​7 claves para que alguien se abra más a ti

Conocer unos simples trucos nos puede ayudar a conectar de manera más profunda y honesta.

Una buena conversación basada en la sinceridad y el libre intercambio de opiniones es algo tan valioso como difícil de encontrar. Y esto no es así porque existan muy pocas personas capaces de conectar con nosotros, sino porque hemos asumido un modo de relacionarnos que nos hace prestar mucha atención a la necesidad de guardar las distancias.

Las relaciones sociales están llenas de normas rígidas que, en muchas ocasiones, en vez de velar por nuestro bienestar individual nos lo ponen difícil a la hora de disfrutar de diálogos honestos a través de los que conectar con los demás. Por su culpa, cada día estamos perdiendo la oportunidad de mantener conversaciones fascinantes que van mucho más allá de lo superficial.

Pero… ¿qué pasaría si aprendiésemos maneras para hacer que los demás sea abran más a nosotros? No solo nuestros amigos y familiares, sino toda clase de personas que acabamos de conocer o con las que aún no hemos cruzado una palabra. La posibilidad de conectar fácilmente con alguien en la cola de supermercado, en una fiesta con amigos o en la entrada de la biblioteca es algo a lo que no deberíamos renunciar por el simple miedo a no saber cómo romper el hielo.

Conectar con los demás de manera honesta

Si dejar atrás la timidez y la desconfianza ya es complicado, una vez lo hemos conseguido aún toca afrontar otro reto: desactivar las barreras que los demás interponen entre ellos y nosotros.

Sin embargo, existen estrategias sencillas que nos pueden ayudar a solventar este tipo de problemas de modo sencillo. Y es que, en las relaciones sociales, la simplicidad suele ser la mejor herramienta contra las crisis de comunicación y de empatía. A continuación veremos algunas de estas estrategias eficaces para hacer que los demás se abran y nos expresen de manera más significativa quiénes son.

1. Toma el timón del diálogo

Si nos estamos planteando adoptar formas de hacer que alguien se abra más a nosotros, es porque en un principio adopta una posición ligeramente distante o reservada, aunque sea de manera inconsciente. Esta barrera psicológica estará ahí durante los primeros momentos de diálogo, y poco podemos hacer para evitar esto, así que nuestro cometido será hacer que durante los primeros minutos o incluso segundos, la otra persona entienda que está gastando unos esfuerzos innecesarios al mantener alzado ese muro que la mantiene aislada.

La mejor manera de conectar con alguien es tomar las riendas de la conversación, aunque sea solo al principio. De esta manera, nuestro interlocutor adopta un rol más cómodo, lo cual la lleva a relajarse. Es por eso que durante los primeros minutos no hay que preocuparse si hablamos mucho más que la otra persona; al fin y al cabo, si el otro nos escucha le estamos dando más oportunidades de encontrar asideros por los que continuar la conversación ofreciendo respuestas.

Poco a poco, la seguridad y comodidad que ofrece el rol de oyente enseña que no hay nada que perder por implicarse más en el diálogo, y eso despierta en el otro el interés por expandir un poder de influencia. Además, para cuando empiece a participar de manera más proactiva en el diálogo, nosotros habremos explicado tanto acerca de quiénes somos a través de lo que decimos que nuestro interlocutor verá con mejores ojos correspondernos con opiniones más abiertas y honestas.

2. Demuestra seguridad en ti

Para conseguir que los demás se abran a nosotros resulta muy eficaz demostrar que no tenemos miedo de que la otra persona nos juzgue.

Aunque pueda parecer lo contrario, mostrar esta seguridad en uno mismo no hará que la otra persona adopte una actitud a la defensiva, sino que se contagiará de este estado de ánimo e incluso empezará a imitar sutilmente nuestra postura relajada y la despreocupación que refleja nuestro lenguaje no verbal, algo que en psicología se conoce como efecto camaleón. La idea es expresar que la misma comodidad con la que uno mismo habla puede ser adoptada por el otro.

3. Parte de anécdotas y pasa a los grandes temas

Empezar a hablar acerca del modo en el que se percibe la vida o la idea que se tiene de una relación de pareja ideal suele resultar demasiado intimidante. Por eso es mejor introducir estos temas hablando acerca de anécdotas pasadas que uno mismo ha vivido y explicar la lección vitar que se ha extraído de ellas.

4. Detecta temas desde los que partir

A lo largo de una conversación van apareciendo temas que permiten trazar otras líneas de diálogo de interés para todas las personas involucradas. Es por eso que merece la pena detectar estos temas y recordarlos para, llegado el caso, retomar el diálogo desde ahí.

Por otro lado, en ocasiones estos temas ni siquiera tienen por qué aparecer en la conversación; a veces, los provee el contexto en el que se produce la conversación.

5. Utiliza el humor

El humor es una excelente manera de aliviar tensiones y de demostrar que detrás de todas esas palabras que salen de nuestra boca hay un ser humano al que le gusta pasarlo bien y encontrar alivio en comentarios que, simplones o no, denotan sensibilidad y ayudan a empatizar.

Además de crear camaradería, estos pequeños toques humorísticos permiten que la otra persona se enganche al diálogo explicando anécdotas.

6. Deja que se intuya tu ideología

Hablar de política con una persona que se mantiene distanciada no suele ser la mejor idea para conseguir que se abra más, pero hay algo que sí se puede hacer: dejar entrever la propia ideología, una vez y de manera sutil. 

De este modo la otra persona ya no tendrá motivos para mantenerse a la defensiva al no conocer este dato, y podrá actuar en consecuencia, ya sea mostrando su acuerdo con esa línea de opinión o renunciando a la idea de entrar en ese tema; en cualquier caso, la incertidumbre desaparece, y eso alivia tensiones.

7. De de lo general a lo específico

Para saber más acerca de la otra persona sin llegar a parecer muy entrometidos, lo mejor es partir de información muy básica o evidente acerca de nuestro interlocutor para, a partir de ahí, darle la oportunidad de que vaya entrando en detalle. Por ejemplo, se puede empezar hablando de su ciudad de residencia y terminar repasando las opiniones acerca del tipo de problemas que afronta un cierto tipo de barrio.

Psicólogo

Licenciado en Sociología por la Universitat Autónoma de Barcelona. Graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona. Posgrado en comunicación política y Máster en Psicología social.

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