Charles Dickens, biografía de uno de los mayores escritores ingleses

Repasamos la vida del famoso autor de David Copperfield y Oliver Twist

Charles Dickens

Todos los críticos están de acuerdo en afirmar que David Copperfield, quizá la novela más famosa de Charles Dickens (1812-1870), es una historia casi autobiográfica. En ella, el escritor inglés hace referencia al durísimo trabajo infantil, que él mismo vivió en su infancia, y convierte a su protagonista en pasante de abogado, oficio que Dickens también desempeñó antes de alcanzar fama como novelista.

El matrimonio desdichado del protagonista es asimismo un eco del suyo propio, que acabó en 1858 tras veintidós años de unión. Charles Dickens tomaba de la vida real el argumento de sus novelas; para ello, utilizaba su mirada sagaz y su pluma crítica para elaborar relatos que se erigían como auténticas denuncias sociales.

En el artículo de hoy repasamos la vida del autor de David Copperfield y Oliver Twist: el grandísimo escritor de la era victoriana, Charles Dickens.

Breve biografía de Charles Dickens, uno de los más importantes escritores ingleses

No todos caían rendidos ante sus historias. Virginia Woolf (1882-1941) y Henry James (1843-1916) decían de su escritura que era “demasiado sentimental” y que sus personajes no tenían profundidad psicológica. Bien, no se puede gustar a todo el mundo. Sin embargo, en general, cada obra de Dickens originaba una marea de ovaciones. El público estaba enamorado de su escritor estrella, cuya vida no fue siempre, como veremos, un lecho de rosas.

Una dura, durísima infancia

Tal y como le sucede al David Copperfield de su novela o al pequeño Oliver de Oliver Twist, la infancia de Dickens fue desgraciada y bien podría haber sido el argumento de uno de sus relatos.

Apenas fue a la escuela; solo dos años y medio en total, en los que aprendió a leer y escribir y una cultura general que luego fue ampliando con su extraordinaria capacidad de trabajo. Dickens fue autodidacta, y su indiscutible energía no sólo se aprecia en su tesón por aprender, sino que también quedó patente más tarde, en su carrera como escritor.

Durante su vida adulta, Charles escribió sin tregua durante jornadas maratonianas, quizá un recuerdo de aquel primer trabajo que le buscaron sus padres a los doce años. El pequeño Charles pasaba diez horas al día, durante seis días a la semana, pegando etiquetas en botes de betún. Por esta agotadora tarea cobraba seis chelines a la semana, que entregaba prácticamente en su totalidad a su familia cada domingo, cuando los iba a visitar a la cárcel.

En aquellos años, el padre, John Dickens, estaba preso por deudas, y su esposa y el resto de sus hijos se habían trasladado con él a la celda, cosa que, aunque parezca asombrosa, era habitual en la época. Los ingresos del pobre Charles eran su único medio de manutención, hasta que, fortuitamente, la abuela del niño murió y dejó a John Dickens una suma de 250 libras, suficiente para saldar las deudas y salir de la cárcel.

Si algo no perdonó nunca Charles a su padre fue que, una vez libre, no lo sacara de la fábrica de betún. John y Elizabeth, la madre, tardaron bastante en irlo a buscar, y este desamparo hizo mella en el ánimo del muchacho. A partir de entonces fue un acérrimo detractor del trabajo infantil y, por ende, de la esclavitud, de la que fue testigo durante su primer viaje por Estados Unidos.

Primeros pinitos en la prensa

Cuando Charles Dickens tenía quince años entró a trabajar como pasante en un bufete de abogados de Londres. Trabajador incansable, por las noches estudiaba teatro (su gran vocación frustrada) y taquigrafía, que tan útil le iba a ser durante su carrera como periodista.

Es la década de 1830, los años dorados de la prensa. En 1834, el periódico The Morning Chronicle contrata al joven Dickens como reportero parlamentario; su misión era, pues, retransmitir por escrito lo que sucedía en el Parlamento. Gracias a su rápida e ingeniosa pluma, las crónicas de Charles Dickens empiezan a ser populares, lo que llama la atención de otro editor, que le pide una serie de artículos de costumbres sobre la sociedad londinense. Bajo el seudónimo de Boz (el apelativo que le había dado su hermano pequeño), Dickens empieza a escribir lo que más tarde se publicará con el título de Sketches (Esbozos), una auténtica crónica social plagada de ironía y humor, que tuvo un tremendo éxito.

En 1836 aparece Los papeles póstumos del Club Pickwick, obra que lo lanza definitivamente a la fama con sólo 24 años. Quedan ya muy atrás los años de penurias económicas; ahora, el joven Charles puede ganarse la vida plenamente como periodista y escritor. Y suerte que pudo hacerlo, puesto que, del matrimonio con Catherine T. Hogarth (la hija del director del Morning Chronicle) nacieron nada menos que diez hijos.

