Cuando terminamos una relación necesitamos un tiempo para hacernos a la idea de que esa persona por la cual teníamos determinados sentimientos ya no va a formar parte de nuestra vida, y, por lo tanto, reajustar nuestra rutina y planes futuros sin su presencia.
Por todo ello, en ese proceso en el cual asumimos y afrontamos nuestra nueva realidad, es normal experimentar emociones desagradables e intensas que, en ocasiones, sentimos que no podemos controlar. El duelo por la pérdida de la pareja es bastante similar a otros tipos de duelo y la superación de este o las estrategias que podemos utilizar para ello también son parecidas.
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Las etapas del duelo
Para comenzar, veremos que las fases del duelo de una ruptura sentimental son las mismas fases que las de cualquier otro duelo. A continuación, describiremos con brevedad estas fases que posiblemente muchos de vosotros ya conoceréis o habréis experimentado. Deberemos tener en cuenta que no tienen por qué darse de manera lineal, cada persona las experimentará en un orden y podemos pasar por cada una de ellas en más de una ocasión. Las fases son:
1. Shock
Es el contacto inicial con esta nueva situación. En esta fase la persona puede no haber reaccionado aún, es como una fase de sorpresa en la cual aún no hemos pensado en lo que está pasando realmente.
2. Negación
“Esto no me puede estar pasando” o “no puede ser verdad lo que estoy viviendo” son pensamientos típicos que nos inundan cuando estamos en esta fase. En este momento del proceso nos negamos a aceptar la realidad que está ocurriendo, no asumimos que nuestra relación ha terminado y permanecemos esperando a que de un momento a otro la relación vuelva a arreglarse y a continuar en pareja. Si esta situación se prolonga y la persona continúa evadiendo lo que ha ocurrido sin pasar por el resto de las etapas del duelo, acabará teniendo complicaciones para hacerlo en un futuro y le acarreará aún más sufrimiento a largo plazo.
3. Enfado/Ira
En esta fase la persona ha comenzado a asimilar que la relación ha acabado y empieza a sobrevenirle enfado hacia su expareja. Sentimos que hemos sido tratados de forma injusta o que nos han traicionado. En ocasiones pensamos que no ha valorado lo que hemos hecho por la pareja, que era un inmaduro/a o que no nos merecía como pareja. Este enfado esconde detrás un sufrimiento profundo por lo que estamos viviendo y es posible que en esta etapa también sintamos ansiedad.
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4. Negociación
En esta etapa la persona intenta negociar posibles cambios para recuperar a la pareja, forzando acuerdos o intentando solucionar los problemas que hemos visto que formaban parte de nuestra antigua relación. Es posible que aparezcan gestos románticos que quizás la expareja había demandado tiempo atrás, que busquemos excusas para tener que vernos o forcemos encuentros “casuales” o, incluso, en ocasiones chantajes o manipulaciones para que la pareja quiera volver a la relación, por ejemplo, “no puedo vivir sin ti” o “si no vuelves no voy a poder salir de esta situación”.
5. Depresión/Tristeza
En esta etapa comenzamos a asimilar que la ruptura es algo real y que no tiene solución, por lo que es habitual que experimentemos una tristeza profunda por la perdida. Empezamos a tener pensamientos y conductas que pueden ser dañinas para nosotros mismos. Tendemos a pensar que no encontraremos a nadie con quien compartir nuestra vida, que no volveremos a experimentar el amor así de intenso o que no volveré a conectar con nadie como con esa persona.
Estos pensamientos son completamente irracionales y se alimentarán de los miedos y creencias de cada uno de nosotros por lo que cada persona experimentará los suyos propios. En lo referente a comportamiento es habitual que en esta etapa seamos un poco destructivos con nosotros mismos y generemos hábitos o actitudes que si las mantuviéramos a largo plazo serían perjudiciales.
6. Aceptación
Esta es la etapa final del duelo, en ella la persona ya ha aceptado que la expareja no volverá y que es capaz de vivir una vida plena y feliz por sí misma. Una vez que nos encontramos en esta fase podemos decir que hemos superado el duelo y llegado el momento podremos comenzar una nueva relación sana y con nuevos aprendizajes.
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Consejos ante el fin de una relación amorosa
Para ayudarte con este duelo te dejo por aquí unos tips que facilitarán que el duelo no se enquiste y que puedas hacer un aprendizaje de todo el proceso que estás viviendo:
1. Conócete
En ocasiones tras años de relación hemos formado una identidad de pareja y una vez se produce la ruptura me siento perdido y no sé quién soy. Aprovecha este momento para experimentar y sacar a la luz tu propia identidad, que aficiones te gustaría tener, gustos nuevos a nivel musical, teatro, cine, etc. y nuevo enfoque a mi vida, cómo me gustaría vivirla.
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2. Trabaja tu autoestima
La autoestima será la base de que consiga hacer un buen proceso de duelo; aceptarme como soy, con mis puntos fuertes y con los menos fuertes y quererme por todo ello.
3. Tiempo solo/a
Aprovecha esta nueva etapa para disfrutar haciendo cosas contigo mismo/a, aprende a escucharte, a darte lo que necesitas y a dedicarte ratitos de paz y cuidado que puedas añadir a tu rutina.
4. Practica la compasión
Contigo, entendiendo que estás dando lo mejor de ti en cada situación y aprendiendo de las ocasiones que no han salido como esperabas sin castigarte y juzgarte. Pero también con la expareja, ya que el entender que es solo una persona más intentando hacerlo lo mejor posible con las herramientas que tiene facilitará el paso por el duelo (principalmente en la fase de enfado/ira) y nos permitirá una vez que hayamos pasado el duelo recordar la relación con sus momentos bonitos y su aprendizaje.
Regina López Riego
Regina López Riego
Psicóloga General Sanitaria
El tiempo que cada persona tarda en realizar el duelo es variable, puede verse influido por diversos factores, entre ellos por la posibilidad de que en la relación hubiera algún tipo de dependencia que dificulte la separación, ideas y creencias sobre las relaciones y sobre mí mismo/a e incluso mis propios miedos.
Por todo ello, es importante que sigamos nuestro propio ritmo, nos escuchemos y tengamos en cuenta nuestras necesidades y en caso de que sintamos que permanecemos estancados, busquemos ayuda de un profesional para evitar que el duelo se convierta en algo patológico y que así podamos avanzar en nuestro proceso.