Si alguna vez has escuchado a alguien decir que está en terapia EMDR (por sus siglas en inglés "Eyes Movement Desensitization and Reprocessing") y que los “movimientos oculares” le están ayudando mucho a procesar y trabajar con lo que le pasa, habrás podido preguntarte en qué consiste exactamente la terapia EMDR y cómo funciona.
En este breve artículo te cuento un poco las bases científicas que avalan este modelo de terapia y de qué manera se utilizan los movimientos oculares o “estimulación bilateral” como medio a través del cual la mente reprocesa acontecimientos o situaciones traumáticas, de gran carga emocional, vividos como perturbadores. Este reprocesamiento consigue disminuir o hacer desaparecer la sensibilidad ‘anormal o extrema’ a estas circunstancias (lo que se llama desensibilización), permitiendo a la persona vivir su vida libre del dolor y del malestar ocasionados por estas.
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¿Qué es exactamente la intervención terapéutica con EMDR?
Para empezar, se sabe que experimentar de una forma negativa una circunstancia o pasar por un trauma, pueden afectar a la forma en la que se procesa la información. Así, la percepción de ese hecho se almacena con una carga emocional importante, dependiente del estado que se experimentó mientras se vivía la situación, y que puede manifestarse en forma de síntomas físicos y/o psicológicos.
De esta manera, tanto la información sensorial (imágenes, sonidos, sabores, etc.) como los pensamientos, las emociones, las sensaciones y las creencias respecto a esta situación se guardan en la memoria (física y psicológica) con una carga negativa intensa y se disparan espontáneamente cuando alguna situación del presente las activa, afectando al día a día de la persona.
Precisamente es en este almacenamiento de la vivencia traumática donde va a tener un efecto la terapia EMDR, con el objetivo principal de conseguir que se experimente de una forma más adaptativa. La terapia EMDR no es una simple técnica de movimientos oculares siguiendo la mano del terapeuta; para poder aplicar los conocimientos y que tenga beneficios significativos han de seguirse ciertas fases en el tratamiento, desde conocer bien la historia de la persona que nos consulta hasta valorar si este tipo de terapia es la adecuada para la persona y lo que esta quiere conseguir del tratamiento.
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Las partes del proceso terapéutico con EMDR
Para acceder al almacenamiento de una vivencia traumática, el psicoterapeuta -con la ayuda del consultante- empieza por recoger información sobre su historia, definir los objetivos de la psicoterapia y establecer lo que se llama las ‘dianas’ de tratamiento.
Se exploran recuerdos pasados o presentes que han dado lugar al problema que está sufriendo, así como si existe un evento inicial relacionado en el pasado; además se rastrea qué sintomatología tiene la persona a nivel físico y psicológico y si hay algún diagnóstico. De esta manera se identifica qué es lo que desencadena el problema en el presente y también las capacidades que puede aprender para afrontarlo en el futuro.
Después de esta primera etapa, es esencial que el terapeuta acompañe a la persona a través de diferentes ejercicios para comprobar que son cómodos para ella, que se encuentra segura y que pueden empezar a trabajar con la estimulación bilateral. Esta puede ser realizada de diferentes maneras, como, por ejemplo, moviendo los ojos de un lado a otro en horizontal (o en diagonal), con ligeros golpes suaves de sus manos en las piernas, alternando una y otra, o en la parte alta del pecho (el llamado ´abrazo de la mariposa´).
A través de la estimulación bilateral se va trabajando con cada ‘diana’ especificada. Mientras esto se realiza y se va siguiendo el protocolo establecido para que la estimulación realice su función a nivel cerebral, las personas consultantes normalmente explican que ven el recuerdo como más lejano, van sintiéndose mejor con respecto a la situación, pensando diferente sobre sí mismos y, por tanto, desaparecen las sensaciones físicas asociadas a la experiencia traumática.
Esto no quiere decir que se olvide la situación generadora de malestar o problema; aún se recuerda, pero de una forma más distante, como perteneciendo al pasado y siendo mirado desde una perspectiva más madura y, por tanto, más funcional.
Conviene resaltar que, de forma general, durante una sesión de EMDR el terapeuta no interviene con palabras para no interferir en el reprocesamiento que el paciente está haciendo mientras se realiza la estimulación bilateral. Lo esencial aquí es la conexión de informaciones dentro del recuerdo y entre los recuerdos que está ocurriendo dentro del consultante y esta ocurre de forma espontánea.
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Concluyendo...
Actualmente no existe una respuesta completa sobre por qué este tipo de estimulación ayuda al reprocesamiento de la información; se sigue investigando para dar respuesta también al cómo. Sin embargo, EMDR está científicamente avalada y reconocida por el tratamiento exitoso del Trauma y del trauma (sí, con T mayúscula y con t minúscula), incluyendo el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). De esta misma manera, se sabe que el tratamiento con la terapia EMDR afecta a diferentes zonas cerebrales que parecen tener un papel fundamental en el cambio del recuerdo desde una perspectiva más emocional a una más cognitiva e integrada que alivia el sufrimiento asociado a la experiencia.
Alia Pérez
Alia Pérez
Psicóloga y Psicoterapeuta de Pareja e individual.
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