Por qué los adictos a las redes sociales tienden a creer y difundir más fake news

Un estudio muestra cómo el uso excesivo de redes sociales nos hace vulnerables a la desinformación.

Por qué los adictos a las redes sociales tienden a creer y difundir más fake news
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En la era digital, las redes sociales se han convertido en una parte fundamental de nuestra vida cotidiana, permitiéndonos estar informados, conectados y entretenidos en todo momento. Sin embargo, este acceso constante también tiene un lado oscuro: el uso excesivo y problemático de estas plataformas puede afectar nuestra salud mental y nuestra capacidad para distinguir entre información verdadera y falsa.

Recientes investigaciones han demostrado que las personas con mayor adicción a las redes sociales son más propensas a creer y compartir fake news, lo que contribuye a la desinformación y a la polarización social. En este artículo exploraremos cómo la adicción a las redes sociales influye en la difusión de noticias falsas, los mecanismos psicológicos implicados y qué podemos hacer para enfrentar este desafío creciente.

¿Qué es la adicción a las redes sociales?

La adicción a las redes sociales, también conocida como uso problemático de redes sociales, es un patrón de comportamiento en el que una persona siente una necesidad irresistible de conectarse y participar en plataformas como Instagram, Facebook, TikTok o X (antes Twitter), hasta el punto de que esto interfiere con su vida cotidiana. Aunque no está reconocida oficialmente como un trastorno clínico por la Asociación Psiquiátrica Americana, los expertos coinciden en que comparte muchas características con otras adicciones conductuales, como la ludopatía.

Entre los síntomas más comunes se encuentran la incapacidad para reducir el tiempo de uso, la ansiedad o irritabilidad cuando no se puede acceder a las redes, y la tendencia a descuidar responsabilidades laborales, académicas o personales. Muchas personas utilizan las redes sociales como una vía de escape para el estrés o el aburrimiento, lo que puede reforzar el ciclo adictivo. Además, la constante búsqueda de “me gusta”, comentarios y notificaciones activa los circuitos de recompensa en el cerebro, generando una sensación de gratificación inmediata.

¿Qué son las fake news y por qué se difunden?

Las fake news, o noticias falsas, son informaciones fabricadas o distorsionadas que se presentan como verdaderas, con el objetivo de engañar, manipular opiniones o simplemente atraer la atención. Estas noticias pueden ir desde titulares sensacionalistas y datos inventados hasta imágenes manipuladas y teorías conspirativas. Es importante distinguir entre desinformación, que es la difusión intencionada de información falsa para engañar, y misinformación, que ocurre cuando se comparte información incorrecta sin intención de causar daño.

Las fake news se difunden con tanta facilidad en redes sociales debido a varios factores. Por un lado, las plataformas están diseñadas para maximizar la interacción y el tiempo de permanencia de los usuarios, favoreciendo la viralización de contenidos impactantes o polémicos, independientemente de su veracidad. Además, los algoritmos tienden a mostrar a cada persona información que refuerza sus creencias previas, creando así burbujas informativas o “cámaras de eco”.

Otro factor clave es la rapidez con la que la información circula en línea. Un titular llamativo puede alcanzar a miles de personas en cuestión de minutos, y muchas veces los usuarios comparten sin verificar. Todo esto convierte a las redes sociales en un terreno fértil para la proliferación y el impacto de las fake news.

La relación entre el uso problemático de redes sociales y la creencia en fake news

Diversos estudios recientes, como el realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Michigan, han encontrado una relación directa entre el uso excesivo y problemático de las redes sociales y la mayor tendencia a creer y difundir noticias falsas. Este fenómeno se explica porque las personas que experimentan altos niveles de dependencia y malestar por el uso de estas plataformas suelen interactuar más con los contenidos que encuentran, sin discriminar demasiado entre información verídica y engañosa.

En el estudio mencionado, los participantes con mayor grado de adicción a las redes sociales no solo mostraron una mayor credulidad ante las fake news, sino que también manifestaron una mayor intención de hacer clic, comentar, dar “me gusta” y compartir este tipo de publicaciones. Este comportamiento se observó independientemente de si la noticia era verdadera o falsa, lo que sugiere que el uso problemático de redes sociales no solo aumenta la exposición a la desinformación, sino también la probabilidad de que esta se propague.

Una de las razones detrás de esta relación es que el uso compulsivo de las redes sociales suele estar asociado con una mayor impulsividad y una menor capacidad de pensamiento crítico en el entorno digital. Las personas adictas buscan constantemente nuevas recompensas en forma de notificaciones y contenidos novedosos, lo que las lleva a interactuar rápidamente con las publicaciones, sin tomarse el tiempo necesario para evaluar su veracidad. Además, el entorno acelerado y sobrecargado de información de las redes sociales dificulta aún más la capacidad de distinguir entre hechos y opiniones o entre información verdadera y falsa.

