona del estrés, con lo que puede sorprender verla en esta lista. A niveles óptimos, es decir, bajos, hace que tengamos los niveles de estrés y ansiedad controlados, dándonos la energía necesaria y suficiente para mantenernos activos a lo largo del día. En caso de que se vea incrementada, nos provocará mucho estrés, incrementando el riesgo de padecer problemas de salud mental como los trastornos de ansiedad, entre ellos la fobia social y los ataques de pánico.
5.2. Melatonina
La melatonina es una sustancia que regula los ciclos del sueño y la vigilia, frena el envejecimiento prematuro de las células y protege el sistema nervioso. Esta sustancia, obtenida a través de la radiación solar, de encontrarse a niveles bajos en nuestro organismo nos provocará insomnio y cansancio, lo cual nos restará bienestar.
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Tomas Santa Cecilia
Tomas Santa Cecilia
Psicologo Consultor: Master en Psicología Cognitivo Conductual
5.3. Adrenalina
Si bien no es una hormona del bienestar por sí misma, la adrenalina sirve para recibir la motivación necesaria para superar cualquier obstáculo y adversidad que nos podamos encontrar, disfrutar de las relaciones humanas y ser más productivos. Presentar esta sustancia a niveles muy bajos se ha asociado con depresión y falta de motivación.