El ser humano es un ser gregario por naturaleza. Como tal, está sujeto a la interacción con otras personas, las cuales gozan de puntos de vista propios sobre la realidad del mundo que les rodea. Por ello, la opinión de la comunidad ha sido siempre un referente para guiar la propia conducta.
En la actualidad, una de las maneras de ser consciente de la opinión de las comunidades es a través de los medios de comunicación, que permiten informarse a través de elementos como las encuestas de opinión de las creencias y visiones de los ciudadanos respecto a temas concretos. Estas opiniones provocan diversos efectos en los que las reciben, entre ellos dos contrapuestos: el efecto Bandwagon y el efecto Underdog.
A continuación veremos en qué consisten, pero antes, veamos en qué consiste exactamente una encuesta de opinión.
¿Qué es una encuesta de opinión?
Se considera encuesta de opinión pública aquella consulta realizada a personas escogidas según principios estadísticos, siendo una herramienta imprescindible de valoración de la opinión pública.
Las funciones de este tipo de consultas son la de producir conocimiento, optimizar la toma de decisiones en función de las opiniones de los demás, informar de las creencias de nuestros semejantes y tener la posibilidad de emplearlas de forma propagandística.
Los resultados de las encuestas reflejarán distintas valoraciones según el tema del que traten; entre estas opiniones puede haber una que goce de una clara popularidad.
Efecto Bandwagon
En este contexto es en el que aparece el efecto Bandwagon, según el cual las personas tendemos a apoyar aquellas causas que consideramos como ganadoras.
El efecto Bandwagon se basa en la necesidad de ser consistente con el conjunto de la sociedad, de ser parte del grupo y de realizar una reafirmación personal al apoyar lo que creemos más probable que vaya a resultar exitoso. De este modo, el individuo se siente parte ganadora, reforzando su autoestima y su sentimiento de pertenencia a un colectivo reforzante.
¿Cuándo aparece el efecto Bandwagon?
Al margen de su uso como parte de diversas técnicas de persuasión, los estudios indican que este efecto se presenta cuando hay una polarización muy clara en favor de una de las opciones de actuación o decisión.
Se da especialmente en individuos con un nivel de extraversión y neuroticismo elevados, en circunstancias donde la información sobre el tema en cuestión es limitada y sesgada por la opinión dominante. Los individuos indecisos respecto a que opción escoger también tienden a votar la opción que se presenta como la ganadora a menos que entren en juego otras variables.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el conocimiento de las actitudes de la mayoría recogidas por mecanismos como las encuestas de opinión pueden sesgar la libertad individual, al causar una suerte de indefensión aprendida y hacer creer al espectador que si su actuación o pensamiento es diferente al mayoritario no tendrá ninguna repercusión. Como reacción a esto, en algunas personas puede aparecer el hastío y desencanto hacia la posición mayoritaria, apareciendo a su vez una sensación de simpatía hacia la que consideramos una causa perdedora.
Efecto Underdog
El efecto anteriormente mencionado en el que la opinión de la mayoría provoca un rechazo y se despierta una simpatía por la minoritaria es el efecto Underdog. En este efecto, la decisión tomada será la que beneficie a la opción que se perciba como menos valorada. Así, se considera la opción menos valorada como injustamente atacada o menospreciada, lo que provoca su defensa.
Las causas del efecto Underdog pueden ser múltiples, como puede ser un intento de diferenciarse del resto, compadecerse ante la situación de la “causa perdida” o admirar la voluntad de la otra de oponerse a la mayoría.
Su influencia en los movimientos sociales
Tanto el efecto Bandwagon como el efecto Underdog son garantes de la aparición, mantenimiento y desaparición de movimientos sociales. Se ha de tener en cuenta que la opinión de nuestros semejantes resulta relevante a la hora de hablar del cambio de actitudes.
Mientras que por norma general, tal y como demuestran los estudios, las mayorías no precisan gran cantidad de tiempo u esfuerzo para dirigir la actitud de los individuos, ya que por lo generan los sujetos tienden a intentar reforzar su sentido de pertenencia a la sociedad a través de la conformidad con las normas sociales, las minorías necesitan de un largo período de tiempo en el que precisan mantener una coherencia interna y una consistencia en sus demandas con el fin de provocar un cambio de actitud en los demás.
