La clave para poder llegar a conectar bien con los demás consiste en ir mucho más allá de las palabras: hay que saber utilizar una buena comunicación no verbal. Y es que, aunque no nos demos cuenta, siempre comunicamos con todo el cuerpo, no solo a través de letras, palabras y frases.
La postura que utilicemos, los gestos, la expresión de nuestra cara… todo eso habla sobre quiénes somos y lo que estamos sintiendo, lo queramos o no. Ahora bien, podemos utilizar este hecho en nuestro favor, o dejar que nos traicione mandando un mensaje inadecuado.
A continuación repasaremos las claves para utilizar la comunicación no verbal del mejor modo posible.
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¿Por qué es tan importante la comunicación no verbal?
Hay que tener en cuenta que la comunicación es muy anterior a la aparición del lenguaje. A lo largo de la evolución de la especies por la que han pasado nuestros antepasados, la comunicación gestual era una herramienta sin la cual hubiera sido imposible pasar información a los demás acerca de las propias intenciones, lo que ocurre en el entorno, la presencia de peligros, etc.
Al aparecer el lenguaje, la transmisión de información se hizo más precisa, pero la importancia de la comunicación no verbal seguía ahí, ya que era el pilar sobre el que se había construido el uso de palabras y oraciones.
Así pues, hemos evolucionado para expresar sentimientos y emociones a través de todo el cuerpo, y buena parte de la eficacia de esta forma de comunicación es que buena parte de ella es inconsciente, al ser tan natural. A veces nos cuesta encontrar las palabras para expresar lo que pensamos, pero no ocurre lo mismo con los gestos: los usamos de forma espontánea.
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Los fundamentos del lenguaje no verbal perfecto
Controlar el modo en el que los cuerpos comunican, tanto para saber más cosas de los demás como para transmitir la información de nosotros mismos que nos interesa, es algo que se puede conseguir con práctica y conociendo algunos aspectos teóricos. Estos últimos los puedes ver a continuación:
1. Controla los pies
Muchas veces nos fijamos mucho en cómo gesticulamos con las manos y cómo lo hace nuestro interlocutor, pero si bajamos un poco la mirada encontraremos otra de las piezas clave de la comunicación no verbal: la colocación de las piernas y de los pies.
Y es que hacia dónde estén apuntando nos dice mucho sobre cuáles son las intenciones de la persona. Como norma general, el lugar al que estén apuntando las puntas señalan cuál es el objetivo que se tiene. Por ejemplo, si están colocados en diagonal y no “encaran” el lugar en el que está la persona con la que hablan, probablemente se quiera evitar esa conversación.
2. Adáptate a lo que haga el otro
Adoptar una postura y un estilo de gestos similares a los de la otra persona facilita la tarea de conectar con ella.
Sin embargo, evita “copiar” esas partes de la comunicación no verbal que indiquen distanciamiento u hostilidad, céntrate en los otros (por ejemplo, dependiendo de cada caso, ritmo con el que se gesticula, grado de inclinación de la cabeza, etc). De este modo, la otra persona se identificará más con nosotros.
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3. Evita las posturas rígidas
Para facilitar la aparición de una relación fluida con alguien, procura que la comunicación no verbal expresa la idea de relajación y tranquilidad. Esto se consigue manteniendo una postura abierta, con los músculos relajados y sin mantener las extremidades pegadas al tronco.
4. Usa el poder de la mirada
Controlar bien la mirada permite regular dinámicas de amabilidad o dominación. De este modo es posible poner mucho énfasis en lo que se dice, o ceder un momento para que la otra persona exponga sus ideas sin miedo. Además, fijarse en ella permite detectar algunas emociones básicas.
5. El contacto con uno mismo revela información
Tocarse algunas partes del propio cuerpo nos dice mucho acerca de lo que se siente. Muchos gestos que se basan en tocarse partes de la cara, como la boca o la nariz, son una señal de protección y actitud defensiva, señal de que hay algo en el ambiente que produce tensión.
6. Fíjate en los espacios
La comunicación no verbal no solo consiste en gestos y movimientos, sino también en el espacio que mantienen las personas a su alrededor. Este aspecto de la comunicación no verbal se llama proxémica.
Fijarse en esos espacios y saber controlarlo indica quién se siente más vulnerable y quien se siente tan poderoso que invade el territorio de los demás.
7. Mantén una coherencia
Es muy importante no generar ambigüedades en aquello que expresas mediante la comunicación no verbal. Por eso es necesario que tu cuerpo no mande señales contradictorias. Si quieres transmitir tranquilidad, hazlo con todo tu cuerpo: no relajes los músculos de la cara a la vez que contraes los bíceps para acercar tus brazos a la zona frontal del cuerpo.
8. Analiza las sonrisas
Las sonrisa tienen un rol social muy importante, ya que permiten crear momentos de sintonía y camaradería. Sin embargo, muchas veces se utilizan por compromiso, y esto es algo que deberías ser capaz de detectar para conocer el estado de ánimo de la persona.
Para saber si una sonrisa ha sido sincera, basta con analizar si han aparecido patas de gallo a los lados de los ojos, las dejas han bajado un poco y si se muestran los dientes. Si no aparecen estas señales, la sonrisa es fingida.
9. Utiliza la escucha activa
Es importante mandar señales de que estás prestando atención a lo que dice la otra persona. Esto se llama escucha activa, y se basa en la idea de que debes dar retroalimentación constante acerca de las impresiones que te va dando la información que te revela el interlocutor. Asentir, por ejemplo, o señalar aprobación con otras partes del cuerpo (sin interrumpir el discurso del otro) es fundamental.
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10. Descarta los movimientos bruscos
Los movimientos rápidos y secos denotan nerviosismo y descontrol. Evítalos para permitir que la otra persona confíe más en ti y se abra más.
La importancia de la práctica
Muchas de las claves para controlar la comunicación no verbal se aprenden mucho mejor cuando, a partir de unos fundamentos teóricos, empezamos a ponerlos en práctica. Cada persona y situación es única, y por eso a veces es difícil reconocer los estilos en los que cada uno expresa esos patrones de comunicación no verbal expuestos aquí.
Así pues, practicar y “entrenar” en tiempo real es fundamental para llegar a ser hábil en el arte de dominar la comunicación de los cuerpos.