Los opioides son sustancias con efectos analgésicos, relajantes y euforizantes que se utilizan como fármacos para tratar síntomas de dolor intenso, si bien en muchos casos son usados como drogas recreativas. En este sentido, opioides como la oxicodona, la morfina o la codeína tienen un elevado potencial de adicción y de dependencia física.
En este artículo describiremos las características principales de la oxicodona, para qué se utiliza y cuáles son los efectos secundarios más habituales de este opioide, muy utilizado para tratar el dolor en trastornos crónicos como el cáncer.
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¿Qué es la oxicodona?
La oxicodona es un fármaco analgésico de la clase de los opioides, también conocidos como narcóticos. Estas sustancias, además de otros efectos, hacen que el cerebro responda de forma distinta al dolor, haciendo que éste resulte más llevadero para la persona que lo sufre.
Tal efecto se produce a través de la unión del fármaco con los receptores opiáceos cerebrales, que bloquea el envío de señales relacionadas con el dolor. Esto hace que quien consume oxicodona y otros opioides tenga una percepción distinta del dolor.
La oxicodona se sintetiza a partir de la tebaína, un opioide alcalino que se encuentra en las cápsulas de la adormidera. Las propiedades químicas de este compuesto son similares a las de la morfina y la codeína, otros dos opioides muy comunes.
Se comercializa con muchos nombres comerciales distintos, solo o en combinación con otros analgésicos. Algunos de los más habituales son Oxycontin, Oxynorm, Targin y Percodan; este último contiene también aspirina (ácido acetilsalicílico), mientras que el Percocet está compuesto por oxicodona y paracetamol.
Aunque lo más frecuente es que sea consumida en forma de comprimido, también es posible encontrar oxicodona como solución oral y, más raramente, en formato inyectable. Existen variantes de liberación rápida que se toman cada 4 o 6 horas, y otras de liberación lenta; en este caso se recomienda consumir la oxicodona cada 12 horas.
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¿Para qué se utiliza?
La oxicodona se utiliza para aliviar síntomas de dolor. Se trata de un analgésico con una potencia relativamente elevada, por lo que se recomienda su uso en el tratamiento de dolores de moderados a intensos.
En general se prescribe este fármaco cuando se espera que una persona vaya a sentir dolor durante un periodo de tiempo largo, y en caso de que éste no se alivie suficientemente con el uso de otros analgésicos menos agresivos.
Los estudios afirman que el consumo de oxicodona mejora la calidad de vida de las personas con dolor moderado o intenso, tanto si es agudo como crónico. En particular, el uso más frecuente de la oxicodona es el que tiene lugar en el contexto de tratamientos para el dolor asociado a cáncer; de hecho, es un fármaco de elección en estos casos.
Además se utiliza para aliviar el dolor debido a traumatismos u otras lesiones físicas, así como el que se produce como consecuencia de intervenciones quirúrgicas agresivas. Como hemos dicho previamente, dado el potencial de adicción de la oxicodona es preferible administrar fármacos más suaves en caso de que sus efectos sean suficientes para la persona.
Aunque existen productos farmacéuticos compuestos exclusivamente por oxicodona, con frecuencia se combina con otros analgésicos en un único medicamento. Algunos de los más habituales son el ibuprofeno, el paracetamol, la aspirina y el acetaminofeno.
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Efectos secundarios y precauciones
Entre los efectos secundarios más habituales de la oxicodona destacan la somnolencia, la fatiga, los mareos, el dolor de cabeza, el picor, las náuseas, los vómitos, la pérdida de apetito, el dolor de estómago, el estreñimiento, la sudoración y la sequedad bucal. Los efectos positivos incluyen relajación, euforia y reducción de la sensibilidad al dolor.
El nerviosismo, la diarrea, la retención urinaria o el hipo son efectos secundarios infrecuentes y de baja relevancia. Otras reacciones son más graves; si aparecen problemas de respiración, descenso del impulso y el rendimiento sexual, alteraciones del ciclo menstrual, sensaciones de desmayo o estreñimiento grave es importante consultar al médico.
La sobredosis de oxicodona se caracteriza por los siguientes síntomas: debilidad muscular, dificultades respiratorias, descenso de la temperatura corporal, somnolencia muy intensa e incluso pérdida de conciencia y coma. Estos efectos son más probables en niños, por lo que no se recomienda el consumo de oxicodona en menores de edad.
Las personas con problemas respiratorios graves o con bloqueo intestinal no deben tomar oxicodona. Tampoco debe consumirse este fármaco en combinación con alcohol ni durante el embarazo o la lactancia, puesto que puede provocar la aparición del síndrome de abstinencia en el bebé. Además la investigación científica sugiere que los opioides podrían reducir la fertilidad.
Por otra parte se ha descrito un gran número de casos de abuso y adicción de oxicodona dado que, como el resto de opioides, este fármaco produce efectos reforzantes y euforizantes. La oxicodona se combina con frecuencia con naloxona para prevenir la aparición síntomas de abstinencia.
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