Hay momentos en los que, aunque tengas gente a tu alrededor, por dentro sientes un vacío que cuesta mucho sostener y, sobre todo, explicar.
Estás en medio de una reunión, alguien te habla, tú respondes, sonríes… pero por dentro no sientes conexión. Tal vez miras a tu alrededor y ves a todos riendo, compartiendo historias, y te preguntas por qué tú no sientes lo mismo.
Es desconcertante porque, en teoría, no te falta compañía, y aun así te sientes aislado o aislada. Y, la verdad, esto no es algo extraño ni poco común: muchos lo experimentan en silencio y sin que nadie lo note.
Qué significa de verdad sentirse solo
La soledad se siente cuando no existe un puente emocional con quienes te rodean. Puedes tener gente cerca, compartir risas, fotos o mensajes, pero si no hay una sensación de entendimiento real, la desconexión se hace evidente. No importa si estás en pareja, en un grupo de amigos o rodeado de compañeros de trabajo: si no te sientes visto ni escuchado, puede aparecer el vacío.
Y, no, eso no quiere decir que tengas que acumular relaciones, se trata más de sentir que hay alguien con quien puedes mostrarte como eres, sin filtros ni máscaras, porque fingir ser otra persona para encajar o tener la impresión de que tus emociones no importan genera desconexión.
Para quienes viven en ciudades grandes esto se intensifica, ya que hay miles de personas alrededor, pero el anonimato hace que nos sintamos invisibles. De hecho, un estudio de 2021 encontró que quienes viven en áreas urbanas muy pobladas suelen reportar más soledad, mientras que el contacto con la naturaleza disminuye esa sensación.
En fin, por incómoda que sea, sentirse así es una señal natural de que necesitamos vínculos más profundos, porque todos queremos sentir que pertenecemos y que nuestra presencia importa de verdad.
Cómo nos impacta sentirnos solos estando con otros
Este tipo de soledad claramente impacta en el sentido emocional, pero también repercute en la salud en general. Por ejemplo, puede aparecer ansiedad, mucha tristeza, problemas de concentración e incluso dificultades para dormir. Y a largo plazo eso también se refleja en el cuerpo, porque el estrés de sentirte desconectado puede afectar tu presión, tus defensas y tu energía diaria.
Además, es común que empieces a pensar que el problema eres tú. Esa idea de “quizá no soy suficiente” se repite y desgasta. Esa voz interna que insiste en señalarte solo te hace sentir más cansado emocionalmente y afecta un montón tu autoestima.
Pero no todo es negativo: esa sensación también funciona como aviso. Es el cerebro diciendo que algo falta, que es hora de revisar nuestras relaciones, buscar otras más auténticas o, también, priorizar el tiempo con los vínculos que de verdad nos hacen sentir comprendidos.
El error de creer que más gente es la solución
Existe la creencia de que la salida es tener más vida social, pero en realidad puede ser lo contrario si esto no se hace con criterio. Por ejemplo, si aumentas la cantidad de interacciones sin profundidad, el vacío se vuelve más evidente.
Lo que realmente importa es la autenticidad. Una conversación honesta con alguien cercano puede dar mucho más que un evento con decenas de conocidos. Incluso pequeños gestos, como hablar con alguien en el transporte o en una fila o con un vecino, podrían mejorar tu ánimo.
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Qué hacer cuando aparece esa soledad en compañía
Lo primero es no culparte. Sentirte así ahora no quiere decir que eso nunca cambiará. Estas son algunas ideas que pueden ayudarte:
1. Prioriza calidad sobre cantidad
No hace falta aceptar cada plan que te llegue solo por cumplir. Es mucho más valioso elegir los espacios donde realmente puedas ser tú y sentir comodidad.
Estar en compañía no significa llenar tu agenda, ir a miles de fiestas y planes, sino compartir momentos en los que haya conexión genuina, donde tus emociones sean escuchadas y tu presencia se sienta apreciada.
2. Exprésate
Contarle a alguien cercano cómo te sientes abre un espacio de autenticidad que muchas veces ayuda un montón. La idea aquí es que puedas compartir lo que llevas dentro y sentir que alguien te entiende, ya que ese simple acto de hablar puede aliviar el peso del vacío y acercarte a relaciones más sinceras.
3. Explora nuevos entornos
Probar actividades que tengan un interés común con otros, ya sea un deporte, un taller, un grupo de lectura o voluntariado, facilita que surjan conexiones más auténticas. Estar rodeado de personas con quienes compartes gustos permite conversar sin máscaras y sentir que tu presencia importa, creando vínculos que realmente suman.
4. Revisa tu relación con lo digital
Las redes sociales pueden acercarte, pero también generar comparación y desconexión. Observar tu manera de interactuar online y poner límites cuando algo te hace sentir peor ayuda a mantener tu bienestar emocional. Úsalas para mantener contacto con quienes te aportan energía positiva y no como reemplazo de interacciones reales.
5. Sal a la naturaleza
Pasar tiempo al aire libre, aunque sea breve, ayuda a sentirte más conectado contigo y con el entorno. Caminar por un parque, sentarte bajo un árbol o simplemente observar el cielo permite que tu mente respire y disminuye la sensación de aislamiento. La naturaleza ofrece un espacio de calma y pertenencia que a veces falta en la vida urbana.
6. Practica la autocompasión
Hablarte con amabilidad y comprensión evita que interpretes la soledad como un fallo personal. Reconocer que estas sensaciones forman parte de la experiencia humana te permite enfrentarlas con menos juicio y más cuidado hacia ti mismo. La autocompasión es un apoyo que ayuda muchísimo a equilibrar las emociones y mantener la confianza en tu valor personal.
Reflexionemos un poco al respecto
La soledad en compañía duele, sí, pero también puede convertirse en una señal de cambio. No es cuestión de rodearse de más rostros ni aceptar cada plan que no conecte contigo, sino de acercarse a quienes te hacen sentir que te escuchan, te aceptan y valoran.

Avance Psicólogos
Avance Psicólogos
Centro de Psicología en Madrid
Al final, lo que todos buscamos es ese espacio donde podemos ser auténticos sin máscaras ni apariencias. Y aunque llegar ahí pueda tomar tiempo, cada paso hacia una conexión más honesta vale el esfuerzo.


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