Es normal sentirse abrumado/a de vez en cuando por las exigencias de nuestro día a día. Sin embargo, cuando se mantiene en el tiempo esta sensación podemos estar ante una señal de alarma que nos indica que debemos parar a revisar. No hacer caso a dicha alarma, puede tener graves consecuencias para la salud física, emocional y mental.
Dada la importancia del tema, en el presente artículo abordaremos diferentes aspectos relacionados con la fatiga mental. Partiremos de una definición para ir a entender los síntomas, las causas y las posibles consecuencias. Finalmente profundizaremos en algunas estrategias que nos pueden resultar útiles para hacer frente a las exigencias actuales.
¿Qué es el cansancio psicológico?
El cansancio psicológico, también conocido como fatiga mental, hace referencia al estado en el que se percibe agotamiento mental y/o emocional. Es habitual sentirse aturdido/a y/o exhausto/a mentalmente.
Es cierto que puede darse a raíz de un episodio puntual, como podría ser el mantenimiento de la atención de forma prolongada y excesiva en una tarea u otro tipo de situaciones como una enfermedad o un accidente. No obstante, lo habitual es que este tipo de situaciones se mantengan en el tiempo y cursen con otros síntomas de estrés mantenido en el tiempo.
- Artículo relacionado: "Fatiga emocional: estrategias para afrontarla y superarla"
Síntomas de la fatiga mental
La fatiga mental puede manifestarse a través de una gran variedad de sintomatología. Es importante tomar consciencia de esta problemática que puede afectar todos los ámbitos de la vida de una persona para poder hacerle frente.
Síntomas mentales
- Dificultades para mantener la atención.
- Dificultades para concentrarse.
- Elevadas preocupaciones que persisten en el tiempo.
- Sensación de cansancio mental constante.
Síntomas emocionales
- Elevada irritabilidad o cambios de humor.
- Sentimientos de desesperanza.
- Falta de motivación.
- Sentirse abrumado/a y sobrepasado/a constantemente.
- Apatía.
Síntomas físicos o conductuales
- Sentirse cansado/a físicamente.
- Alteraciones del patrón del sueño: insomnio o hipersomnia.
- Alteraciones físicas: dolor de cabeza, dificultades digestivas, dolor muscular, etc.
- Alteraciones en el patrón alimenticio.
- Tendencia a la procrastinación.
Causas y consecuencias
Tal y como se ha ido comentando, las causas pueden ser diversas. No obstante, entre las principales se destaca el estrés prolongado o crónico, el perfeccionismo, la sobrecarga de trabajo o responsabilidades, la multitarea y el no darle descansos a nuestro cerebro. Algunas condiciones psíquicas o físicas también podrían interferir.
En relación a las consecuencias, resulta evidente que el cansancio psicológico pueda llevarnos a una disminución del rendimiento y que nuestra capacidad de decisión se vea alterada. Asimismo, puede generar graves impactos en nuestra salud tanto física como mental. En esta línea, también pueden verse alteradas las relaciones interpersonales.
- Quizás te interese: "Salud mental: definición y características según la psicología"
Herramientas para afrontar el cansancio psicológico
En muchas ocasiones, las personas acuden al uso o abuso de sustancias nocivas para combatir la fatiga mental. Esta estrategia puede parecer efectiva a corto plazo, pero en realidad daña tanto nuestra salud física como mental. Es decir, no resuelve la situación sino que pone un parche y la empeora.
A continuación se mencionan algunas estrategias que pueden ayudarnos a hacer frente a este tipo de situaciones de una forma saludable y adecuada para nuestro organismo. Es importante tener en cuenta que cada persona es diferente y, por ello, debe explorar diversas estrategias hasta encontrar aquellas que se adapten a sus necesidades.
Autoconocimiento
Tener un mayor autoconocimiento nos permite saber qué situaciones están llevándonos a sentir tanto cansancio mental. Además, también podremos identificar cuáles son nuestros propios límites y las señales de fatiga que nuestro organismo emite.
Alimentación equilibrada
Una alimentación equilibrada junto con una adecuada hidratación son claves para un correcto funcionamiento de nuestro organismo. La falta de nutrientes necesarios para nuestro cerebro puede contribuir y empeorar la fatiga.
- Artículo relacionado: "Psicología de la alimentación: definición y aplicaciones"
Higiene de sueño
Un descanso de calidad, con las suficientes horas de sueño, es necesario para que nuestro cuerpo y nuestra mente puedan desempeñar sus funciones habituales correctamente. Pueden introducirse descansos o siestas de unos 20-30 minutos al día para mejorar el rendimiento.
Actividad física
Realizar ejercicio de forma rutinaria aporta beneficios físicos y nos ayuda a combatir el estrés. Esta práctica libera endorfinas en nuestro cerebro que nos hacen sentir mejor también emocionalmente. Además, nos permite descansar del trabajo.
Establecimiento de límites
A veces, cargamos con responsabilidades que no son nuestras; por ello, es realmente importante aprender a decir que no, delegar y no compararnos con el resto de personas. Cada quien tiene sus habilidades, capacidades, su propio ritmo y debemos respetarnos.
Priorización de las actividades
Aprender a organizarnos, establecer metas y límites asequibles y priorizar las tareas que realmente son urgentes o importantes nos ayuda a mantener la motivación y no frustrarnos. Dedicar unos minutos a planificar la jornada de trabajo puede ser beneficioso.
Desconexión mental
Para evitar o minimizar la fatiga psicológica es básico ofrecerle a nuestro cerebro momentos de descanso. Estamos rodeados/as de estímulos y demandas constantes que favorecen nuestra saturación. Establecer límites u horarios de conexión puede resultar útil.
Práctica de mindfulness
La práctica de atención plena o mindfulness nos ayuda a conectar con nosotros/as mismos/as y volver al momento presente. Además, nos ayuda a mejorar nuestra capacidad de atención y concentración.
Relaciones interpersonales
Es importante poder apoyarnos en nuestras personas de confianza—bien sea la familia, la pareja o las amistades— ante las situaciones difíciles. Crear y cultivar relaciones que nos nutren nos ayuda en momentos difíciles.
Ayuda profesional
Si sientes que esta situación te genera demasiado malestar o no tienes recursos, te animamos a pedir ayuda a profesionales de la salud mental especializados que puedan acompañarte y guiarte en tu proceso.