Conductismo epistemológico: qué es y cómo influyó a la psicología

Un resumen de las características del conductismo epistemológico y su filosofía.

Conductismo epistemológico

Explicar que es el conductismo epistemológico no es tarea sencilla, dado que se entremezcla en conceptos filosóficos que recurren, en mayor o menor medida, a términos mentalistas que los conductistas no veían con buenos ojos.

Los fundamentos epistemológicos de la ciencia del comportamiento han sido los de legitimar la psicología como una ciencia, pero haciéndolo de una forma tan radical que, incluso, se podría decir que perdió mucha información por el camino, relevante pero oculta en la mente. Tratemos de entender un poco más a fondo esta cuestión.

Conductismo epistemológico y antecedentes filosóficos

La psicología ha alimentado la controversia entre el empirismo y el racionalismo cuando ha tratado de establecerse como una ciencia plena, con los mismos derechos que las todopoderosas ciencias exactas, como las matemáticas, la física y la química. Antes de entrar en la perspectiva tomada por el conductismo, se hace necesario entrar en detalle sobre la visión del racionalismo y el empirismo acerca de la obtención del conocimiento:

En primer lugar, el racionalismo sostiene la idea de que en el mundo se pueden encontrar regularidades, y que es a partir de estas regularidades que se pueden establecer leyes universales. Estas leyes universales serían obtenidas por medio de la razón.

En segundo lugar tenemos el empirismo, visión filosófica que considera que no hay forma de llegar a la universalidad, es decir, que no es posible obtener leyes universales en todo dado que no todo se puede presentar de forma regular.

El empirismo defiende la idea de que no es viable pensar ninguna idea que no proceda de las impresiones de los sentidos. Aprendemos sobre el mundo por medio de nuestras impresiones, los juicios que hagamos después no son, en realidad, un aprendizaje propiamente dicho, sino una reflexión. El conocimiento, entendido como leyes generales, no sería más que la generalización de los hechos a partir de los hábitos de la mente.

Hume consideraba que el principio de causalidad, es decir, relacionar un evento con otro posterior (causa-efecto) se constituía a partir de ideas que se asocian unas con otras gracias a la actividad mental. Pero estas ideas no surgen en el vacío de la mente, sino que son venidas por medio de la experiencia sensorial. La mente conforma el hábito y relaciona las idea simples creando ideas complejas o reflexiones. Serían estas ideas más complejas las que permitirían señalar la relación de los eventos bajo la condición de causalidad.

La mente, por medio de observar reiteradamente los eventos, asocia eventos que se presentan de forma sucesiva, y determina que uno es la causa y el otro es el efecto. Así, se entiende que las leyes son, en realidad, conjeturas basadas en experiencias individuales y que, aunque se crean que siempre están condicionadas, que siempre se manifestarán una seguida de la otra, no tiene por que ser así.

Las ciencias, en su pretensión de transformarse en ciencia exactas, se han valido de la búsqueda de toda relación causal pero con regularidades universales. Esto ha sido, de acuerdo con varios autores, el caso de la psicología experimental. La psicología se ha encontrado en medio del debate empirista-racionalista, buscando relaciones de causa y efecto y, a su vez, regularidades en todos los lugares posibles que pudieran hacer de la conducta algo predecible.

Es aquí en donde entramos el los fundamentos epistemológicos del conductismo. Los conductistas más clásicos trataron de hacer que las explicaciones de la conducta humana sean consideradas científicas, pero primero, se debe poder descubrir regularidades que le den explicación. Estas regularidades deben venir en términos de causas y efectos. Un evento hace que el individuo lleve a cabo una determinada conducta, como así viene a indicar la versión más primigenia del conductismo.

Conductismo y asociacionismo

De los antecedentes que marcaron a la psicología como ciencia positiva se puede hablar de Ivan Pavlov y otros científicos que conformaron el movimiento de la fisiología rusa. Son los antecedentes de una psicología científica que se tornaría en la corriente asociacionista, en la que se incluyen a la mayoría de los fisiólogos y psicólogos experimentales que han tenido la intención de explicar la conducta humana.

Estos basaban sus explicaciones en el principio de causalidad, y es por esto, que sus explicaciones se han tomado como los antecedentes de la psicología científica, relacionada con la corriente experimental iniciada por Wilhelm Wundt. Buscaban poder establecer relaciones necesarias y suficientes entre eventos o hechos, en este caso la conducta y la fisiología. Así, la psicología, entendida como una ciencia estricta, busca explicar y dar cuenta de las variables que controlan la conducta humana.

