Que la afirmación “el amor no entiende de edad” goce de un toque de romanticismo muy tentador, no quita que esta pueda ser en parte cierta y en parte engañosa. Aunque ni el amor ni la pasión estén supeditados a la edad de una persona, puede que esta influya de alguna manera en la relación de pareja.
Son muchos los elementos que conforman e influyen en una relación, y las parejas con una gran diferencia de edad pueden tener que afrontar una serie de riesgos diferentes a los de otro tipo de parejas.
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¿Es la edad una barrera para el amor?
Existen muchas más parejas con una gran diferencia de edad de las que solemos percibir, puesto que a pesar de que a partir de cierta época de la vida la diferencia de edad pasa más desapercibida.
Actualmente, a pesar de la evolución de las creencias y prejuicios, todavía existen una serie de convenciones dentro de la sociedad actual que tienden a juzgar negativamente a estas parejas, sobre todo dentro de su propia familia o grupo de amigos.
Parece ser que si esta diferencia de edad se percibe en parejas ajenas a la persona se tolera mejor que si a uno de toca de cerca. Bien con un hijo o hija, un hermano o hermana o un amigo o amiga muy cercano.
No obstante, a pesar de estas restricciones sociales, ¿es la diferencia de edad entre miembros de una pareja un inconveniente real para su relación? Según una investigación difundida por la publicación norteamericana The Atlantic aquellas parejas con una diferencia de edad de 5 años o más tenían un 18% más de posibilidades de acabar separándose.
A pesar de estos datos, son muchos los factores que pueden influir en el correcto desarrollo, o no, de una relación de pareja, siendo la edad solamente uno de más de ellos. El contexto social, las experiencias compartidas, la educación y los valores recibidos por parte de ambos miembros jugarán un papel muy importante a la hora de reforzar un vínculo de pareja con mucha diferencia de edad.
Por lo tanto, la edad como número en si no es tan importante como el contexto en el que se han criado y han vivido cada uno de ambos miembros, qué ideología poseen o qué valores o pensamientos posean en determinadas cuestiones; y estas diferencias pueden estar presentes en todo tipo de parejas, independientemente de la edad de estos.
Finalmente, aunque la edad lleve asociada una serie de características personales que puedan suponer un factor de riesgo para la relación, una relación de pareja debe de asentarse sobre otros muchos elementos tales como la complicidad sexual, personalidades y valores complementarios y, la más importante, un proyecto de vida común.
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Riesgos en un pareja con diferencia de edad
Como hemos mencionado anteriormente, la edad por sí misma no tiene porqué suponer una barrera para mantener una relación de pareja. No obstante, al igual que en parejas con culturas muy diferentes, una edad muy dispar entre ambos miembros de la pareja puede conllevar una serie de factores de riesgo externos que indican las posibilidades de pasar por algún conflicto dentro de la relación.
1. Oposición de la familia
Es muy habitual en las parejas con una gran diferencia de edad que las familias e incluso el círculo de amistades más cercano no vean con buenos ojos su vínculo con una pareja mucho más joven o mucho mayor.
En estos casos, el objetivo de cada uno de los miembros de la pareja será hablar con sus familiares, explicar la situación y hacer que cambien su manera de ver la relación, para así poder normalizar la situación. De lo contrario, esto puede llegar a suponer una verdadera fuente de angustia para cada uno de ellos, puesto que no podrán compartir tiempo en común con ambos y pueden llegar a verse en la situación de tener que escoger entre su pareja o su familia.
2. Contexto social diferenciado
Aunque esto puede ocurrir en cualquier tipo de pareja, es común que si existe una gran diferencia de edad el contexto social de cada uno sea muy diferente y en ocasiones casi incompatible.
Los círculos de amigos y el tipo de ambientes frecuentados puede variar mucho entre una persona de 20 años y otra de 40, por lo que si no se realiza un reparto equitativo del tiempo que se pasa con los amigos de cada uno o se comparten las aficiones de una manera equilibrada, esto puede llegar a suponer un conflicto a largo plazo dentro de la pareja, puesto que uno de ellos puede pensar que está sacrificando sus aficiones o amigos.
En el caso de que esto suceda, demostrar un interés sincero por los gustos y aficiones del otro, aunque estas sean relativamente diferentes a las nuestras, será una actitud indispensable para poder compensar estas desemejanzas.
Un vivo interés por las cuestiones del otro, aún cuando por la propia edad esas cuestiones “queden muy lejos” en la experiencia vital actual, será imprescindible, pero sin por ello caer en el autoengaño de creer que pueden ser vividas como propias cuestiones que sólo se pueden vivir con emoción cuando la edad y las circunstancias acompañan para ello.
3. Diferencias en el rendimiento o las dinámicas sexuales
Aunque actualmente existen cientos de medidas para mantener una vida sexual satisfactoria, es cierto que la sexualidad va evolucionando y cambiando con la edad.
Por ejemplo, un hombre con una edad muy superior a la de su compañera sexual puede necesitar más tiempo de estimulación y posiblemente tendrá un rendimiento algo menor, por lo que si este hecho no se afronta de la manera correcta puede generar sentimientos de frustración o angustia en él.
Sin embargo, una adecuada compenetración y un interés por satisfacer sexualmente a la pareja, será de gran ayuda a la hora de evitar posibles complicaciones. De la misma manera, con la ayuda de terapia sexual, estas parejas pueden disfrutar de una vida sexual absolutamente satisfactoria.
Como hemos especificado anteriormente, estos factores de riesgo son externos a la pareja, por lo que si esta posee una relación fuerte y sana y el resto de elementos de la relación están relativamente intactos, ninguno de los factores anteriores tiene por qué suponer un problema real.
4. Diferentes metas a corto plazo
La edad suele estar asociada a diferentes objetivos vitales, y en ocasiones, estos no encajan. Por ejemplo, es posible que la persona de mayor edad tenga un mayor interés en tener hijos o en asentar la relación, mientras que la persona que es más joven acostumbra a vivir las relaciones de un modo más liberal, sin tantas ataduras. Gestionar este tipo de asimetrías es clave.
¿Es igual en hombres que en mujeres?
Aunque generalmente las parejas con una gran diferencia de edad se ven sometidas al juicio de la sociedad o del contexto que les rodea, estos juicios morales o de valor no serán los mismos si la mujer es mucho mayor que si lo es el hombre.
Las diferencias en los prejuicios entre hombres y mujeres todavía aparecen en la mayoría de los ámbitos de la vida cotidiana, y las relaciones no iban a ser menos. Por regla general, las uniones en las que la mujer es considerablemente mayor que el hombre tienden a generar el rechazo de la sociedad. Mientras que si un hombre de edad madura forma pareja con una mujer mucho más joven es socialmente más aceptable e, incluso, un motivo de admiración hacia él.
Este hecho, también puede suponer un factor de riesgo a la hora de mantener una relación, puesto que la presión que la sociedad ejerce sobre la mujer puede hacer que esta lo piense mejor, rompa o se prive de mantener una relación afectiva y sexual con una pareja mucho más joven que ella.
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