Este patrón de comportamiento no solo afecta a nivel individual, sino que tiene consecuencias sociales importantes: al aumentar la difusión de fake news, se contribuye a la desinformación colectiva, la polarización y la desconfianza en los medios y las instituciones. Por ello, comprender esta relación es clave para desarrollar estrategias que ayuden a combatir la propagación de noticias falsas en la era digital.

Mecanismos psicológicos y sociales implicados

El vínculo entre la adicción a las redes sociales y la creencia en fake news no es casualidad, sino que responde a una serie de mecanismos psicológicos y sociales bien estudiados. Uno de los principales factores es la impulsividad: las personas con uso problemático de redes tienden a tomar decisiones rápidas, sin analizar a fondo la información que consumen o comparten. Esta falta de reflexión favorece la propagación de noticias falsas.

Otro elemento clave es la búsqueda de gratificación inmediata. Las redes sociales están diseñadas para activar los circuitos de recompensa del cerebro a través de “me gusta”, comentarios y notificaciones, lo que refuerza conductas automáticas y repetitivas, como compartir contenido llamativo sin verificarlo. Además, los algoritmos de las plataformas priorizan los contenidos que generan más interacción, lo que suele coincidir con publicaciones sensacionalistas o polémicas, muchas veces falsas.

A nivel social, las llamadas cámaras de eco o burbujas informativas refuerzan las creencias previas de los usuarios, exponiéndolos repetidamente a información alineada con sus opiniones y dificultando el acceso a puntos de vista diferentes o a datos verificados. Todo esto crea un entorno donde la desinformación puede circular y crecer con facilidad, especialmente entre quienes usan las redes sociales de manera compulsiva.

La relación entre la adicción a las redes sociales y la difusión de fake news tiene consecuencias profundas para la salud pública y la cohesión social. En primer lugar, la rápida propagación de información falsa puede afectar negativamente la toma de decisiones individuales y colectivas, especialmente en temas cruciales como la salud, la política o la economía. Por ejemplo, durante la pandemia de COVID-19, la difusión de noticias falsas sobre tratamientos o vacunas complicó los esfuerzos de las autoridades sanitarias y puso en riesgo la vida de muchas personas.

Además, la exposición constante a desinformación puede aumentar la ansiedad, la desconfianza y la polarización social. Cuando las personas se ven atrapadas en burbujas informativas, tienden a desconfiar de fuentes oficiales y a reforzar prejuicios, lo que dificulta el diálogo y el consenso en la sociedad. Esta dinámica puede debilitar la democracia, ya que la manipulación de la opinión pública mediante fake news puede influir en elecciones, debates y políticas públicas.

Por último, la salud mental también se ve afectada. El uso compulsivo de redes sociales, combinado con la sobrecarga de información y la exposición a noticias alarmistas o falsas, puede incrementar los niveles de estrés, ansiedad y sensación de inseguridad. Por ello, abordar este problema es fundamental para proteger tanto el bienestar individual como el tejido social.

¿Qué se puede hacer? Estrategias y recomendaciones

Frente a la creciente relación entre adicción a las redes sociales y la difusión de fake news, es fundamental implementar estrategias que ayuden a reducir este fenómeno. En primer lugar, los usuarios pueden adoptar hábitos más saludables, como limitar el tiempo de uso diario, desactivar notificaciones innecesarias y hacer pausas conscientes para reflexionar antes de compartir información. La educación en alfabetización mediática es clave: aprender a identificar fuentes confiables, verificar datos y desarrollar el pensamiento crítico ayuda a frenar la propagación de noticias falsas.

Las plataformas digitales también tienen un papel crucial. Mejorar los algoritmos para priorizar contenido verificado, etiquetar publicaciones dudosas y ofrecer herramientas de verificación rápida puede marcar una diferencia significativa. Además, las campañas de concienciación sobre los riesgos de la desinformación y la adicción digital pueden sensibilizar a la población y fomentar un uso más responsable de las redes.

Por último, los responsables políticos y las instituciones educativas deben colaborar para incluir la educación digital en los programas escolares y promover la investigación sobre los efectos de las redes sociales. Solo a través de un esfuerzo conjunto entre usuarios, plataformas y autoridades será posible mitigar el impacto de la adicción a las redes sociales y reducir la influencia de las fake news en la sociedad.

En conclusión, la adicción a las redes sociales aumenta la vulnerabilidad frente a las fake news y su difusión. Abordar este problema requiere educación, responsabilidad individual y la colaboración de plataformas y autoridades para proteger la salud mental y la calidad de la información pública.

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Javi Soriano. (2025, mayo 13). Por qué los adictos a las redes sociales tienden a creer y difundir más fake news. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/social/por-que-adictos-a-redes-sociales-creer-difundir-fake-news

Psicólogo

Javi Soriano es graduado en Psicología por la Universidad de Valencia y está acabando un Máster en Investigación Psicosocial. Le interesa todo lo que tiene que ver con las personas y la sociedad, pero le encanta leer y escribir sobre temas relacionados con el género, la sexualidad y las minorías. Es una persona muy curiosa a la que le encantan los debates y aprender de los demás.

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