Dejar una relación de Pareja: por qué resulta tan difícil

Te explicamos cómo las rupturas de pareja se vinculan con la ansiedad.

Dejar una relación de Pareja: por qué resulta tan difícil
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Dejar una relación de pareja es en ocasiones una experiencia compleja, cuya decisión final postergamos en el tiempo. A veces, ese tránsito nos llena de dudas y nos provoca ansiedad, frustración y desánimo. Las posibilidades nos abruman y el apego nos puede. Dejar una relación es una decisión que conlleva riesgos, inseguridades, pero que también puede suponer la liberación de cierto malestar. ¿Por qué nos resulta tan difícil?

En este mundo digital, donde estamos sobreinformados, es habitual que nos den muchas razones sobre por qué es tan difícil dejar una relación de pareja. Es una decisión muy personal que no queremos tomar a la ligera. Este tipo de contenidos nos suelen causar más confusión que beneficios. Por este motivo, en este artículo voy a contarte cuáles son los motivos por los cuales es tan difícil dejar una relación de pareja desde la experiencia directa en terapia.

Mi trabajo como psicólogo y coach es acompañar a personas en procesos de cambio y terapia prácticos y profundos. En los últimos 15 años he acompañado a muchas personas que tenían esta dificultad, y aunque cada caso es único y debe trabajarse de forma privada y personalizada, es cierto que se repiten ciertas dificultades.

En este artículo vamos a profundizar en esos factores con varios objetivos: que seas consciente y puedas decidir qué es lo que realmente necesitas con respecto a tu relación, cuáles son los factores por los cuales dejar una relación es tan difícil (en el caso de que realmente necesitemos dejarla) y finalmente qué es necesario trabajar en un proceso de cambio y terapia para poder afrontar esta situación de la forma forma y con el objetivo final de estar mejor, vivir con mayor bienestar y recuperar autonomía y autoestima.

Los límites en las relaciones

Una relación puede ser una de las experiencias más intensas y gratificantes de la vida, pero también una de las que más nos ponen a prueba. Muchas veces cuesta dejar una relación no porque no sepamos que nos hace daño, sino porque dentro de ese vínculo hemos encontrado momentos de conexión, afecto o incluso identidad. El problema surge cuando esa conexión se vuelve difusa y empezamos a disolvernos demasiado en el otro.

Esa pérdida de límites genera miedo e inseguridad: miedo a estar solos, a equivocarnos, a no encontrar de nuevo lo que una vez sentimos. Sin embargo, es importante recordar que una relación no debe convertirse en un espacio de sufrimiento constante. Una relación sana es aquella en la que encontramos calma, apoyo y crecimiento, no una fuente continua de malestar.

Por eso, aunque escuchar consejos en redes sociales o leer frases sobre “soltar lo que no te hace bien” pueda parecer útil, la decisión de dejar una relación es profundamente personal y debe tomarse desde el autoconocimiento, no desde la presión externa. Si notas que tu relación te genera sufrimiento de forma estable, lo más importante no es tomar una decisión inmediata, sino comenzar un trabajo interno que te permita hacerlo con claridad, seguridad y respeto hacia ti mismo.

¿Por qué resulta tan difícil dejar una relación? 4 factores clave

Son cuatro factores principalmente. Antes de continuar, te dejo un vídeo sobre este tema. Si prefieres seguir leyendo, el artículo está más abajo.

1. Rutina afectiva

Nos acostumbramos a una rutina afectiva y, aunque la relación sea desgastante, nos resulta difícil cambiar lo que conocemos. Lo familiar nos ofrece una falsa sensación de control y seguridad. En cambio, la posibilidad de cambio nos enfrenta a una mayor incertidumbre.

Cuando ya existe ansiedad o malestar por la relación, la mente interpreta que modificar esa rutina aumentará la incomodidad, por lo que preferimos mantener lo conocido antes que enfrentarnos a lo nuevo. Sin embargo, esta interpretación no siempre es real: cuando cambiamos una rutina que no nos funciona, abrimos espacio para el bienestar. La clave está en atravesar esa incomodidad inicial, que suele ser el precio de recuperar la calma y la libertad emocional.

2. Relación y autoconcepto

Una relación de pareja no solo implica convivencia o afecto, también influye en cómo nos percibimos a nosotros mismos. Con el tiempo, parte de nuestro autoconcepto se construye en función de la relación: cómo nos trata la otra persona, cómo respondemos, qué papel ocupamos.

Por eso, cuando la relación termina, sentimos que se desmorona una parte de nuestra identidad. Dejar a alguien es, en cierto modo, perder una versión de nosotros mismos. Para poder soltar de forma sana, es fundamental reconstruir el propio “yo”, recuperar tu identidad y autonomía emocional. Trabajar el autoconcepto es lo que permite volver a sentirte completo sin depender del vínculo.

3. Dependencia y co-dependencia

La dependencia emocional aparece cuando creemos que nuestro bienestar depende del otro: si la otra persona está, estamos bien; si se aleja, sentimos vacío o angustia. La co-dependencia, en cambio, surge cuando sentimos que el bienestar del otro depende de nosotros, lo que genera culpa ante la idea de alejarnos.

Ambas dinámicas limitan la capacidad de decidir y nos atan a la relación, incluso cuando ya no nos hace bien. Reconocer estas formas de dependencia es un paso esencial para poder tomar decisiones libres y responsables, sin miedo ni culpa.

4. Gestión de emociones

Debajo de todas estas dificultades suelen encontrarse emociones intensas como el miedo, la culpa, la inseguridad o la frustración. Estas emociones, en sí mismas, no son negativas: cumplen una función adaptativa y nos ayudan a protegernos. El problema aparece cuando no hemos aprendido a gestionarlas de forma adecuada y se vuelven demasiado intensas o duraderas.

