El desarrollo y perfeccionamiento de las técnicas de neuroimagen a lo largo de las últimas décadas ha permitido conocer las estructuras y funciones del cerebro en personas vivas.
Anteriormente, el estudio del cerebro estaba limitado de modo que era difícil identificar los cambios que se producían en el mismo a lo largo del tiempo.
Gracias a estas técnicas, hoy sabemos de una manera aproximada cómo influye en el cerebro la psicoterapia, y podemos entender la importancia de los tratamientos psicológicos en la mejora de la funcionalidad cerebral.
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Neurociencias y psicoterapia
Técnicas como la resonancia magnética funcional (fMRI) o estructural (sMRI) han permitido identificar anormalidades en el funcionamiento cerebral de pacientes con trastornos mentales, determinar la implicación de diferentes estructuras cerebrales y, también, cómo la psicoterapia y la mejora de la salud mental del paciente se refleja en el cerebro.
Es un hecho que la psicoterapia mejora la vida de muchas personas, produciendo cambios en su estado emocional, cambiando su sistema de creencias y, consecuentemente, su comportamiento y forma de relacionarse con los demás.
En el pasado no era posible conocer cuál era el sustrato neural de la mejoría de los pacientes. La efectividad de las terapias se establecía en base a cómo el paciente decía haber mejorado de su problemática, valorándose su bienestar subjetivo y el grado de mejoría que el terapeuta veía en él, al igual que hoy en día se hace, pero sin tener ninguna forma de ver qué sucedía en el cerebro del paciente estando vivo.
Partiendo de que el comportamiento humano se fundamenta en el cerebro, era de suponer que la psicoterapia cambiaba cómo funcionaba este órgano, pero el cómo era un gran misterio. El cerebro era como una caja negra, cuyo contenido era imposible conocerlo sin abrir el cráneo, práctica que desde luego no era común. Con la llegada de la neurociencia, en especial de la neuroimagen, se pudo abrir esta caja que es el cráneo sin necesidad de hacerlo realmente, y así se podía conocer el funcionamiento del órgano más complejo del cuerpo humano.
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¿Qué implica la psicoterapia a nivel cerebral?
En una infancia común nuestros padres y cuidadores actúan como fuentes de tranquilidad, calma y aprendizaje, ofreciendo a sus hijos un entorno de seguridad para que estos puedan desarrollarse, explorar y aprender no solo conocimientos y habilidades, sino también a gestionar el estrés, el miedo y otras emociones negativas.
De este modo, en una familia saludable el desarrollo neurológico se lleva a cabo permitiendo una relación sana, flexible y eficaz entre la parte más primitiva de nuestro cerebro, el sistema límbico, con la más evolucionada, la corteza cerebral.
Experimentar estrés crónico durante la infancia afecta en el crecimiento neurológico, impidiendo su desarrollo. Los altos niveles de hormonas del estrés acaban afectando a las funciones cognitivas superiores, como la memoria o el pensamiento pudiendo causar dificultades para regular las emociones. Al llegar a la adultez, la persona gestiona de una forma disfuncional los problemas, tanto que puede incluso llevar a episodios de disociación e incapacidad para manejar sus emociones.
La psicoterapia puede servir para reorganizar la estructura cerebral ofreciendo un entorno de aprendizaje rico en todo aquello que el paciente no dispuso cuando era un niño. Si bien el cerebro adulto no es tan plástico como el infantil, lo que el paciente aprende en contexto de psicoterapia puede corregir la hiperactividad e hipoactividad de diversas zonas cerebrales. La psicoterapia ofrece estimulación cognitiva y emocional, mejorando las conexiones del cerebro.
El estrés y la activación psicológica (arousal) son espadas de doble filo: a niveles muy bajos no motivan al sujeto para aprender o cambiar, mientras que a altos hacen que responda de manera exagerada ante los problemas. La intervención de un psicoterapeuta puede favorecer el cambio haciendo que el estrés y la activación psicológica estén a niveles medios y moderados, un estrés a niveles saludables que activan la producción de hormonas del crecimiento y un mejor aprendizaje a nivel neural.
La tarea esencial de todo buen terapeuta es acompañar al paciente en el proceso de regulación de emociones fuertes y negativas, como pueden ser el estrés o la tristeza.
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Cambios cerebrales asociados a psicoterapia
La psicoterapia produce cambios físicos en el cerebro que permiten un mejor funcionamiento, integración y regulación de los sistemas neurológicos, los cuales subyacen a una mejor salud mental, especialmente cuando nos encontramos en situaciones de mucho estrés. En concreto, cambios en la corteza frontal y temporal que median en la regulación de las emociones, el pensamiento y la memoria.
Un ejemplo lo tenemos con el caso del Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC). Las investigaciones de este trastorno apuntan que en esta condición psiquiátrica se da un hipermetabolismo en diferentes áreas del cerebro, entre ellas el núcleo caudado. Muchos estudios apuntan que los tratamientos cognitivo-conductuales en pacientes con TOC normalizan los niveles metabólicos del núcleo caudado y que este fenómeno trae consigo una mejoría en la sintomatología.
Otro caso es el de las fobias específicas, como por ejemplo la aracnofobia. Los pacientes con fobias presentan una reducción en la actividad del sistema límbico implicado en la respuesta del miedo tras haber sido sujetos de terapia psicológica tipo TCC. En pacientes de esquizofrenia se ha visto que la terapia psicológica normaliza el patrón de actividad en las áreas fronto-corticales mejorando alguno de sus síntomas.
Adhara Psicología
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CENTRO DE PSICOLOGÍA HUMANISTA & MEDITACIÓN
También podemos mencionar el caso de las personas con trastorno depresivo mayor. En este tipo de pacientes, ser sujetos de psicoterapia hace que se reduzca la actividad de las áreas cerebrales asociada con emociones como la tristeza, como es el caso de la amígdala y el sistema límbico en general. La psicoterapia también provoca cambios en el hipocampo, que regula emociones y memoria y la corteza prefrontal media, asociada al pensamiento y la resolución de problemas.