Tradicionalmente, tanto en España como en el resto de países de habla hispana se ha dado por supuesto que estar en una relación de pareja significa, entre otras cosas, experimentar celos cuando posibles competidores o competidoras andan cerca de la persona amada. Es como si, por definición, el amor consistiese en reservarse a la otra persona para uno mismo, de forma activa y, cuando haga falta, mediante actitudes agresivas.
De hecho, los celos son muy bien vistos por muchísimas personas. Son percibidos como una muestra de pasión, algo que hace evidente que valoramos mucho a la otra persona y que no soportaríamos perderla. Desde este punto de vista, no experimentar celos en una relación de pareja sería algo así como un signo de que no merecemos tener novio, novia, esposa o marido.
Sin embargo, esto está cambiando. Cada vez son más frecuentes las relaciones de pareja que se reivindican libres de celos.
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Las características de una relación de pareja sin celos
Hay muchos elementos que permiten distinguir cuáles son aquellas parejas que optan por limitarse a disfrutar de la compañía del otro sin desconfiar. De hecho, algo tan simple como renunciar a los celos marca un antes y un después en cualquier noviazgo o matrimonio.
Se trata de una actitud que se manifiesta claramente a través de diferentes facetas de la vida, dado que, aunque no lo parezca el amor romántico tal y como suele ser entendido normalmente puede llegar a conducir a estados de paranoia que impiden disfrutar verdaderamente de ese vínculo afectivo.
A continuación puedes ver cuáles son los rasgos típicos de las parejas en las que no hay celos involucrados.
1. El control del otro brilla por su ausencia
Esta es, probablemente, la principal característica de este tipo de relaciones amorosas. En ellas, simplemente, no es aceptable intentar a controlar a la otra persona, organizarle el horario ni imponerle obligaciones relacionadas con el modo en el que debe interactuar con el resto de personas.
En vez de intentar controlar al otro, se asume que la relación de pareja se basa en la simetría y en la ausencia del poder de imposición. Es cierto que hay una serie de expectativas y de reglas de convivencia, pero eso no significa que debe ejercerse un control tiránico ni una vigilancia casi policial por miedo a lo que podría pasar.
Es por eso que este tipo de parejas no se reprochan mutuamente acciones que, solo si nos ponemos muy pesimistas, podrían ser un indicio poco claro de traición. Acusaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias.
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2. Disfrutan tranquilamente de la independencia en el ocio
Este tipo de parejas tienen claro que hay muchas aficiones, intereses y hobbies que no tienen por qué ser compartidas. De hecho, el ser humano es lo suficientemente complejo como para que sea bastante raro que a dos personas les motive hacer siempre las mismas cosas a la vez... incluso aunque sean pareja.
3. Se reservan unos ratos de intimidad
Todo el mundo necesita momentos para estar a solas, incluso aquellos que son más extravertidos. Las personas más celosas, en este tipo de situaciones, pueden llegar a creer ideas que bordean el delirio, como por ejemplo dar por supuesto que cada vez que su pareja va a un parque o se va a leer a la habitación en realidad va a relacionarse con "competidores".
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3. Disfrutan de la confianza mútua
No es lo mismo estar en una relación sabiendo que el pegamento que la manteien unida son las normas autoimpuestas, que hacerlo teniendo como razón de ser el vínculo afectivo en sí mismo, y nada más.
Vivir con autenticidad cada momento hace de las relaciones de pareja algo mucho más gratificante, y eso se nota enseguida. E por eso que las relaciones libres de celos tienen más posibilidades de dar pie a momentos de felicidad.
4. Acumulan menos estrés
Es algo lógico que las relaciones en las que los celos son notorios los momentos de paranoia abundan.
Esto, por supuesto, hace que el estrés se vaya acumulando, ya que siempre hay motivos para preocuparse; a fin de cuentas, los momentos en los que teóricamente la otra persona podría estar traicionándonos aparecen todo el rato. Esto es especialmente cierto desde que todo el mundo utiliza Internet y los smartphones para relacionarse con todo tipo de personas.
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5. Disfrutan de una mayor vida social
Hay vida más allá de la pareja. Sin embargo, muchas relaciones basadas en los celos y en los estereotipos y roles de género se encierran en sí mismas. ¿Por qué? Porque el valor de la exclusividad es tan fuerte en él que está muy por encima del resto de amistades. Se entiende que lo normal, la situación que se da por defecto, es estar juntos y aislados del resto.
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