Aprender a identificar y regular lo que sentimos nos permite decidir con mayor claridad. No se trata de eliminar el miedo o la tristeza, sino de transformarlas en señales de autoconocimiento y no en barreras que nos paralizan.

Otros factores

También hay circunstancias externas que pueden influir en la dificultad para dejar una relación. Factores socioeconómicos, compromisos familiares, la falta de un grupo de apoyo o el miedo a la soledad pueden hacernos sentir atrapados. En esos casos, es importante reconocer que no se trata solo de fuerza de voluntad, sino de un proceso que requiere comprensión, acompañamiento y herramientas emocionales.

Dejar una relación sin perderte a ti: claves para que un proceso de cambio y terapia funcione

Cuando estas dificultades nos impiden tomar decisiones y avanzar, puede tratarse de una dificultad que necesitemos trabajar en un proceso de cambio y terapia. Esto no quiere decir que tengas un problema psicológico, sino que a lo largo de nuestra vida vivimos situaciones difíciles donde se repiten patrones que hemos aprendido y necesitamos cambiar.

A su vez, un proceso terapéutico basado solo en sesiones suele ser un método eventual donde no nos sentimos acompañados. Voy a darte las claves para que este proceso funcione en casos tan particulares como este (la necesidad de tomar decisiones en relación a la pareja e incluso dejar la relación).

1. Necesidad de compañía constante

La ansiedad y las dudas nos suelen condicionar a diario. Por este motivo, cuando vivimos un proceso solo con sesiones eventuales no sentimos esa compañía, los días difíciles pasan y es complejo trabajarlo en sesiones cuando ya ha pasado ese momento.

Si estas dificultades son constantes, la compañía también debe garantizar esa constancia. Considerando esto, mi forma de acompañar es constante, cada día y sin límite de consulta. De esta forma, podemos afrontar lo que ocurre en cada momento, para así encontrar soluciones y que la mejoría, el bienestar y la seguridad llegue antes.

2. Profundizar en todas las partes de la personalidad

Solemos pensar que tener problemas con las decisiones o para dejar una relación es el problema, pero en realidad es la consecuencia de una dificultad general. Cuando nos enfocamos solo en el problema, los cambios son superficiales, y por ese motivo se repiten con el tiempo. Cuando trabajamos con todas las partes de la personalidad, encontramos una solución, que es tu propio autoconocimiento.

Es importante profundizar en cómo construyes relaciones, pero también en tu comunicación (para que sea asertiva y refleje límites), sistema de creencias, gestión de emociones, autoestima, etc. Cuando profundizamos en ti, encuentras soluciones que te ayudan a estar bien de forma estable.

3. Que sea un proceso práctico

Si en cada consulta o sesión nos quedamos solo con un desahogo, reflexiones o descubrimientos, esto no implica necesariamente un cambio. Para que la situación cambie debemos aplicar cambios concretos. Un proceso de cambio y terapia, para que funcione, debe ser profundo y a la vez práctico, ya que ambas características son totalmente compatibles y necesarias.

Tras cada consulta y sesión debe existir un aprendizaje que nos lleve a cambios prácticos que nos hagan sentirnos mejor y ganar seguridad.

4. Trabajo con la ansiedad y gestión de emociones

Si existe ansiedad, frustración o desánimo por este problema, es importante disminuir ese malestar para afrontar lo que ocurre con mayor garantía. Solucionar la ansiedad es posible cuando afrontamos sus causas desde todos los enfoques: fisiológico, emocional y psicológico.

En un sentido fisiológico, es importante trabajar con la respiración, para aliviar el peso de la ansiedad y dejar de sentir ese ahogo o sensación desagradable en el pecho o boca del estómago. También trabajamos con la comunicación, cómo gestionas tus emociones (para que el miedo, la inseguridad o la culpa no te condicionen tanto) y el desánimo.

Si existe un trabajo total en ti, puedes aumentar tu seguridad para tomar decisiones claras y así solucionar las dificultades en las relaciones de forma estable. Un proceso de cambio y terapia debe servir para eso: para solucionar lo que ocurre ahora, pero ante todo a través de un aprendizaje que te ayude en el futuro.

Un primer paso

Si tienes dificultades en este sentido y quieres compañía experta, el primer paso sería concretar una sesión exploratoria, que puedes agendar en Empoderamiento Humano. En esa sesión nos conocemos, profundizamos en tu situación y vemos cuál es la mejor forma para ayudarte.

Rubén Camacho

Rubén Camacho

Psicólogo y Coach

Profesional verificado
Málaga
Terapia online

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Rubén Camacho. (2025, noviembre 5). Dejar una relación de Pareja: por qué resulta tan difícil. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/pareja/dejar-relacion-de-pareja-por-que-resulta-dificil

Psicólogo y coach

Málaga

Psicólogo, coach y director de Empoderamiento humano, escuela de desarrollo personal online donde podrás comenzar procesos de cambio y transformación en tu vida para aumentar tu bienestar, mejorar tu autoestima y relaciones personales, conocerte mejor, gestionar tus emociones o mejorar tu productividad y liderazgo como profesional. Rubén es licenciado en Psicología (UNED) y Máster en Coaching y gestión del talento (EUDE, asociado a la Universidad Complutense de Madrid). Tiene más de 10 años de experiencia y ha acompañado a personas de hasta 5 países diferentes a conseguir el cambio y el desarrollo personal o profesional que necesitaban y se merecían.

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