​¿Cómo ligan las mujeres? 9 claves para comprenderlo

La psicología femenina nos muestra algunas claves secretas de la seducción.

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Atraer a las mujeres que te seducen no es un don, es lo que dicta la naturaleza. E ir contra natura, tiene sus consecuencias.

Sin embargo, es algo que la mayoría de “ligones” o seductores de todo el mundo todavía no se han enterado. Y es que éstos, aplican la fórmula totalmente al contrario.

Algunas personas ligan… y otras, no

Y sí, aplicar una “fórmula rápida” —un atajo— puede traer resultados a corto plazo. Unos resultados dudosos y de poco alcance, en realidad. Pero, como la espuma, como las dietas milagro, como las inversiones piramidales y como un largo etcétera, esos resultados se desvanecerán tan rápidamente como “surgieron”.

Entonces —y al igual que seguro que has sido víctima en algún que otro campo en tu vida—, serás víctima del “efecto rebote”: No sólo no habrás conseguido nada sólido, sino que, probablemente, la próxima vez que tengas que intentarlo de nuevo, te cueste aún más.

La Pirámide de atracción masculina: ¿qué es y qué nos enseña?

¡Ojo! No interpretes esto como algo “reactivo” con el resto de hombres que tratan de hacer lo que “buenamente pueden”. En realidad me entristece ver que no han entendido nada. No han entendido que, al igual que la pirámide alimenticia o la pirámide de las necesidades humanas de Maslow, la pirámide de la atracción masculina está planteada totalmente al contrario.

De hecho... ¿has prestado atención a la formulación de la frase inicial?

En lugar de construirla bajo la perspectiva “masculina” —que sería: tratar de seducir a las mujeres que más te atraen… Lo que supone un rol activo—, hemos adoptado una psicología femenina. Algo que, si te das cuenta, sucede cuando, como hombre, despuntas considerablemente.

Daniel Vecino — El plan del héroe

Las mujeres que te seducen han visto algo especial en ti

Para hacerlo muy evidente, piensa en grandes referentes masculinos: artistas, actores, deportistas, empresarios de éxito...

Concretamente, piensa en un cantante famoso. Lejos de tener que hacer esfuerzos o estrategias inhumanas para que alguna mujer, esporádicamente, decida no rechazar un encuentro sexual con él, sucede que “curiosamente", tiene la “obligación" de expresar su lado más "frusco" —o sea, vulnerabilidad, imperfección, defectos—, para sobrecompensar toda esa exuberante valía y así, poder proyectar cercanía, familiaridad, humanidad... Pues esta es la única manera de conseguir bajar su presencia a un umbral donde ellas —mujeres normales— conecten con él.

De ahí que la mayoría de sus letras “apesten a ñoñería” —sin ánimo de ofender—. Me refiero a que, tú, como hombre que se cultiva cada día para mejorar su versión actual, no sientes que conectas en absoluto con ese mensaje que calificaríamos de “porno rosa”.

Hombres que aplican estrategias terriblemente erróneas

Y es por eso que, cuando un simple mortal —que no ha entendido nada— trata de aplicar las letras de esas canciones, “muera” en el intento. Lo que tú más necesitas, precisamente, es lo que más les sobra a esos grandes hombres de éxito: “valor”. Así que, debes trabajar en aquello para lo que más despuntas y aprender a “mostrarlo”. Ojo, mostrarlo, no demostrarlo. Es decir, debes hacerlo de manera subliminal y efectiva.

Pero ése es tema para otro artículo. Continuemos con lo que nos toca...

¿Cómo se ve la seducción desde la perspectiva femenina?

En esta ocasión, quiero mostrarte cómo se ve y se siente el cortejo humano a través de los ojos de una mujer... cuando se encuentra con un hombre “del montón”.

Y éste es un detalle muy importante porque las reglas del juego son totalmente distintas.

De esta manera, espero que empieces a darte cuenta de que deberías convertirte en el tipo de hombre que ha dejado de seducir —liberándote de toda la carga negativa que conlleva para tu subconsciente— para empezar a atraer.

Ahora, ponte cómodo y disfruta de cómo se te ve —si es que no despuntas— desde la perspectiva más honesta y profunda de una mujer.

El cortejo humano —del hombre mediocre— desde los ojos de una mujer

1. Jamás tomaré la iniciativa

Y cuando uso las palabras “nunca” e “iniciativa”, no sólo me refiero a que nunca seré yo la que empiece la conversación, sino que —salvo que me encuentre especialmente “sensible” en esas fechas y necesite quiera “marcha”— no avanzaré en ningún momento. Si quieres algo, tendrás que currártelo muy mucho, por mucho que me muera de ganas.