Pero el concepto de causalidad ha estado fuertemente asociado en psicología al modelo estímulo-respuesta conductista. El conductismo, ya en sus orígenes, consideraba que todas las conductas pueden ser analizadas a partir de movimientos concretos y objetivables, que cada uno de ellos es elicitado por efecto de un estímulo ubicado en el ambiente.

Es, quizás, este el problema que impidió que el conductismo pudiera progresar de forma más exitosa con el pasar de los años, dado que se le vio como muy enfocado al modelo estímulo-respuesta, además de ignorar mucho todos los procesos internos del sujeto. Si se sale del estudio de la conducta observable, el conductismo, como corriente, falla. Se le ve como una corriente psicológica demasiado limitada, determinista y antihumanista.

Acerca del conductismo pragmático

Hay quienes consideran que el describir el conductismo como una corriente únicamente enfocada en explicar el comportamiento basado en relaciones causales entre dos variables es, en realidad, una imprecisión histórica y conceptual. Se considera que la causalidad no debería ser el concepto sobre el que se debiera describir el desarrollo histórico de la ciencia del comportamiento. Se tiene la premisa de que los fundamentos epistemológicos del conductismo no deben hacerse a partir de la noción de causalidad, sino del pragmatismo.

Muchos psicólogos consideran que el conductismo tiene fuente en el empirismo, dado que los conductistas toman como herramienta fundamental la observación para conseguir conocer el comportamiento humano.

Sin embargo, aquí se topan con un problema, y es que el empirismo no negaba la existencia o utilidad de los procesos internos como causantes de la propia conducta. En realidad, el empirismo, en boca del mismo Hume, sostiene que la representación, las ideas de reflexión, como placer o dolor, surgen debido a que algunos eventos inciden encima del alma, más modernamente entendida como mente. Es por esto que, teniendo en cuenta la posición conductista sobre la idea de mente, no es apropiado llamar a los conductistas empiristas.

Sobre Watson y Skinner

En el inicio del conductismo, como corriente, se da después de que John B. Watson publicara su Behaviorist manifesto (“Manifiesto conductista”) en 1913. En este texto se trataba de desvirtuar las explicaciones dualistas de carácter metafísico, propias de René Descartes, que la psicología racionalista cartesiana había heredado. Watson daba mayor importancia a las explicaciones no mentalistas, basadas en el estudio objetivo del comportamiento, lo cual se trasladó a toda la corriente conductista que después iría tomando forma.

Debido a esto, el conductismo se ha considerado, al menos en sus orígenes, fisicalista, causal y, en cierta manera, recurrente de los postulados del positivismo lógico. Se ha argumentado que toda epistemología conductista procede de un esquema fisicalista, de relación de tipo causal.

Sin embargo, si se aborda la figura de B.F. Skinner, no se puede caer en el error de pensar que su epistemología como marco metodológico provienen del positivismo lógico. Skinner no entendía lo operante como un suceso que ocurre en el mundo interno y subjetivo del individuo, sino que lo entendía en términos puramente conductuales.

No se entiende su metodología como un mero establecimiento de causas, algo muy propio en el modelo estímulo-respuesta más antiguo y clásico, sino que también lleva a cabo un análisis funcional de contingencias.

Skinner rechaza todo concepto metafísico, intenta rechazar la metafísica esencialista de Kant, evitando recurrir a términos como mente, conciencia, espíritu, ideas y otros que hace referencia a procesos que no se pueden observar directamente. Su epistemología es, en esencia, de tipo pragmático, dado que parte en la medida que se conozcan las reglas que parecen regir, o no, el mundo, viéndolas en términos de relaciones pero no de causalidad estrictamente hablando.

Referencias bibliográficas:

  • Posso-Meza, A. (2018). Aspectos ontológicos y epistémicos en el conductismo de B.F. Skinner. Revista estudiantil de filosofía. 31, 1-12
  • Romero-Otálora, C. A. (2012). Fundamentos epistemológicos del conductismo: de la causalidad moderna hacia el pragmatismo. Revista Iberoamericana de Psicología: Ciencia y Tecnología. 5(2): 41-48

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