Primero, algunos componentes del grupo mayoritario perciben que lo demandado es justo y cambian su perspectiva. Posteriormente, este cambio provoca que otros sigan su ejemplo y finalmente se expande la opinión antes minoritaria.
El caso de los movimientos feministas y antirracistas
Ejemplo del fenómeno descrito fueron los movimientos feministas, los de defensa de los derechos de la población afroamericana y más actualmente los movimientos en favor de los derechos del colectivo LGTB.
Estos colectivos, inicialmente, contaban con la oposición frontal de la mayor parte de la población. Sin embargo, la coherencia interna, constancia y consistencia a lo largo del tiempo de sus demandas hicieron que algunos de los individuos que apoyaban la opinión dominante cambiaran su opinión (produciéndose inicialmente un efecto Underdog). Con el paso de los años, la tendencia se ha revertido, convirtiéndose en mayoritaria la tendencia actitudinal antaño desfavorecida y favoreciéndose a través de un efecto Bandwagon la aceptación de los derechos de los colectivos.
Sin embargo, a pesar de que, como acabamos de ver, estos efectos pueden aplicarse de manera positiva, conocer su existencia también puede provocar que se usen de forma interesada.
La utilización política partidista
El conocimiento de los efectos Bandwagon y Underdog ha hecho que en muchos casos se hayan intentado dirigir con propósitos muy concretos. Una de las dimensiones donde más se intenta aplicar el estudio de estos efectos es en política, desde la cual se ha intentado emplear de manera propagandística tanto los medios como las encuestas de opinión al considerarse que el conocimiento de la opinión ajena modificará la conducta y las creencias en la dirección deseada.
Los políticos son conocedores de que, muchas veces, al publicarse y difundirse las encuestas favorables se fortalece el ánimo de los militantes de su partido, mientras que aumenta el número de simpatizantes.
Para ello, las diferentes opciones políticas intentarán presentar encuestas de opinión lo más favorables posible a su propuesta (dada la mayor facilidad de que la población se adscriba a la opinión mayoritaria), presentándolas en los medios con el fin de que se expanda la visión de que su propuesta es la que va a ser la ganadora, o al menos la que está en auge.
Este hecho podría contribuir a explicar por qué, tras los resultados electorales e independientemente de cuales sean estos, todas las fuerzas políticas digan considerarse ganadoras ante los medios. Se busca que los sujetos que no sean totalmente afines a sus posiciones cambien sus actitudes por tal de sumarse y sentirse parte de la mayoría social.
Conclusiones
Tal y como hemos visto, a lo largo de la historia los efectos Underdog y Bandwagon han aparecido y/o se han aplicado influyendo sobre las masas. En el caso de la utilización manipulativa de estos fenómenos, se suelen aplicar a través de las encuestas de opinión con el propósito de aprovechar su carácter performativo (es decir, su habilidad no solo para describir un hecho sino también para crearlo, ya que desde que las encuestas son difundidas participan en la formación y cambio de actitudes), con el fin de dirigir la opinión pública hacia un objetivo determinado.
Sin embargo, hay que tener en cuenta que el hecho de que las encuestas puedan influir no implica que vayan a hacerlo en la dirección pretendida. Presentar un suceso como ganador puede producir un acercamiento de los demás hacia él, pero según la manera de presentarlo es probable que produzca rechazo. Lo que las encuestas modifican es el clima de la situación, al ofrecer una impresión general de cómo puede funcionar la situación y si poseemos algún control sobre ella.
Asimismo, considerando que en la actualidad estamos en la sociedad de la información y que a través de las redes y las nuevas tecnologías tenemos acceso a una gran cantidad de visiones y puntos de vista, es más difícil que estos efectos tengan una gran efectividad; especialmente teniendo en cuenta que la sociedad cada vez resulta más crítica y selectiva con la información que se le ofrece, siendo cada vez más consciente de la posibilidad de que se la intente manipular.
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