La validación emocional es un proceso de aprendizaje, entendimiento y expresión de la aceptación de la experiencia emocional de otro individuo o de uno mismo (autovalidación emocional). Lo contrario de la validación emocional es la “invalidación emocional”, que se refiere al rechazo, la ignorancia o el juicio de la experiencia emocional de otra persona.
La validación emoción mejora las relaciones interpersonales ya que la otra persona se siente comprendida, reconocida, y favorece el aumento de la verbalización de lo que el otro piensa y siente, pues éste se siente escuchado. Esto provoca un incremento de la confianza entre los dos y establece la base para crear una buena relación.
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¿Qué es la validación emocional?
Empecemos por una definición resumida del término "validación emocional". Se trata del proceso psicológico basado en la aceptación de las emociones y los sentimientos, sin someterlas a valoraciones morales. Potenciar la validación emocional pasa por asumir que los fenómenos emocionales son en gran parte algo que no podemos controlar, y por ello, algo por lo que no deberíamos sentirnos culpables si consideramos que son inadecuadas a juzgar por las convenciones sociales. En este sentido, es un aspecto fundamental de la crianza, pues aplicarlas en la educación en casa de niños y niñas les ayuda a mantener una buena autoestima.
Aceptación, empatía y expresión de la validación emocional
La aceptación es una opción que se nos presenta a la hora de resolver conflictos, sobre todo en las relaciones interpersonales. Como parte de ésta, la validación emocional es una forma de comunicar la aceptación hacia los demás (o hacia nosotros mismos), pero no significa que estemos de acuerdo o que compartamos los pensamientos de la otra persona. Validar es aceptar y dar por válido aquello que otra persona está sintiendo tanto si estamos de acuerdo o no con su punto de vista o sus sentimientos. Por tanto, la validación emocional es empatía y aceptación hacia otro individuo.
Por otro lado, pese a que es habitual juzgar o criticar lo que otras personas piensan si no estamos de acuerdo con ellos, en muchas ocasiones no mostramos que estamos en desacuerdo. Esto no es validación emocional, ya la validación emocional ofrece oportunidades para la expresión emocional. La validación no es solamente aceptar las emociones, sino que esta aceptación se debe comunicar a la otra persona.
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Consejos para mejorar la validación emocional
Aprender a validar las emociones de manera correcta puede requerir práctica. Validar una emoción consiste en hacer explícita la emoción que creemos que tiene la persona (por ejemplo, ¿esto te hace sentir…?) e implica que la otra persona se sienta entendida, valorada y aceptada. A continuación te presentamos algunos consejos para mejorar la validación emocional.
1. Estar presente
Existen muchas maneras de estar presente, pero en mundo en que vivimos no siempre lo estamos. Estar en atención plena (o conciencia plena) es el primer paso para la validación emocional. Algunas estrategias para conseguirlo son: coger de la mano a la persona que nos habla y atender a lo que dice, o emplear la escucha activa. El entrenamiento Mindfulness puede ser útil para aprender a estar en el momento presente.
2. Escuchar y reflexionar
La reflexión objetiva se refiere a realizar un resumen objetivo de lo que la otra persona te ha dicho. Pero no cualquier resumen es válido, sino que tras la escucha activa (prestando atención a sus reacciones y emociones), la reflexión te permite aprender y entender de manera más profunda al ver las situaciones desde diferentes lentes.
Las preguntas desafiantes incluso te ayudarán cuestionarte tus propias creencias sobre el mundo. Pero para realizar una reflexión objetiva, es necesario tener conocimiento sobre Inteligencia Emocional, ya que puede ayudarte a entender, etiquetar y regular las emociones, y a separar estas últimas de los pensamientos y de las imposiciones culturales.
3. Entender la reacción de otras personas
En muchas ocasiones nos dejamos llevar por la intensidad de las emociones y no nos paramos a pensar en la causa en la reacción de otras personas. Es básico entender lo que el otro puede estar sintiendo o pensando. La habilidad de cada individuo respecto a la inteligencia emocional es diferente, pero ésta se puede aprender. Pese a que no podemos leer la mente, podemos intentar averiguar que ha llevado a la otra persona a actuar de esa manera.
Para entender la reacción de otra persona puedes animarle a hablar por medio de preguntas cuidadosamente seleccionadas, y expresiones que le permitan saber que entiendes cómo se siente y que estás dispuesto a escucharlo hablar de ello. Por ejemplo, “creo que te has sentido ofendido por el comentario que acabo de hacer”.
4. Entender la situación
Es importante tener conocimiento sobre la cultura y el contexto del otro. Por tanto, leer las emociones implica que con pocos elementos se puede formular una hipótesis sobre su reacción emocional. Esta hipótesis debe ser comunicada a la otra persona para que pueda expresarnos si estamos en lo cierto.
Por ejemplo, con una persona que ha sido mordida por un perro, podríamos decir “debido a lo que te pasó con un perro hace unos años, entiendo que no quieras que mi perro se acerque a ti”.
5. Normalizar las emociones
Entender las reacciones emocionales como algo normal ayuda a todo el mundo. Para una persona emocionalmente sensible saber que la mayoría de las personas se pueden sentir igual en la misma situación es beneficioso. Por ejemplo, “entiendo que puedas estar ansioso o nervioso. Hablar cara al público puede ser una situación difícil la primera vez”.
6. Tener una mente abierta a la experiencia emocional del otro
La aceptación y la mente abierta hacia la experiencia emocional del otro va a ser positiva para cualquier relación interpersonal. Independientemente de la emoción que la otra persona esté sintiendo, es su emoción y hay que respetarla. Es importante hacer lugar a todas las emociones, ya todas tienen un sentido.
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