Las expectativas inconscientes y la autoestima: ¿cómo se relacionan con nuestro bienestar?

Nuestras expectativas acerca de la vida tienen una profunda relación con la autoestima.

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A menudo solo estamos satisfechos con nosotros mismos cuando cumplimos con ciertas expectativas. Pueden ser expectativas propias o que los demás tienen de nosotros, o que creemos que los demás tienen de nosotros. Las expectativas juegan un papel muy importante en nuestro bienestar emocional, convirtiéndose en parámetros a partir de las que queremos evaluar nuestro rendimiento como personas, lo que relacionamos con el “valor propio”.

A lo contrario, cuando nos sentimos inadecuados o inseguros, puede ser porque sentimos que aún no estamos cumpliendo con ciertas expectativas y creemos que solo podemos ser felices con nosotros si las alcanzamos. Así, nuestras expectativas están directamente relacionadas con nuestra autoestima. Como en el trabajo, donde también obtenemos dinero (por lo tanto, valor) por cumplir tareas.

¿Qué tienen que ver las expectativas con nuestra autoestima?

El problema con la conexión entre las expectativas y la autoestima es que nos predispone a pensar continuamente que nos falta. Además, no podemos rendir siempre de la misma manera y hay muchos factores que influyen en nuestras vidas que no podemos controlar. Por ejemplo, enfermedades, accidentes u otros golpes del destino.

Las personas que están pasando por una enfermedad grave a menudo cuentan cómo les molesta no solo el dolor que conlleva, sino también la idea de ser una carga para los demás. No poder trabajar y actuar de la manera que esperan los hace sentir insuficientes.

Así que la autoestima no debe depender únicamente de si cumplimos con todas las expectativas que tenemos de nosotros mismos. Al mismo tiempo es imposible liberarnos por completo de tener expectativas. En este sentido un trabajo importante es el de identificar, cuestionar y en caso que sea necesario, reformular nuestras expectativas, de tal manera que se adapten mejor a nuestra realidad actual.

Una persona que está pasando por una enfermedad grave no puede ni tiene que esperar ir a trabajar de la misma forma en que estaba acostumbrado. Una expectativa alternativa para el momento por el que está pasando sería seguir ciertas instrucciones que le haya dado el médico (por ejemplo, cuidar su dieta) y decirse a sí mismo: "Si hago esto, por ahora es suficiente".

¿Cómo identificar nuestras expectativas inconscientes?

Hacer una lista de lo que actualmente esperamos de nosotros mismos puede ser un ejercicio interesante. Todo lo que necesitamos es una hoja con el título "Debería..." y/o "Tengo que...". ¿Cómo continuaríamos estas frases? Por ejemplo: Debería ser amable con todos, necesito ganar más dinero, debería tener más amigos, necesito hacer algo importante para la humanidad...

Así que preguntemonos: ¿Qué creo que tengo que hacer ahora mismo? ¿Cuáles son los logros que espero de mí mismo? ¿Hasta qué punto estoy insatisfecho conmigo mismo y por qué? ¿Qué condiciones aún no he cumplido? El siguiente paso es cuestionar estas expectativas. ¿Son significativos, útiles, realistas, justos conmigo mismo? ¿Esperaría lo mismo de los demás? Y también muy importante: ¿de dónde vienen estas expectativas?

Las expectativas que nos ponemos a nosotros mismos suelen surgir de forma inconsciente, por eso es tan importante que las anotemos y abordemos. También es interesante preguntarse hasta qué punto estas expectativas son en realidad nuestras propias expectativas y con qué frecuencia se trata más de cumplir las expectativas de los demás (padres, parejas, hijos).

Lo que esperamos de nosotros mismos es lo que creemos que debemos hacer o cómo debemos ser, por lo que las expectativas están directamente relacionadas con nuestras creencias. Las creencias son como nuestras propias ideas y suposiciones (también a menudo inconscientes) sobre el mundo, nosotros mismos, el futuro y el pasado, otras personas y relaciones. A través de nuestras experiencias de vida, hemos aprendido estas suposiciones de otros (por ejemplo, de nuestros padres) o las hemos construido nosotros mismos (como conclusiones personales).

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La construcción de creencia y expectativas

La mejor manera de entender qué son las creencias y cómo construyen nuestras expectativas es con un ejemplo. Digamos que a una mujer le enseñaron desde niña que tenía que esforzarse más para hacer amigos, que era demasiado tímida o aburrida, y que era muy importante ser popular y saltar sobre la propia sombra. No es un pensamiento del todo equivocado, pero de niña aceptó este supuesto consejo como un defecto personal en el que ahora siente que necesita trabajar continuamente.