La voz de los desamparados

Charles Dickens era un cristiano ferviente, seguidor del anglicanismo y muy atento a las vidas de los más miserables. Con el recuerdo intacto de su dura infancia en la mente, empieza a escribir las que serán consideradas “novelas sociales”, donde realiza una denuncia de la situación de las clases más desamparadas: obreros, huérfanos, indigentes, prostitutas.

En 1837 aparece Oliver Twist, su primera gran novela, donde narra la triste historia de un niño huérfano. Obviamente, posee también tintes autobiográficos; la infancia desgraciada es una constante en la obra del autor. Unos años más tarde, a inicios de la década de 1840, Dickens y Catherine viajan a Estados Unidos, donde el escritor tiene la oportunidad de ver cara a cara el drama de la esclavitud. Aterrorizado por lo que considera una aberración de la humanidad, escribe un diario de viaje, sus Notas americanas, que le valen el rechazo de los sectores más conservadores de América.

También a inicios de 1840 (en 1843, para ser exactos) aparece una obra que está destinada a transformar el concepto de la Navidad. Esta obra no es otra que A Christmas Carol (Canción de Navidad), un hermoso cuento que ilustra la importancia de la caridad y el amor al prójimo, dos cosas de las que Dickens fue siempre un ardoroso abanderado. El cuento tuvo un éxito fulminante y cambió la manera con que la gente celebraba las fiestas navideñas. Se volvió a poner de moda el árbol de Navidad y se volvieron a cantar villancicos por las calles, sin contar que las tarjetas de felicitación se volvieron extremadamente populares.

Divorcio y éxitos finales

A pesar de los numerosos éxitos literarios, la vida conyugal de Dickens no pasa por sus mejores momentos. El escritor trabaja incansablemente y desatiende a su prole, lo que convierte a Catherine en una esclava del hogar.

La gota que colma el vaso son los rumores que cuentan que Dickens ha convertido en su amante a una jovencísima actriz, Ellen Teman, que en aquellos años tiene dieciocho años (el escritor rebasa ya los cuarenta y cinco). Catherine y Dickens se separan, con gran escándalo público, tras más de veinte años de matrimonio.

A pesar de la situación familiar, la década de 1850 sigue aportando al autor éxitos literarios. En 1859 aparece Historia de dos ciudades, considerada por la crítica como una de sus mejores obras.

La historia transcurre en la Francia revolucionaria y traza las vivencias de dos familias de París y Londres, respectivamente. Unos años antes, justo al estrenarse la década, aparece en formato libro su exitosa David Copperfield, que logra vender la friolera de 100.000 ejemplares (debemos tener en cuenta que, en la época deDickens, las tiradas eran de unos 500).

Tras la Guerra de Secesión americana y el fin de la esclavitud, Charles Dickens regresa a Estados Unidos y se embarca en una serie de giras que lo mantienen ocupado y exhausto. El escritor realiza numerosas conferencias por el país, además de sesiones donde lee en voz alta muchas de sus obras, y es aclamado con devoción. A su regreso a Inglaterra, la mismísima reina Victoria I lo recibe en audiencia. Charles Dickens es ya el escritor más popular de habla inglesa.

Humilde y sencillo hasta el final

Sin embargo, poco le resta ya de vida. En junio de 1865 Dickens sufrió un aparatoso accidente mientras circulaba en el ferrocarril. Al cruzar un puente que se hallaba en obras, siete de los vagones cayeron al río y los pasajeros perecieron. El vagón donde viajaba el escritor se salvó milagrosamente, y Dickens dedicó mucho tiempo a ayudar a los heridos. Más tarde se descubrió que con él viajaba su joven amante, Ellen Teman, de la que corrían rumores que había dado al escritor un hijo que había muerto al nacer.

Las secuelas del accidente hicieron mella en su salud. El 9 de junio de 1870, justo cinco años después del descarrilamiento, Charles Dickens murió en su casa de Gad 's Hill por un derrame cerebral. Está enterrado contra su voluntad en la denominada Esquina de los Poetas, de la Abadía de Westminster. Él, fiel a su espíritu, deseaba descansar en un lugar sencillo y casi anónimo. Pero ¿cómo iba a dejar Inglaterra que uno de sus novelistas más importantes permaneciera en el olvido…?

  • Dickens, C. (2012), David Copperfield, Alba Editorial
  • Fernández, T. y Tamaro, E., Biografía de Charles Dickens, publicado en Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea, 2004
  • Forster, J. (2021), Vida de Charles Dickens, publicado independientemente
  • Uribarri, F., La increíble vida de Charles Dickens, artículo publicado en ABC, diciembre de 2021

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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