En nuestras latitudes está comenzando el otoño. Los días se acortan, las temperaturas comienzan a bajar y la luz va incluyendo una cierta oscuridad no presente durante el verano. Del dorado a los tonos cobrizos. Asimismo, incluso en las ciudades tan desconectadas del campo, huele diferente. Hay algo más de humedad que, junto al resto de modificaciones que se están produciendo, nos hace experimentar un paisaje olfativo sustancialmente distinto.
A quienes vivimos en este entorno nos impactan estos cambios. La organización de nuestras vidas viene marcada por ellos. Comienzan los cursos escolares y profesionales, cambiamos nuestros hábitos alimentarios y de ocio, por mencionar sólo algunos de los aspectos más evidentes.
- Artículo relacionado: "Desarrollo Personal: 5 razones para la autorreflexión"
Una época de transición
De manera más profunda, el otoño es un tiempo de transición, de frontera. En la mayoría de nosotros hay aspectos de nuestra vida que nos cuestionamos. Tiempo para volver a plantearnos, para sentir que como es nuestra vida en ciertos aspectos ya no nos sirve, ya no es significativo.
Las transiciones requieren tiempo, pues lo que estaba presente en nuestras vidas venía a dar respuesta a una serie de necesidades. De alguna manera, durante el otoño, en su significado psicológico profundo, es cuando nos planteamos que algo que ha estado siempre presente en nuestras vidas necesitamos que deje de estarlo. Que esa relación de amistad me hace sentir encadenada, que quien ha sido mi pareja es alguien con quien no quiero seguir compartiendo mi vida, que mi vida profesional necesita un giro importante, son algunos ejemplos.
Metafóricamente, sería durante el invierno cuando las decisiones acabarían madurando. Sin embargo, este periodo previo es verdaderamente fundamental. Cuando las decisiones no vienen precedidas de este tiempo de transición fácilmente volvemos a la situación inicial o se generan grandes conflictos con nuestro entorno, pues no se ha podido ir asumiendo la nueva situación planteada.
- Quizás te interese: "¿Cómo cerrar ciclos vitales y no morir en el intento?"
Las claves para un nuevo comienzo
¿Qué necesitamos para estar abiertos a una transición, a la posibilidad de estar en la vida de una manera nueva? Para mí estos son algunos elementos fundamentales:
1. Percibir que necesitamos un cambio en algún aspecto de nuestra vida
Otra posibilidad es escuchar y dejarnos aconsejar por nuestro entorno cuando nos indican que esto es así.
Cuando comenzamos a sentir esta necesidad de cambio con frecuencia es de una manera poco clara, poco definida. Suele ser algo un tanto vago, por lo que suelen asaltar las dudas sobre la legitimidad de esta necesidad de cambio.
Ejemplo:
Sonia: estos días, cuando mi marido me explica un problema que tiene, ya no quiero solucinárselo. Antes siempre corría a decirle lo que tenía que hacer y ahora ya no tengo ganas. No tengo ganas ni de hablar con él.
- Artículo relacionado: "Necesidades de autorrealización: ¿qué son, según Maslow?"
2. Un cierto grado de flexibilidad
Cuando aspectos importantes de nuestra vida se ven cuestionados nos sentimos profundamente incómodos. Bajo esta presión, cuando contamos con los apoyos necesarios, es necesario que nos ajustemos con flexibilidad a situaciones no previstas.
Ejemplo:
David: ya no quiero salir con mis amigos de siempre. Estoy saliendo a desayunar con gente en el trabajo y allí hay dos chicos - una chica y un chico - con quienes me gustaría pasar más tiempo. Lo que pasa es que no me atrevo a preguntarles si quieren que quedemos fuera del trabajo.
3. Sostener la incertidumbre
Parte del proceso otoñal, del periodo previo a tomar decisiones que reorientan de manera fundamental nuestras vidas, es poner en práctica y fortalecer nuestra capacidad para sostener la incertidumbre. Para ello es necesario que nos conozcamos mejor y sepamos las personas y otros recursos con los que contamos cuando estas incertidumbres, irremediablemente, aparecen.
Ejemplo:
Manuel: me asusta pensar cómo estarán mis niños cuando se queden con la madre si nos divorciamos. Sé que ella no tiene mucha paciencia con ellos. Menos mal que su madre, la abuela, vive cerca y le echará una mano.
Aunque, lo que realmente hace que nos atrevamos a cuestionarnos nuestra vida (antes que todo lo anterior) es que contemos con personas que, de diversas formas, nos transmitan que nos apoyan.
Inma Vázquez Jiménez
Inma Vázquez Jiménez
Psicóloga General Sanitaria
Conclusión
Los ejemplos puestos son situaciones reales que aparecen en consulta. Los nombres y las situaciones en sí han sido modificados por lo que no hacen referencia a una persona real.
Os deseo un buen otoño.