Se habla a menudo sobre las infidelidades, los triángulos amorosos y cómo esto afecta a las relaciones, pero muchas veces se deja de lado una parte muy importante de todo esto: ¿qué hay de aquellas personas que son los amantes?¿qué les lleva a hacerlo?¿qué consecuencias psicológicas tienen estas personas?
Tenemos que tener en cuenta que las relaciones que en el largo plazo nos perjudican (también a nivel de salud mental), no siempre nos interfieren negativamente en el principio. Al contrario, muchas de ellas son muy gratificantes en un primer momento. Podemos ver mucho interés por parte del otro, muchísima gratificación de los momentos que se pasan juntos y vivir todo con más intensidad por toda la incertidumbre que la situación en sí genera.
Porque evidentemente, cuando una persona se involucra con alguien que tiene pareja, en el largo plazo, también llega a sufrir bastante y tener grandes consecuencias, tanto psicológicas como en su vida personal.
¿Cómo se llega a esa situación?
Bien, no es fácil aquí establecer patrones. Cada persona puede enredarse en esa situación por motivos diferentes, y no tiene por qué haber algo común previo en todas estas personas (aunque a veces, indagando en la historia de esa persona, sí que podemos encontrar una tendencia a involucrarse en situaciones que no son favorables al establecimiento de una relación propiamente dicha). Aún así, lo que sí es común en todas ellas, será el cómo les afecta psicológicamente esta situación.
Como estaba diciendo, la historia previa de estas personas puede ser de hecho, muy diferente, igual que también lo puede ser el principio de la relación y lo que hace que las personas se embarquen en ellas.
Los inicios de estas relaciones pueden ser muy diferentes entre sí también. Es posible que la persona no sepa que el otro tiene una relación, es decir, que la historia empiece sobre engaños, pero que una vez establecido el vínculo, la persona continúe. Sin embargo, también es muy común que alguien que se va a convertir en amante sí sea conocedor de la situación de emparejado del otro.
¿Qué influye aquí entonces? Muchas más cosas: desde el vínculo previo que pueden tener esas dos personas, así como también las circunstancias personales de cada uno. Nos acercamos y alejamos de los demás por nuestros propios intereses, motivaciones, carencias y necesidades y, si estás en esa situación, sería interesante analizar qué es lo que te ha llevado a estar así y qué te está o estaba aportando esa persona.
Aún así, independientemente de cómo haya empezado la historia, sí que podemos ver una serie de consecuencias comunes en las personas que se embarcan en este tipo de aventuras.
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¿Cuáles son las consecuencias psicológicas de ser el/la amante?
A continuación, vamos a tratar de comentar algunas de las más características de estas situaciones tras pasar un tiempo del establecimiento de esta relación, cuando la parte “buena” se empieza a agotar y los momentos de mayor malestar aumentan.
1. Generan mucha ansiedad:
Este tipo de relaciones, por la dinámica en sí misma de la cómo se empieza la relación, hace que desde el primer momento esté desequilibrada. Es decir, uno de los dos miembros (el que no tiene pareja) tiene que estar “adaptándose” a los tiempos del otro, lo cual en un primer momento puede no importar demasiado, pero si se afianza el vínculo, en el medio y largo plazo, esto puede llegar a cansar mucho al que no tiene pareja.
Además, les puede generar mucho malestar “la espera”: habrá ocasiones en las que no le llamará o quedará porque está con su pareja oficial, lo que te puede doler como si fuese un rechazo y darles la sensación de estar al margen de su vida. Tener que estar adaptándose a la vida del otro y esto, genera ansiedad.
Para tener tranquilidad en una relación, necesitamos que la persona sea accesible a nosotros, y esto es justamente lo que muchas de estas personas no tienen ni pueden tener, por el tipo de relación en sí.
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2. Dejar de lado su vida y aislamiento a nivel emocional
Como estaba comentando también anterioremente, la persona tiene que acoplarse a la vida de la otra persona. Esto les hace dejarse en un segundo plano: se olvidan de sus necesidades y de su vida para quedarse a “la espera”. No van a hacer planes con personas, no van a conocer a más personas para ellos, y tampoco pueden tener una vida pública con la persona que consideran su relación.
Todo esto, además, puede hacer que se aislen a nivel emocional. Tiene que existir mayor secretismo para protegerse de los juicios de alrededor, pero a su vez, esto les aleja de los demás. Compartir las cosas que para nosotros son importantes nos une a los demás.
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3. Aparecen rumiaciones obsesivas sobre la relación
Esto también tiene mucho que ver con lo anterior: la persona no tiene tanta facilidad para compartir las cosas con otros y también así, procesar la información. Tomar más perspectiva de otros y no sólo la suya propia.
Aparte, surgen complicaciones en el día a día, la intensidad del principio se pierde, y la persona puede ver que el otro sigue involucrado en su relación lo que les lleva a tratar de entender el punto de vista del otro y por qué actúa como actúa, lo que acaba generando que entrar en rumiaciones constantes sobre el otro y lo que va a pasar en el futuro.
4. Pérdida de autoestima e inseguridades
Lo anterior, junto con sentirse al margen de la vida del otro, hace que aparezcan muchas inseguridades y que haya una gran pérdida de autoestima también. La persona puede llegar a sentirse insuficiente para el otro, no merecedor de la relación y tener inseguridades acerca de por qué el otro no deja su relación oficial.
En definitiva, todo lo que se ha comentado genera muchísimo malestar emocional y en una gran mayoría de casos, necesitan ayuda psicológica para sobrellevar todo lo que sienten y adquirir mayor perspectiva de la situación, ya que en solitario puede ser muy complicado gestionar estas situaciones.