En los últimos años, se ha generado un debate interesante en torno a la posibilidad de establecer modelos de relación de pareja diferentes a los más tradicionales o comunes. Estos se centran en relaciones monógamas, cerradas y que funcionan bajo una norma de fidelidad que muchas personas e investigadores empiezan a mostrar la necesidad de deconstruir.
Las relaciones abiertas se sustentan por la confianza mutua, conllevan un trabajo personal para dejar atrás los celos y abrazar la libertad de posibilidades y de establecer vínculos con otras personas, sin que eso suponga la amenaza o ruptura con tu relación. Cada relación es única, ya sea abierta o cerrada, pero uno de los componentes más importantes para que una relación funcione es la comunicación; se deben establecer correctamente unos límites que aseguren el bienestar de todos/as.
Muchas personas se preguntan si mantener una relación abierta supone tener más confianza en la pareja, aunque, existe toda una corriente de pensamiento crítico con las relaciones abiertas que piensa que son una forma de aprovecharse de tu pareja y su confianza para poder mantener otras relaciones afectivo-sexuales. Toda relación puede funcionar incorrectamente y hacer daño si no se establece una comunicación constante, buscando gestionar correctamente las emociones de ambas partes.
En este artículo vamos a hablar sobre las relaciones abiertas, intentando comprender si suponen un aumento de confianza en la pareja y en la autoestima propia, al confiar plenamente en ti mismo/a y evitar las comparaciones constantes con otras personas. Existen muchas formas de amar y de tener relaciones, y todas deberían ser respetadas. ¡Te recomendamos entrar a este artículo con la mente abierta para comprender este tipo de vínculos!
¿Qué es una relación abierta?
Una relación abierta es aquella que se establece entre dos personas que tienen una relación principal y llegan al acuerdo mutuo de abrir y establecer otro tipo de relaciones, normalmente centrada en el componente sexual, con otras personas sin que esto suponga un motivo de infidelidad o desconfianza. Como venimos comentando desde el principio, el componente más importante de las relaciones abiertas es la comunicación.
Para poder mantener este tipo de relaciones, resulta indispensable el establecimiento de límites definidos sobre lo que quiere cada persona en la relación; lo que para una pareja puede ser una relación abierta, para otra puede no serlo. Los límites son subjetivos, y tal vez se pongan en las relaciones sexuales esporádicas, los encuentros planificados o simplemente en besos sin compromiso.
Las relaciones abiertas no son un fenómeno tan nuevo y emergente como podemos pensar. La realidad es que existe el registro de estas formas de relacionarse alternativas desde el siglo XIX ligadas al anarquismo de la época, además de hacerse especial eco en la contracultura de los años 60 y en especial en relación al colectivo LGTB, pionero en experimentar relaciones más abiertas y flexibles. En los últimos años, coincidiendo con el aumento de conciencia de las emociones y de la importancia de cuidar de la salud mental, muchas personas han empezado a abrirse a este tipo de vínculos, experimentando que “les falta algo” construyendo vínculos cerrados y exclusivos.
Básicamente, como todo tipo de relaciones, las relaciones abiertas se basan en un acuerdo mutuo, una especie de “contrato” en el que se establecen las condiciones sobre las que funcionará el vínculo establecido. Cada acuerdo o conjunto de normas puede ser diferente según la relación, dando opción a todo un conjunto de posibilidades para desarrollar relaciones abiertas. Se puede acordar con quiénes está permitido relacionarse fuera de la pareja, con quiénes no, en qué momentos, en qué lugares, qué tipo de relaciones está permitido desarrollar…
En definitiva, las relaciones abiertas suponen todo un ejercicio de comunicación asertiva y confianza; si no existe la comunicación abierta y bidireccional que sirva para expresar las emociones de cada persona de manera sincera, la relación probablemente no funcionará.
Diferencias con el poliamor o la anarquía relacional
Existen conceptos o formas de relacionarse ligados a las relaciones abiertas pero que deben ser diferenciados. Estos son el poliamor y la anarquía relacional. El poliamor hace referencia a la construcción de vínculos horizontales con otras personas además de con la pareja principal; no está ligado exclusivamente a las relaciones sexuales, sino que también puede existir relaciones románticas, teniendo siempre una (o más) parejas principales.
La anarquía relacional, por su parte, se concibe como una política de estilo de vida que propone aplicar los principios del anarquismo social a las relaciones. Esto quiere decir romper con las categorías clásicas relacionales y construir relaciones alejadas de la normatividad, las estructuras de poder, la autoridad y los mecanismos de control.
