Adèle Romany: biografía de esta pintora neoclásica olvidada

Te contamos la trayectoria de esta gran retratista del Neoclasicismo.

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Adèle Romany, excelente retratista neoclásica, es uno de los tantos nombres femeninos que han sido olvidados y que solo recientemente han empezado recuperar el sitio que merecen en la historia del arte. También como suele suceder, muchas de sus obras fueron atribuidas en su momento a pintores masculinos, como François Gérard (1770-1837) o a su propio esposo, el miniaturista François-Antonie Romany (1756-1839).

Ya es hora de reivindicar el lugar que Adèle se merece, como la gran artista que fue y como uno de los máximos representantes de la pintura neoclásica francesa. Una pintora que llegó a exponer nada menos que 80 obras en el Salón de París y fue unánimemente aclamada en su época. Hoy te contamos la trayectoria de esta gran retratista del Neoclasicismo: Adèle Romany.

Breve biografía de Adèle Romany, gran retratista neoclásica

Sus magníficos retratos pueden compararse en calidad a los excelentes trabajos de Élisabeth Vigée Lebrun (por cierto, gran amiga suya), o a los de François Gérard, ambos grandes retratistas de su tiempo. Pero, de forma parecida a lo que sucedió con Vigée Lebrun, Romany lo tuvo difícil por el simple hecho de ser mujer. Sin embargo, consiguió hacerse un hueco entre los artistas de la época pre y post revolucionaria, y pintó a las grandes personalidades de la política, la literatura y la escena.

Hija ilegítima de un marqués

El nacimiento de Adèle sucedió bajo unas circunstancias habituales en la época. Vino al mundo en diciembre de 1769 como hija ilegítima del marqués de Romance-Mesnon y una mujer casada con otro hombre, Jeanne-Marie-Bernardine Mercier. La niña tomó el apellido de la madre y pasó casi toda su infancia sin ser reconocida por su padre natural. Finalmente, cuando contaba con nueve años, el marqués la reconoció y ella pudo utilizar oficialmente su apellido.

A partir de entonces, encontramos a la artista bajo múltiples nombres: Adèle de Romance (el apellido ilustre del progenitor), Madame Romanée y, después de casarse, Adèle Romany, nombre por el que es más conocida. Su nombre de nacimiento, Jeanne-Marie Mercier, desapareció por completo de su vida.

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En la academia de señoritas de París

Poco se conoce de su adolescencia y primera juventud. Sí sabemos que se formó en el estudio que la esposa del pintor Jean-Baptiste Regnault, Sophie Meyer, había fundado para las señoritas que querían aprender el arte de la pintura. Se trataba de una interesante alternativa a las academias oficiales (reacias a aceptar a mujeres), donde las muchachas que lo quisieran podrían recibir instrucción artística de la mano de la esposa de uno de los pintores más afamados del momento y, además, una artista por derecho propio.

Poco a poco, la joven Adèle empieza su carrera como pintora y ejecuta sus primeros retratos que, aunque buenos, no tienen esa perfección de dibujo y detalle que observaremos en sus trabajos posteriores. En su Retrato de una joven arpista (1791), Romany toma un motivo que será recurrente en sus obras: plasmar al interesado o interesada tocando un instrumento.

También apreciamos este recurso en su Retrato de Joseph Dominique Fabry Garat (1808), donde el hombre aparece tañendo una lira (instrumento “neoclásico” por excelencia), y en el retrato que le hace de pendant, el maravilloso Retrato de una dama ante el pianoforte, donde la pintora, convertida ya en una excelente captadora de texturas, pinta con un detalle extraordinario todos los brocados y las gasas del blanco vestido de la dama.

La mayoría de los clientes de Adèle Romany serán gente relacionada con el mundo del espectáculo, por lo que muchos de sus retratos se conservan en la Comédie Française de París. Un magnífico ejemplo es el Retrato de Mademoiselle Prevost de la Ópera Cómica (1830), ejecutado ya en pleno Romanticismo.

Una hija ilegítima, un matrimonio y un divorcio

De la unión de Adèle con François-Antoine Romany poco se sabe, aunque la circunstancia de que tuvieran a su única hija (Aglaé-Emée) cuando aún no estaban casados puede apuntar a un matrimonio instigado por la estricta moral de la sociedad, que no podía permitir que una pareja tuviera una hija sin estar unidos por el vínculo conyugal. La niña nació en 1788 y, dos años más tarde, ambos artistas contraían matrimonio legal.

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En todo caso, duró poco: en 1791, un año después de casarse, Adèle y François se divorciaron, aprovechando la nueva legislación civil aparecida tras la Revolución. Él se volvió a casar en 1796 y tuvo dos hijos de su nueva esposa. En cuanto a Adèle, se sabe que tuvo dos hijos naturales más con otras relaciones.

Podríamos pensar que el divorcio y el nacimiento de dos hijos ilegítimos podría haber truncado la carrera de Romany, pero nada más lejos de la verdad. De hecho, es precisamente en estos años cuando su fama empieza a despegar. Desde 1793 a 1833 la artista presenta sus obras en el Salón de París, donde es aclamada, y, en 1808, gana una medalla (eso sí, de segunda clase) por el valor de 250 francos.

La dama del Neoclasicismo

Adèle realiza, durante los años del Directorio y, más tarde, del Consulado, un sinnúmero de retratos que presentan las características esenciales del retrato neoclásico: figuras contundentes y bien definidas, ataviadas a la moda de la época (inspirada, por supuesto, en la moda griega y romana), un dibujo impecable y una composición equilibrada y reposada.

De los primeros años del nuevo siglo son los retratos de Amélie-Justine Laidin de la Bouterie, retratada con un vaporoso vestido blanco, un sombrero de paja y unas flores en la mano; el Retrato de una joven dama con una lira, de una severidad y majestuosidad absolutamente clásicas, y el exquisito Retrato de Aglaé-Constance Boudard, donde la dama aparece vestida con un vestido encarnado de terciopelo del que Adèle es capaz de captar todos los detalles del brillo y la textura.

A medida que fue avanzando el siglo XIX, la estrella de Adèle Romany se fue desvaneciendo, hasta que su nombre se olvidó por completo. La dama del Neoclasicismo falleció el 6 de junio de 1846 en París, y actualmente reposa en el cementerio del Père-Lachaise.

Afortunadamente, en los últimos años se está recuperando su obra, un excelente ejemplo de la majestuosidad del retrato neoclásico francés, aunque no debemos olvidar que la artista es también autora de obras más galantes (La toilette) y de carácter más mitológico (Amantes tocando la lira, 1802). Puede que la elección de Adèle de dedicarse al retrato obedeciera a la imposibilidad que tenían las mujeres para acceder al circuito de la pintura histórica. O puede, simplemente, que la artista disfrutara trasladando al lienzo (con extremo detalle) a sus personajes.

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  • Adèle de Romance, artículo de https://www.lematrimoine.fr/
  • Adèle Romany, en Wikiart, Visual Art Enclycopedia: https://www.wikiart.org/en/adele-romany/
  • SOFIO, S. (2016), Artistes femmes. Parenthèse enchantée XVIII - XIXe siècle, CNRS Éditions
  • VV.AA. (2021), Women Painters of the World: From the Time of Caterina Vigri, 1413-1463, to Rosa Bonheur and the Present Day, Good Press

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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