Y espabila, que hay muchos otros interesados y mi paciencia tiene un límite...

2. No es que no sepa ligar, es que no me inspiras

Ligar, para una mujer atractiva como yo, no supone ningún reto —salvo el acertar con el hombre perfecto—. Básicamente, porque no hay nada que atraiga más a los hombres que saber exhibir tus mejores atributos —y eso no tiene relación alguna con vestir como una “cualquiera”.

Por otro lado, es un gran problema, porque con una estrategia así, vas a atraer de todo. Especialmente a babosos.

Si no consigues desmarcarte en los primeros segundos y llamar mi atención… “next”. No tengo tiempo que perder, hay mucho que “destilar”. La mediocridad abunda y aporta bien poco.

3. No soy falsa por maldad, sencillamente tengo otros intereses

Es muy probable que lo que me estás contando no me interese en absoluto. ¿Cómo es entonces que tengo una gran sonrisa, te mantengo la mirada y parezco escuchar con entusiasmo?

Una cosa es lo que ves y otra lo que puede rondar en mi mente. Digamos que, por dentro, tengo otros planes.

Puede ser que quiera poner “nerviosito” —celoso de campeonato— a otro chico con el que tuve algo y que ahora se muestra desinteresado. Una conversación de lo más “sensual” contigo —aparte de ponerte a prueba— podría encender las alarmas en mi “verdadero” objetivo. O, en el peor de los casos, demostrarme que sólo fue un revolcón y que realmente no le intereso —amargo, pero mejor saberlo cuanto antes para pasar página—. En cuyo caso, podrías estar de suerte… si pasas los millones de test que te esperan.

También puedo ser menos retorcida y sencillamente buscar algo de tranquilidad. Para ello prefiero “aparentar” que te he elegido a ti para “probar suerte” esa noche y, en realidad, eres del que más me fío que no intentará nada. De esta manera, me quito a todos los moscones —inofensivos pero muy pesados— y a aquellos con los que no me siento segura —porque podrían acabar intentando algo que no quiero que pase—. Así que, gracias por permitirme estar tranquila, “osito”.

4. Sé diferenciar perfectamente entre confianza y prepotencia

Ir de “machito” y alardear de lo que tienes o has conseguido, no te muestra como un hombre íntegro. A la legua percibo que estás intentando compensar carencias.

Cada vez que he tenido el privilegio de conocer a un hombre con confianza integral, me ha maravillado la poca necesidad de validación que muestra. El desinterés total —y tan sano— de tratar de impresionarme y esa actitud tan atractiva de importarle bien poco lo que critico de él porque se siente bien a gusto con su congruencia. Porque tiene unos cimientos sólidos, una base firme… es un hombre sobre el que puedes sentirte firme, segura —y al que puedes entregarte con los ojos vendados… Y voy a dejar de hablar de un hombre así porque me pongo “mala”.

5. Tu presencia es lo más importante

Mientras que para ti —hombre común— lo más importante es “lo que ves” —y en tu caso personal, cómo te ves—, para mí, lo que veo es importante, es un mínimo, pero no es suficiente.

Para ello, debes ser capaz de entender la diferencia entre “apariencia” y “presencia”.

Como ya está bien explicado en el siguiente vídeo, te remito al él.

6. Tengo muy claro lo que no quiero

Y puesto que lo que quiero no lo tengo tan claro, mejor me dedico a lo que mejor se me da: descartar.

Quizá me haya equivocado contigo y te merezcas una segunda oportunidad. Con todos mis respetos, para mí eso es irrelevante porque hay tantos donde elegir que, seguramente, me sirva cualquier otro que “merezca la pena”.

Además, si con un primer rechazo te rindes, ¿realmente mereces la pena?

Me temo que, en ese caso —amigo—, has “aceptado” que no.Eso sí, no confundir perseverar con ser pesados.

7. Lo sé, soy tu única opción

Y no precisamente porque estoy hablando con un hombre selectivo que sólo permite el acceso a “su corazón” a “la elegida” sino porque también has fracasado con las anteriores.

De hecho, cuando me encuentro con un hombre que me hace sentir que es un ganador, automáticamente asumo que no soy la única —independientemente de que sea cierto—. Y que si quiero aspirar a ese privilegio, tendré que mostrar que soy mucho más que una cara bonita y un cuerpo de infarto.

