Las empresas son siempre entornos basados en el trabajo coordinado, lo cual tiene cosas buenas y cosas malas. Lo bueno es que la coordinación de equipos y departamentos puede crear grandes cosas gracias a las sinergias generadas, y lo malo es que la necesidad de organización facilita la aparición de conflictos entre grupos y personas.
Es por ello que para los líderes de cualquier organización es crucial desarrollar competencias de gestión de conflictos. Ante esta clase de problemas, la solución nunca es tan simple como hacer ver que todo funciona a la perfección o tomar medidas tajantes de manera unilateral.
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Cómo mejorar la gestión de conflictos en organizaciones
Cada organización es única y cuenta con su propio clima laboral, pero eso no significa que no existan normas básicas de la gestión de conflictos que deban ser tenidas en cuenta siempre. En las próximas líneas veremos diferentes ideas clave para gestionar conflictos en la empresa, y consejos sobre cómo aplicarlas.
1. No hay que reavivar viejos conflictos
Los conflictos en el contexto de la empresa no ocurren en abstracto, sino que emergen a través de seres humanos de carne y hueso con sus propias motivaciones y emociones. Es por ello que hay que prevenir la posibilidad de que se aproveche en conflicto presente para reavivar viejos rencores, algo más frecuente de lo que parece incluso en un entorno profesional.
Por ello, hay que frenar de raíz los cambios de tema e insistir en que todo el mundo se centre en el problema actual, dado que su importancia lo requiere.
2. Saber mediar y adoptar una posición de neutralidad
Es importante empatizar y reconocer los sentimientos que experimentan las personas involucradas, pero es importante no posicionarse explícitamente a favor de una de las partes, ya que el simple hecho de hacer eso puede anular nuestra capacidad de mediar.
Hay que procurar que lo que hacemos al mediar sea visto en el marco del interés común, que va más allá de las individualidades.
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3. Reivindicar el valor de las soluciones intermedias
Muchas veces, las soluciones propuestas no convencen a nadie porque no llegan a ser exactamente lo que uno quería. Sin embargo, hay que saber hacer llegar a todo el mundo la idea de que el hecho de lograr una solución intermedia en la que todo el mundo gane un poco y a la vez ceda otro poco es algo valioso.
El motivo es que esto permite que se mantenga la unidad del equipo sin que nadie le deba nada a nadie, lo cual a largo plazo repercute positivamente en todos.
4. Nadie quiere ser “el perdedor”
Hay veces en las que para resolver un conflicto hay que dar una compensación a todos los involucrados, aunque para algunos sea simbólica. De esta manera se alivia el temor a que eso sea visto por todos como una muestra de debilidad que pueda sentar precedente para que en el futuro sus necesidades y objetivos no sean tenidos en cuenta.
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5. Hay que partir de los valores de la empresa
Si no se quiere transmitir una imagen inconsistente de lo que es la organización, es crucial no realizar acciones que vayan en contra de los valores de la organización.
Si en una empresa se reivindica la cooperación y se rechaza el individualismo, no tiene sentido solucionar algo a puerta cerrada, hablando solo con unos pocos representantes de las partes involucradas en el conflicto, por ejemplo. En caso contrario, se alimenta la incertidumbre y se comunica que la empresa es un entorno inestable en el que es mejor no depositar muchas esperanzas.
6. Es necesario cuidar lo que se dice y lo que se hace
Otra fuente de posibles inconsistencias tiene que ver con solucionar conflictos solo de palabra, sin que eso se traduzca en medidas concretas. Hacer eso supone caer en el error de dejar que estos problemas se resuelvan de manera extraoficial por las vías informales, lo cual daña el clima laboral.
¿Cómo ganar experiencia en este ámbito?
Como siempre pasa en todo lo relacionado con las habilidades aplicadas a la empresa, la gestión de conflictos debe ser perfeccionada principalmente en el trabajo del día a día en el contexto organizacional. Afortunadamente, también existen programas de formación orientados específicamente a entrenar en esta clase de acciones de intervención en grupos.
Un buen ejemplo de ello son los distintos cursos y másters que ofrecen las universidades en este ámbito, que te pueden otorgar las competencias para ejercer en recursos humanos y en gestión de conflictos.
Esta oferta formativa se basa en una metodología vivencial para ayudar a aplicar a la práctica los conocimientos compartidos por los expertos que organizan el curso y resolver esta clase de problemas del modo más satisfactorio posible teniendo en cuenta los valores de la empresa en la que se trabaja, así como las herramientas fundamentales de mediación.