Todos hemos vivido en alguna ocasión esa sensación de estar enamorado. Esos momentos que se asocian con nervios, mariposas en el estómago y un deseo irrefrenable de estar continuamente con esa persona que tanto nos gusta.
Cuando estamos enamorados y además somos correspondidos, nuestro estado de ánimo cambia radicalmente. Nos sentimos más alegres, más relajados. Además, caemos en una cierta idealización de la otra persona, a la cual percibimos como ese alma gemela carente de defectos.
El amor es una necesidad humana, aunque nunca deja de sorprendernos la manera en la que este puede transformar a las personas. Cuando empezamos una relación amorosa con alguien, vivimos lo que se conoce como la fase de luna de miel. En este momento, sentimos que nada malo puede suceder y deseamos estar para siempre con esa pareja que parece estar hecha a nuestra medida. Se produce un enganche por el cual sentimos que no podemos permanecer separados del otro por demasiado tiempo.
Seguramente hayas oído que el amor es adictivo. Y es que las adicciones y las relaciones románticas pueden tener puntos en común. En este artículo hablaremos precisamente de ellos.
¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando nos enamoramos?
Se ha hablado innumerables veces del amor desde los comienzos de nuestra existencia. Sin embargo, lo cierto es que aún no hay una total certeza acerca de por qué nos enamoramos y qué sucede cuando esto ocurre.
En general, parece que el enamoramiento implica variables no sólo psicológicas y culturales, sino también biológicas. Detrás de la serenidad, la alegría y la esperanza que despierta en nosotros el amor por alguien, parecen existir algunos correlatos fisiológicos importantes. Quizá esto podría explicar por qué podemos engancharnos de otra persona como si de una potente droga se tratara.
Algunas hormonas y neurotransmisores entran en escena cuando nos sentimos atraídos por alguien. En particular, las protagonistas de este torbellino son:
- Oxitocina: A ella le debemos la euforia propia de las primeras etapas del enamoramiento, que nos hace buscar la proximidad física.
- Serotonina: Este neurotransmisor influye principalmente en nuestro estado anímico, haciéndonos sentir más abiertos, animados y felices.
- Dopamina: Este neurotransmisor está íntimamente ligado a la respuesta de placer, por lo que se eleva a niveles importantes cuando estamos en pleno enamoramiento. Además, es uno de los principales responsables de que mantengamos relaciones sexuales.
- Noradrenalina: Si notas que al ver a esa persona tu corazón se dispara y te ruborizas, debes saber que la noradrenalina es la responsable.
Cabe destacar que esta vorágine en nuestro cuerpo es algo puramente transitorio. Si bien en los comienzos de una relación podemos sentirnos así, es cuestión de tiempo que nos habituemos y ganemos confianza con el otro. Así, finalmente el enamoramiento acaba dando paso a sentimientos más calmados y ajustados a la realidad.
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¿Qué sucede en nuestro cuerpo cuando desarrollamos una adicción?
Cuando una persona consume drogas, estas afectan directamente al circuito de recompensa cerebral. La dopamina es el neurotransmisor protagonista, que como ya comentamos más arriba se asocia con la respuesta de placer. Cuando algo nos resulta placentero, se incrementa nuestro deseo de repetirlo en el futuro.
Este circuito de placer puede ser estimulado de manera natural cuando comemos, pasamos tiempo con la familia o nos enamoramos. Sin embargo, cuando dicho circuito es sobreestimulado mediante el uso de sustancias, la persona vive un estado de euforia fuera de lo común. Este exceso de dopamina obliga al organismo a buscar su homeostasis mediante la reducción natural de dopamina o la reducción de la capacidad de algunas de las células de reaccionar a este neurotransmisor. Esto se traduce en una tolerancia cada vez mayor a la droga, que obliga a la persona a aumentar su dosis para lograr los mismos efectos que al principio.
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Lo que tienen en común la adicción y las relaciones amorosas
Vamos a comentar algunos puntos comunes que existen entre las adicciones y las relaciones amorosas.
1. Estimulación del circuito de placer
A raíz de lo que hemos comentado, un punto de coincidencia entre el amor y las adicciones radica en ese sentimiento de placer relacionado con el aumento de los niveles de dopamina.
Cuando nos enamoramos, tenemos ese “chute” de energía que nos hace creer que podemos con todo, que las cosas irán bien y que esa persona es la correcta.
Cuando alguien consume una droga, ese chute es mucho más intenso porque resulta de un proceso artificial, pero está ahí.
2. Búsqueda del estímulo placentero
Cuando nos sentimos atraídos por alguien buscamos la forma de pasar tiempo con esa persona, de encontrarla y repetir las citas con ella.
Cuando alguien consume una droga, también experimenta ese deseo de repetir, de volver a buscar esa sustancia y hacer lo que sea para lograrlo.
3. Pensamiento obsesivo en torno al elemento placentero
En lo que respecta a nuestro pensamiento, en la fase de enamoramiento todos hemos vivido esa sensación de no poder sacar de la mente a esa persona. Todo gira en torno a ella y el resto del mundo parece que ha dejado de existir.
Cuando alguien se inicia en el consumo de drogas, esa sustancia también se va transformando poco a poco en el centro de la vida de la persona. Progresivamente, va abandonando otras esferas de su vida porque el consumo se posiciona como la máxima prioridad.
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4. Impulsividad
La impulsividad juega un papel importante en las adicciones. Esta se considera un factor de riesgo para caer en el consumo de sustancias. Además, cuando alguien es consumidor puede ver incrementada su impulsividad por los propios efectos de la droga. Esto explica muchas decisiones incomprensibles para el entorno, así como comportamientos que de otra manera la persona jamás realizaría.
En el caso del amor, las personas también podemos cometer actos impulsivos y aparentemente "locos". Cuando amamos a alguien, hacemos lo impensable para preservar ese vínculo con la persona y demostrarle nuestros sentimientos.