A través de sus experiencias en la infancia se solidificaron creencias en ella, como: Tengo que ser del agrado de todos, soy demasiado tímida, soy aburrida, siempre será difícil para mí hacer amigos. Cada vez que tenía problemas para comunicarse con alguien o se sentía incómoda, inmediatamente se refería a sí misma (incluso como mujer adulta). Entonces, sin importar cuántos amigos tuviera, si alguna vez alguien la rechazaba, pensaba que tenía algo que ver con ella porque creía ser demasiado tímida y antisocial y eso la incomodaba mucho.

En consecuencia, ahora inconscientemente tiene ciertas expectativas de sí misma hasta el día de hoy. Por ejemplo: tengo que acercarme abiertamente a la gente nueva, incluso si a veces no tengo ganas, tengo que socializar mucho, debo ser sociable. Eso a pesar de que, en su vida actual tiene un círculo estable de amigos y en realidad no le faltan contactos. El motivo de "tener que ser social" la ayudó en esto. Pero también la hace sentir que no está haciendo lo suficiente, a pesar de tener buenos amigos y una vida social satisfactoria, y que necesita seguir tratando de ser popular y aceptada.

Su expectativa no está en el sentido de sus necesidades actuales, sino sólo en función de creencias construidas en el pasado. Así se vuelve a cuestionar cada vez que no le va bien. Puede estar contenta consigo misma, pero su sistema de creencias y sus altas expectativas funcionan como un pozo sin fondo, mientras persistan y no sean cuestionadas, nunca se reconocerá a sí misma como lo suficientemente sociable o popular.

El ejemplo de la mujer muestra cómo siempre construimos nuestras expectativas bajo la influencia de nuestro entorno. No necesariamente porque se nos impone una expectativa concreta, sino por supuestos. Asumimos que los demás esperan algo de nosotros y no queremos decepcionarlos o ser rechazados, y ni siquiera nos preguntamos si estas suposiciones también podrían estar equivocadas.

Esto sucede muy a menudo con los padres. Por ejemplo, que no queremos decepcionar a mamá y papá y acogemos sus expectativas indiscriminadamente. Decisiones tan trascendentales de la vida, como casarse o querer tener hijos, pueden tener más que ver con las expectativas sociales que con nuestros propios deseos para el futuro. Entonces sucede que tratamos de conciliar una gran variedad de cosas, creyendo que así lo queríamos.

Entonces, ¿qué debemos hacer con nuestras expectativas?

Las expectativas que ya no se ajustan a nosotros o nuestra situación de vida actual son como una carga que llevamos constantemente con nosotros. Desafiar estas expectativas nos ayuda a clasificar, reformular y redefinir nuestras prioridades.

Las siguientes preguntas pueden ayudarnos a mirar nuestras propias expectativas con más distancia para determinar qué tan significativas y útiles siguen siendo. Así que imaginemos que estamos sentado frente a la lista de diferentes expectativas que hemos descubierto sobre nosotros mismos, y sobre cada una de ellas nos hacemos las siguientes preguntas:

  • ¿Qué siento cuando pronuncio esta expectativa en voz alta?
  • ¿Sigue siendo relevante cumplir con esta expectativa? ¿Tiene sentido todavía?
  • En mi situación de vida actual, ¿es realista tener que cumplir con esta expectativa?
  • ¿De dónde viene?
  • ¿Puedo tachar la expectativa de mi lista? ¿Cómo se sentiría eso?
  • ¿Puedo reformularla o reemplazarla?
Dorothee Von Stösser

Dorothee Von Stösser

Psicóloga Clínica

Profesional verificado
Quito
Terapia online

Si inconscientemente nos dejamos guiar por nuestras expectativas es muy probable que estamos constantemente insatisfechos con nosotros mismos, entonces las expectativas pueden y deben cambiar para que nos guíen a nuestro favor y no al revés.

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Dorothee von Stösser. (2023, julio 25). Las expectativas inconscientes y la autoestima: ¿cómo se relacionan con nuestro bienestar?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/psicologia/expectativas-inconscientes-autoestima

Psicóloga

Quito
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Dorothee von Stösser es Psicóloga Clínica de formación y brinda asesoría psicológica online con la intención de facilitar una atención profesional y al mismo tiempo de humano a humano. Trabaja con adolescentes, adultos y parejas, muchos de ellos con experiencia de vida en el extranjero. La atención puede ser en español o alemán desde cualquier parte del mundo.

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