8. Ser tan atractiva puede ser una maldición

Puede que sea la envidia de aquellas que no han tenido la suerte de nacer con unos genes tan sexys—o no saben sacarse partido o no tienen la determinación de currárselo para sacar su máximo potencial—, pero lo cierto es que todo tiene su lado malo.

Aunque es cierto que no me cambiaría por una versión peor de mí misma —¡Ni loca! Y sí, sigo esforzándome para mejorarme cada día—, un gran poder, conlleva una gran responsabilidad. Y una gran responsabilidad en las manos equivocadas puede ser una auténtica pesadilla.

¿Tú sabes la de hombres “desagradables” que me encuentro en mi día a día y que tratan de llamar mi atención de las maneras más que desafortunadas? Estoy convencida de que ser una tía buena no es algo para lo que todas estemos preparadas. Por eso entiendo que muchas ni lo intenten.

Y es que, al principio puede parecer muy bonito —sobre todo en la juventud—, pero a medida que la novedad —sentirse irresistible— se vuelve cotidianidad y finalmente monotonía —la conducta de los hombres se repite cada día como un patrón interminable—, la vida se convierte en predecible y aburrida. Hasta el punto en que no quieras salir sola para que te den un respiro o no quieras ir a cualquier sitio y mezclarte con todo el mundo... por amor propio.

Por esto es importante entender cuál es el efecto que tienes en los demás y aprender a gestionarlo adecuadamente. Algo nada fácil, pero necesario, si quieres, no sólo tener salud mental, sino una vida plena —hay hombres maravillosos esperándote si sabes gestionar “tu poder”.

9. Cuanto más me atraigas, más te criticaré

Esto es algo que me ha costado muchísimo entender, pero ha sido mágico para mi salud emocional y mental.

Resumiéndolo muy, mucho, como mujer, me siento atraída por un hombre seguro de sí mismo y que no me necesita. Pero eso me hace sentir muy, muy insegura. Por tanto, necesito comprobar que yo soy lo suficientemente importante para él como para poder confiar en que quiere lo mejor para mí.

Esto conlleva a un sinfín de contradicciones. Contradicciones que son como el fuego y el aire: no pueden existir el uno sin el otro pero requieren equilibrio. Un exceso de cualquiera de los dos puede acabar con el otro.

Por ejemplo:

  • Necesito saber que yo soy especial y única para él. Pero si eso es demasiado obvio… se me baja la libido. Saber que hay otras mujeres interesadas y que podrían ser potenciales amenazas, me quita parte de esa “seguridad” y me pone en alerta… encendiendo la llama.
  • Me encanta un hombre autosuficiente y que sabe lo que quiere. Si es tan determinado que no me necesita para nada, siento que ya no soy tan especial. Por lo tanto, debe saber en qué manera puedo ayudarle para que me sienta útil y valorada —aunque es mucho mejor si soy yo capaz de hacerlo.Por el contrario, debe saber escuchar mis críticas y diferenciar entre las útiles y las “basura”. Muchas veces las emociones nos ganan la batalla y criticamos sólo por despecho. Cuando un hombre accede a ese “chantaje emocional” pierde bastantes enteros. Sin embargo, si se mantiene firme y congruente con lo que quiere, por muy enfadada que me muestre, en el fondo eso me encanta. Por eso muchas discusiones acaban con sexo. Además, si interpreto que no sólo es congruente con su ideal sino que él entiende que estoy así por despecho y no porque considere que tengo razón, entiendo que estoy con un hombre con una inteligencia emocional superior y ahí sí que me tiene "loca perdida”, aunque mi ego me impida mostrarlo y pueda cabrearme aún más con cualquier insinuación al respecto.

Espero haberte ayudado con un poquito de luz y haberte disuadido para que camines el camino correcto.

A modo de conclusión

Como has podido comprobar, la forma de ver el mundo es completamente distinta y, sin esa información, no sólo juegas en desventaja sino que “estás out”.

Por otro lado, la única forma de liberar tu atractivo irresistible es entendiendo la psicología que hay detrás y aprendiendo a aplicarla a tu caso personal. Y, estarás de acuerdo conmigo en que las mayores expertas en atractivo son las mujeres.

Así que, dime, ¿qué te ha sorprendido de esta visión femenina? ¿Has vivido tú una experiencia similar? ¿Tienes algo más que aportar? Te espero en el debate, abajo, en los comentarios.

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