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Los 'Silbatos de la Muerte' aztecas y su efecto en el cerebro humano

Un nuevo estudio ayuda a comprender por qué los silbatos de la muerte tienen efectos psicodélicos.

Los 'Silbatos de la Muerte' aztecas y su efecto en el cerebro humano

En la década de 1990 se encontró, en las ruinas del templo de Quetzalcóatl (Ciudad de México), un esqueleto descabezado que portaba dos objetos muy singulares, uno en cada mano. Los objetos en cuestión parecían ser silbatos, y representaban calaveras humanas. Se consideró el cadáver la víctima de un sacrificio ritual y los dos silbatos, parte del rito.

Lo más curioso del caso es que los científicos no probaron el sonido de los silbatos hasta quince años después. El resultado fue sorprendente. De las entrañas del objeto emergió un sonido estridente y quejumbroso, algo similar a un grito de angustia humano. El descubrimiento no hizo más que exaltar el misterio que rodeaba a los silbatos, que empezaron a conocerse como “silbatos de la muerte” aztecas.

¿Qué función tenían? ¿Era meramente ritual, o poseían otros significados? Más allá de estas preguntas, los científicos deseaban saber por qué su sonido resultaba tan inquietante. Hoy os hablamos de los “silbatos de la muerte” aztecas y su efecto en el cerebro humano.

¿Qué son los “silbatos de la muerte” aztecas?

Los denominados “silbatos de la muerte” aztecas son pequeños objetos, de unos 5 cm. de altura, ejecutados generalmente con arcilla y configurados por una compleja red de cavidades que consiguen que, al friccionarse, el aire salga por el orificio de un modo singular.

Si se sopla con ímpetu, la gran velocidad del aire, esparcido por los distintos recovecos, distorsiona el sonido y lo hace parecer un enigmático lamento humano. Este dato, junto con la representación del cuerpo del silbato como si de una calavera se tratara y la ubicación de los objetos (en enterramientos rituales), hizo pensar a los estudiosos que los silbatos aztecas tenían relación con la muerte.

De hecho, el nombre original del silbato es Ehecachichtli, término náhuatl que combina los nombres del dios del viento (Ehécatl) y el del dios de la muerte (Mictlantecuhtli). Según la mitología mexica, en el quinto nivel de Mictlán, el inframundo, soplan vientos terribles y mortales, por lo que el viento está estrechamente relacionado con el reino de los muertos.

¿Rituales sagrados, guerra, ajuar funerario…?

Sin embargo, esto no respondía a la principal pregunta: ¿qué función tenían los silbatos aztecas? Su relación con la muerte parecía asegurada; no en vano, fueron encontrados en tumbas, y recordemos que en su exterior representaban una calavera humana.

Ahora bien, ¿se trataba de objetos relacionados con rituales sagrados, o simplemente un elemento funerario que acompañaba al difunto? El hecho de que el primer “silbato de la muerte” se encontrara en la mano de un esqueleto decapitado y enterrado en un templo corrobora la idea de que poseían relación con rituales sagrados, posiblemente vinculados al dios de la muerte y a su reino, el temible Mictlán azotado por vientos y tempestades.

Existe, sin embargo, otra teoría. Dado que el sonido que emite el silbato se asemeja a un alarido humano, cabría la posibilidad de que los antiguos aztecas los usaran en la guerra para intimidar al enemigo. En este sentido, se trataría de una evidente “guerra psicológica”; imaginemos a un ejército que, en medio de la selva, empieza a escuchar cientos de gritos que no saben de dónde vienen…

¿Por qué el “silbato de la muerte” azteca produce semejante inquietud?

De esta última teoría se desprende que el sonido de los “silbatos de la muerte” induce al cerebro a un estado de temor o, como mínimo, de estupor. De hecho, se ha comprobado cómo el extraño lamento que emerge de estos objetos puede tener efectos psicodélicos y ejercer una terrible sugestión en nuestra mente. Pero ¿por qué?

Descifrando la respuesta cerebral

Un equipo interdisciplinar de la Unidad de Neurociencia Cognitiva y Afectiva (Universidad de Zúrich) y del Departamento de Psicología de la Universidad de Oslo decidió investigar por qué el sonido de estos silbatos resulta tan inquietante para el cerebro humano. Con este objetivo, reclutaron a varios voluntarios y los dividieron en dos grupos. A todos se les expuso al sonido del silbato azteca, y se estudió concienzudamente la reacción de sus cerebros.

Lo que más impresionó a los investigadores fue observar que el “grito” que emergía de los objetos producía en los voluntarios multitud de respuestas emocionales negativas, además de incrementar la actividad neuronal de la corteza auditiva. Los que participaron en el experimento describieron el sonido como “aterrador”, entre otros adjetivos negativos, y se mostraron visiblemente afectados por su audición.

Mitad humano, mitad máquina

¿Qué provocaba esta inquietud en los voluntarios? La actividad neuronal registrada confirmó que el cerebro estaba altamente confundido al no conocer la naturaleza exacta del sonido. Y es que el “grito” del silbato azteca es percibido por el órgano como mitad natural, mitad artificial, lo que confunde a la mente, que lucha desesperadamente por entender de dónde procede.

Esta ambigüedad tiene un enorme impacto en la emocionalidad del oyente, que “sufre” mientras su cerebro intenta detectar el origen y la naturaleza del sonido. Y todo ello, a pesar de que, de forma consciente, la persona sabe perfectamente que se trata del sonido de un silbato.

Pero todavía hay más. La semejanza que el sonido tiene con un grito humano (en concreto, de una mujer, por su tono agudo) lo vincula a la emoción primitiva del miedo, capaz de alterarnos hasta extremos insospechados. Su percepción como mitad humano, mitad máquina acaba confundiendo al cerebro: ¿es un semejante el que está gritando? ¿Debemos huir ante el supuesto peligro? Pero, ¿acaso es humano lo que grita…?

En cualquier caso, es necesario tener en cuenta que, para realizar el estudio, se utilizaron reproducciones mediante impresión 3D, lo que puede desvirtuar el sonido original. De cualquier forma, es innegable el impacto que los “silbidos de la muerte” aztecas tienen en nuestro cerebro, cosa que, indudablemente, los antiguos mexicas sabían.

  • Cruz, A., Los 9 niveles para llegar al Mictlán, el inframundo de los mexicas, en El Universal, 21 de octubre de 2023.
  • Fernández, A., (1998), Dioses Prehispánicos de México: Mitos y Deidades Del Panteón Náhuatl, Panorama Editorial.
  • G.M, A. (2024). Descubren por qué los “silbatos de la muerte” aztecas resultan tan inquietantes para nuestro cerebro, en National Geographic.
  • VV.AA. (2024). Psychoacoustic and Archeoacoustic nature of ancient Aztec skull whistles, en Communications Psychology 2, 108.

Al citar, reconoces el trabajo original, evitas problemas de plagio y permites a tus lectores acceder a las fuentes originales para obtener más información o verificar datos. Asegúrate siempre de dar crédito a los autores y de citar de forma adecuada.

Sonia Ruz Comas. (2024, diciembre 3). Los 'Silbatos de la Muerte' aztecas y su efecto en el cerebro humano. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/neurociencias/silbatos-de-la-muerte-aztecas-y-efecto-en-cerebro-humano

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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