Co-dependencia: cuando tu Bienestar depende de cómo están los demás

Los seres humanos somos seres emotivos, afectivos y ante todo sociales. La calidad de nuestros vínculos tiene una importancia influencia sobre nuestro bienestar, tanto si son vínculos de pareja, familiares, amistosos o en el trabajo. Sin embargo, cuando tu bienestar depende demasiado de cómo están los demás se genera una tensión desagradable. Se trata de co-dependencia.

¿Qué es co-dependencia?

Si una dependencia de tipo emocional o afectivo es cuando tu bienestar depende demasiado de los otros (de su comportamiento, de su comunicación o actitudes, etc.), la co-dependencia es la sensación desagradable de constante preocupación por el estado emocional del otro, de tal forma que sientes que su bienestar depende de ti.

¿Cuáles son las consecuencias? En la vida de pareja se cede totalmente ante los criterios del otro (o las necesidades que crees que tiene). En las relaciones personales o amistosas perdemos la asertividad y en parte nuestra propia identidad. En el trabajo terminamos por acumular tareas y responsabilidades extra. Sea cual sea el contexto, el resultado es el mismo: ansiedad, agotamiento y angustia.

Sin embargo, la co-dependencia es un problema psicológico y emocional que podemos solucionar. En este artículo vamos a profundizar en por qué ocurre y en cómo solucionarlo mediante tu propio cambio y aprendizaje personal. Para ello, me baso en la experiencia de más de 10 años acompañando como psicólogo y coach a personas que tenían esta dificultad y conseguían el cambio que necesitaban (puedes ver sus testimonios en Empoderamiento Humano. Vamos a por ello.

Los síntomas y efectos de la co-dependencia

Vamos a profundizar más en qué es la co-dependencia. Se trata de una forma de construir relaciones personales que nos genera ansiedad y angustia, ya que tu bienestar y seguridad depende de cómo crees que se encuentran o necesitan esos vínculos. Por supuesto: cuando construimos vínculos positivos nos preocupamos por el otro. La co-dependencia es un tipo de preocupación que te genera malestar constante.

La co-dependencia nos lleva a la necesidad de control, a la inseguridad, a creer que el otro está en problemas y que debemos resolverlo o ayudar más allá de nuestras capacidades o incluso de la voluntad del otro. También nos genera culpa, ya que el malestar del otro lo consideramos una responsabilidad nuestra.

Es así cómo se construyen relaciones basadas en esa culpa y dependencia, donde el cuidado del otro pasa a ser tan importante que pierdes tu identidad, necesidades y enfoque.

De forma profunda, la co-dependencia es un problema emocional y de autoestima, ya que nos causa problemas para poner límites, saber de qué somos responsables y de qué no, y termina por transformarse en ansiedad y angustia.

Existen cuatro causas principales que nos llevan a vivir nuestras relaciones desde ese sistema co-dependiente.

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Las causas profundas de la co-dependencia

Toda causa de nuestros problemas se basa en comportamientos. Aunque pensemos que se trata de una raíz o aprendizaje profundo (y en parte así es), lo más importante es cómo mantenemos ese sistema y forma de sentir mediante tus comportamientos.

Vamos a ver cuáles son las cuatro causas principales.

Miedo e inseguridad

En todo momento hemos hablado de emociones. La co-dependencia genera angustia y ansiedad, pero se basa previamente en miedos e inseguridades que no hemos sabido gestionar de forma funcional. También sentimos culpa, preocupación excesiva (que nos pueden llevar a rumiaciones o pensamientos intrusivos, tan asociados al estado ansioso) y enfado.

Aprender a gestionar estas emociones básicas es también la raíz de la solución, ya que te condicionan en toda decisión y visión sobre lo que te ocurre.

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Sobreprotección o necesidad de control

La sobre protección es en esencia una necesidad de control porque tememos las consecuencias. Este problema se traduce en múltiples acciones: estar demasiado pendiente del otro, buscar información, hacer demasiadas tareas, ceder parte de tus necesidades, etc.

Estas conductas continúan y forman la base del problema, de ahí que sea tan importante trabajar con un plan de acción concreto para solucionarlo de forma profunda y estable en el tiempo.

Enfoque de relaciones

Nuestra forma de enfocar las relaciones también las condiciona. Si para ti una relación es una experiencia donde salvar al otro, terminarás por sentir co-dependencia. Una relación positiva es ante todo un vínculo íntimo entre dos personas con dificultades pero donde su bienestar depende principalmente de cada uno.

La autonomía personal, los límites y el espacio propio son claves esenciales para construir relaciones sanas (íntimas, personales o laborales).

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Comunicación opaca

Finalmente, es necesario profundizar en cómo tu comunicación te lleva a estas dificultades. Si es demasiado opaca y no asertiva se genera más ansiedad y con el tiempo estallidos de ira. Si no nos comunicamos de forma asertiva también sentimos falta de identidad personal al no tomar decisiones propias, y esto también nos desanima con el tiempo.

Ahora que sabemos las causas, vamos a por las soluciones.

Solucionar el problema desde tu propio cambio y aprendizaje personal

Aunque solemos sentir que un problema así forma parte de tu personalidad y que es difícil cambiarlo, lo que genera esa dificultad es la propia idea. El ser humano no nace sintiéndose co-dependiente. Todo sistema de relaciones puede cambiarse, pero para esto es necesario que exista un trabajo de aprendizaje personal.

Por este motivo, vivir ese proceso con solo sesiones esporádicas nos puede aliviar, pero no implicar un cambio sustancial y verdadero. Para que ese cambio exista debes trabajar contigo de forma profunda y a la vez práctica, donde apliques cambios concretos que cambien ese sistema.

Es necesario trabajar según cinco factores:

• Cómo gestionas tus relaciones para encontrar seguridad: aquí veremos cómo enfocas tus relaciones y qué detalles podemos cambiar para que tu bienestar dependa, al menos principalmente, de ti. De esta forma también iremos estableciendo límites para que sientas más aceptación y confianza en relación al otro.

• Gestionar tus emociones: este aprendizaje es esencial para solucionar el problema de raíz, ya que somos seres emocionales y nos condicionan en cada aspecto de nuestra vida. Recuerda que no se trata de controlar (toda emoción es en sí misma incontrolable) sino de gestionar, entender, y que tengan la intensidad, frecuencia y duración adecuada.

• Enfoque integral: es necesario trabajar con todas las partes de tu personalidad y no solo con el problema. Si nos enfocamos en el problema y en lo que ocurre, nos quedamos solo en la superficie. Para que el cambio sea profundo debe venir de ti y de un trabajo contigo. Por esta razón trabajamos con tus emociones, tu sistema de creencias, tu autoestima, tus relaciones, tu comunicación, valores y autoconocimiento.

• Plan de acción: un plan de acción concreto resulta imprescindible para cambiar lo que te ocurre, adaptado a ti y a tus posibilidades.

• Compañía constante: finalmente, te ayuda mucho contar con compañía constante, para cualquier duda que tengas y diaria. De esta forma, en momentos difíciles puedes encontrar apoyo sin necesidad de esperar a agendar una sesión.

Por estos motivos mi forma de acompañar como psicólogo y coach es constante: cada día, para cualquier necesidad, además de con herramientas semanales y sesiones. Si quieres solucionar el problema, recuerda que puedes agendar una sesión conmigo en Empoderamiento Humano.

Te envío muchos ánimos y confianza.

Gracias por pensar en ti, Rubén