La inteligencia artificial ya no es solo una herramienta que usamos para obtener respuestas o información de forma inmediata. Miles de personas acuden cada día a los chatbots para obtener compañía emocional e incluso romántica.
En relativamente poco tiempo, las aplicaciones o plataformas que usan la IA se han extendido e incorporado en el día a día de la sociedad. Esto ha generado nuevas dinámicas relacionales y, a su vez, parecen dudas sobre los vínculos (humanos) y el bienestar de las personas.
Recientemente se ha publicado un estudio en el que se han analizado datos sobre el uso de la inteligencia artificial como recurso emocional, romántico y sexual. A lo largo de este artículo compartimos los aspectos más importantes de esta investigación.
¿Qué quiere decir “tener una pareja virtual”?
En los últimos años la inteligencia artificial ha evolucionado muchísimo y aquello que décadas atrás parecía ciencia ficción ya es una realidad. Existen aplicaciones de IA que generan contenido escrito, imágenes, música, vídeo, etc.
Muchas personas las utilizan en su día a día como ayuda en el trabajo y cada vez son más las que buscan algún tipo de soporte emocional de diferentes tipos en estas aplicaciones también. De ahí que hablemos de «tener una “pareja virtual”».
Hay muchas más personas de las que podríamos pensar inicialmente que han establecido interacciones afectivas y/o sexuales con sistemas de inteligencia artificial (principalmente los chatbots y los generadores de imágenes). En algunas aplicaciones existe la opción de generar un avatar que representa la IA y actúa como amigo, confidente o pareja.
Estos chatbots están programados para responder de forma empática, adaptarse a las preferencias de cada persona y recordar las conversaciones anteriores. Además, pueden «personalizarse», es decir, es posible modificar aspectos como el nombre, la voz, la «personalidad» e incluso la apariencia.
El primer gran análisis sobre este fenómeno
Este tipo de interacciones pueden llegar a sentirse tan reales que, en algunos casos, acaban ocupando un tiempo significativo de la vida de las personas y teniendo un impacto en diferentes aspectos del día a día de las personas. Por ello, un grupo de investigadores de Estados Unidos quiso explorar el tema en profundidad.
Recientemente ha sido publicado un artículo en la revista Journal of Social and Personal Relationships que representa uno de los primeros análisis a gran escala en los que se estudia cómo los adultos de Estados Unidos utilizan la inteligencia artificial con fines románticos y el posible impacto de esto en sus vidas.
Participaron 2969 adultos en el estudio que respondieron a una encuesta online con el objetivo de poder obtener una muestra representativa, en términos de distribución geográfica, edad, sexo y raza, a nivel nacional. Los autores explican que incluyeron una sobremuestra adicional de adultos jóvenes (18-29 años) para poder comprender mejor las tendencias que se dan en este grupo de edad.
En la encuesta se preguntaba a los y las participantes si habían buscado o seguido de forma intencionada cuentas en redes sociales generadas por la IA en las que se mostraban imágenes de hombres o mujeres idealizadas. Tambien se preguntaba por el uso de tecnologías de inteligencia artificial diseñadas para simular parejas románticas y si habían visto pornografia generada por IA.
Además, también se midieron los síntomas depresivos, la satisfacción vital y con las relaciones y las actitudes hacia la inteligencia artificial. De este modo los investigadores pudieron relacionar cómo las características demográficas, el uso de las redes sociales y la forma de ver y relacionarse con la IA puede predecir tanto la interacción con la misma cómo el bienestar a nivel emocional y mental.
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¿Quién busca compañía en la inteligencia artificial?
Algo más de la mitad de la muestra afirmó haber visto contenido generado por IA en las redes sociales. No obstante, el porcentaje de personas que respondieron haber buscado de forma intencionada dicho contenido es mucho menor: un 13%. Alrededor de un 15% manifestó que seguía cuentas en las que se publica únicamente contenido —imágenes— de mujeres y hombres generados por IA.
Los resultados del estudio mostraron que alrededor del 19% de la nuestra había interactuado con un chatbot con fines románticos. Al analizar específicamente la muestra de los adultos jóvenes (18-29 años), la prevalencia subían al 25%.
Estas cifras son significativas, supone que 1 de cada 4 personas de entre 18 y 29 años había interactuado con un chatbot programado para simular una pareja romántica. El 7% de la muestra declaró haberse masturbado durante estas conversaciones y el 13% manifestó haber consumido pornografía generada por la IA.
En base a los resultados obtenidos, los hombres eran significativamente más propensos a consumir pornografía generada por la IA que las mujeres. Lo mismo sucedía con las interacciones con la IA en las que se genera contenido para la satisfacción sexual.
Se observó también que los adultos jóvenes (18-29) tenían más del doble de probabilidad que los adultos mayores en la interacción con la IA y también tendían más a decir que preferían este tipo de interacciones con la tecnología a las relaciones reales en determinados contextos.
En cuanto a los tiempos de interacción, se observó que las personas que interactuaron con chatbots románticos tendían a invertir unos 50 minutos semanales. En el caso de ver imágenes de hombres o mujeres generadas por IA el tiempo semanal rondaba los 30 minutos.
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Riesgos a tener en cuenta
En muchas ocasiones el inicio de estas interacciones suele empezar por curiosidad y porque es algo novedoso. El interés por estas nuevas formas de interacción puede llevar a las personas a descubrir un nuevo mundo en el que refugiarse si se sienten solas e incomprendidas en su entorno.
En este sentido, es importante tener en cuenta que en el estudio se encontró una pequeña pero significativa relación con la salud mental. Las personas que informaron tanto de haber chateado con parejas románticas de IA como de haber consumodo pornografía generada por la inteligencia artificial obtuvieron puntuaciones ligeramente más altas en los indicadores de depresión y ligeramente más bajas en los de satisfacción con la vida.
Aunque son muchos los factores que intervienen (o interfieren) en nuestro bienestar emocional y mental, parece ser que la inteligencia artificial podría ser uno de ellos. De hecho, es realmente alarmante que porcentajes considerables de la población prefieran este tipo de interacciones con la IA antes que con las personas porque se sienten más comprendidos y menos juzgados.
Los chatbots están programados para ciertos tipos de interacciones y, aunque muchas personas creen lo opuesto, no dan una respuesta objetiva. Esto puede interferir tanto en las expectativas sobre las relaciones como en otros muchos factores. Además, se abren una serie de cuestiones éticas y de seguridad a las que habrá que ir haciendo frente a nivel social.


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