Algunas diferencias importantes entre las relaciones abiertas y estas formas alternativas de vinculación son:
1. Grado de enamoramiento
Normalmente, las relaciones abiertas hacen referencia a la exclusividad sexual, poniendo el límite en la construcción de otros vínculos afectivos más relacionados con el enamoramiento. En relaciones poliamorosas o en anarquías relacionales, se pueden mantener vínculos de enamoramiento con varias personas a la vez, normalmente con el conocimiento de todas las partes.
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2. Grado de intimidad
En relación a lo anterior, las relaciones abiertas, por lo general, se limitan a abrir la posibilidad de tener intimidad sexual, mientras que las relaciones poliamorosas se fundamentan en construir vínculos románticos y no basados exclusivamente en el sexo.
3. Grado de fidelidad
En las relaciones poliamorosas o anarquías relacionales, se espera algún tipo de fidelidad para con las personas con las que se ha establecido el conjunto de relaciones que forman el poliamor o anarquía relacional. Sin embargo, las relaciones abiertas suponen fidelidad a una persona central, con la libertad de tener encuentros sexuales o el límite que se haya definido en cada caso concreto.
4. Número de personas
Una diferencia clave es el número de personas que forman las relaciones. Recordemos que las relaciones abiertas se dan entre dos personas, una relación “clásica”. Por su parte, las relaciones poliamorosas o anarquías relacionales incluyen todo un conjunto de personas e incluso grupos completos.
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¿Por qué hay resistencia a este tipo de relaciones?
Como venimos comentando, mantener una relación abierta supone un ejercicio de confianza tanto en la otra persona como en uno/a mismo/a. Muchas personas son reticentes a establecer este tipo de vínculos, movidas principalmente por la asunción tradicional de vínculos cerrados y manteniendo una defensa férrea a la fidelidad. Ahondando en algunos motivos principalmente culturales de por qué hay resistencia o miedo a tener relaciones abiertas, estos pueden ser:
1. Miedo a perder a tu pareja
Muchas personas sienten que, abriendo la relación de pareja, se enfrentan a la posibilidad de que la relación de rompe o de que la pareja les deje por otra persona. Esto no es más que el resultado de la inseguridad en tu relación; cualquier tipo de vínculo, sea abierto o cerrado, puede acabar en cualquier momento, y no por tener una relación cerrada evitas la posibilidad de que algún miembro de la pareja se enamore de otra persona. Cuando una relación se sustenta en la comunicación, la confianza y el respeto de los límites, estas amenazas o miedos se ven disipadas por la posibilidad de comunicar todas tus emociones y procesos emocionales a tu pareja.
2. Norma social
Como venimos comentando, la norma social en cuanto a relaciones ha estado dictada principalmente por el amor romántico; el sentimiento de que hay un “amor verdadero” o una “media naranja” para cada persona. Estas creencias son falsas y se sustentan en la cultura del honor y la falta de autoestima; el sentir que una relación “te arreglará” o te hará sentir mejor. Todas las personas somos válidas, teniendo o no una relación.
3. Falta de comunicación
El problema principal por el que la mayoría de relaciones no funcionan es la falta de comunicación. Muchas personas no saben comunicar lo que sienten o no llegan a un nivel de complicidad total con su pareja.
Por ello, muchas veces no se establecen límites saludables en cuanto a lo que cada miembro de la pareja quiere, y esto es lo que causa las infidelidades tradicionales; cuando se incumplen límites.
Sin embargo, no deben darse estos límites por hecho sin haberlos hablado o delimitado, la otra persona puede no saber lo que tú quieres si no lo comunicas.
Una forma diferente de construir relaciones
En conclusión, las relaciones abiertas se presentan como formas alternativas de construir relaciones, pero eso no las posiciona como algo mejor o peor que las relaciones cerradas tradicionales. Sí es cierto que, por lo general, las relaciones abiertas traen un nivel de confianza, comunicación y complicidad mayor que las relaciones tradicionales, ya que se emplea mucho tiempo en delimitar los límites y las cosas que harán sentir mejor o peor a la otra persona. Sin embargo, esto no quiere decir que las relaciones cerradas funcionen sin confianza o comunicación. Lógicamente, también existen ambos componentes y son determinantes para un rumbo más o menos saludable en la dinámica relacional.
Este artículo no tiene el objetivo de desprestigiar o desmerecer las relaciones cerradas, sino de entender las relaciones abiertas fuera de una concepción tradicional que alegue que se sustentan en la lujuria o el sexo sin control.
Todas las relaciones deberían ser válidas, y todas las personas deberíamos hacer autocrítica sobre la forma en la que nos relacionamos con otras personas.