La hipocondría es la preocupación frecuente con la salud de uno, experimentando sensaciones exageradas de posibles síntomas físicos que llevan a mucho alarmismo y preocupación.
Las personas hipocondríacas están muy preocupadas por temer sufrir una enfermedad, lo cual las lleva a visitar mucho al médico o, de forma totalmente contraria, no ir a hacerse chequeos por miedo a qué le puedan encontrar.
Saber cómo ayudar a un hipocondríaco no es tarea sencilla, pero existen muchas formas de reducir su malestar psicológico y evitar un desgaste de su círculo más cercano. A continuación veremos algunas formas de conseguirlo.
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La hipocondría, un problema cada vez más común
La hipocondría es la preocupación frecuente a la salud, experimentando pensamientos de alarma ante síntomas que pueden carecer de significado médico. Este síndrome se ha visto agravado en la era de Internet, dado que al disponer de libre acceso a información médica, no son pocas las personas que creen manifestar síntomas donde no los hay, o exagerar sensaciones y relacionarlas con condiciones médicas muy graves.
Es también por culpa del Internet que la población tiene acceso a fuentes no fiables de información que se hacen pasar por veraces, lo cual puede inducir a que tomen medidas de salud inadecuadas. Las personas caen en la trampa del autodiagnóstico leyendo esos medios, interpretando su estado de salud sin conocer realmente cómo hacerlo o si siquiera es necesario darle mayor importancia a según qué síntomas.
Sea cual sea la causa de la hipocondría, lo cierto es que por culpa de ella la persona sufre síntomas físicos, dolor crónico sin causa orgánica real y alteraciones del estado de ánimo. Los comportamientos excesivos relacionados con la salud pueden llevar a que la persona mantenga conversaciones centradas en la salud o sentir, de forma casi inmediata, alguno de los síntomas que han leído o de los que se han enterado.
Como resultado el paciente visita muchas veces al médico para encontrar el diagnóstico que justifique sus supuestos síntomas, y entender su sufrimiento. Cuando el médico descarta la enfermedad, el paciente siente alivio pero, pasado un tiempo, vuelve a las andadas. También puede ocurrir el caso contrario, que la preocupación excesiva por la enfermedad lleve a la persona evitar a los médicos por miedo a confirmarla.
¿Cómo ayudar a una persona con hipocondría?
Son varias las formas con las que podemos ayudar a las personas quienes sufren síntomas de hipocondría.
1. Animarle a pedir ayuda psicológica
Cuando se intenta razonar con la persona sobre aquello que le ocurre, se corre el riesgo de entrar en un juego psicológico que nos desgasta y que tampoco le ayuda.
Saber cómo superar la hipocondría no es tarea sencilla, y es bastante probable que nos sintamos un poco alejados de la solución cuando interactuamos con nuestro conocido hipocondríaco.
En este caso, lo mejor es animarle a pedir ayuda psicológica, para que un terapeuta pueda aplicar el debido tratamiento y conseguir reducir su sintomatología, tratando el miedo y la obsesión por las enfermedades.
2. Comprensión y paciencia
Entre las principales claves para ayudar a las personas hipocondríacas lo importante es ser empático y paciente. Las personas que padecen una excesiva preocupación por su estado de salud lo último que necesitan es ver cómo sus familiares y amigos se alejan. Esto puede causarles más estrés, lo cual empeoraría todavía más su condición psicológica.
El estrés y la ansiedad tienen un efecto directo sobre la sensibilidad a los más leves síntomas, aumentando su seriedad percibida y alimentando el miedo y la preocupación. Lo mejor que podemos hacer es ser pacientes y comprensivos, ofreciendo valoraciones positivas.
En la mayoría de los casos los pacientes que sufren hipocondría sienten que son incomprendidos y juzgados por llevar comportamientos que a otros pueden resultar exagerados.
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3. No hacer valoraciones negativas
Otro de los síntomas de la hipocondría es que los pacientes suelen magnificar su malestar, lo que lleva a su entorno a hacer valoraciones negativas de su propio malestar. Comentarios como “exageras” o “si no es nada” no ayudan.
Se debe intentar ser empático y comprender que sus manifestaciones son el resultado de cómo se siente, preocupaciones que las vive como algo de vida o muerte.
4. Evitar la sobreprotección
A veces sucede que el entorno cercano cae en la trampa de exagerar los síntomas del paciente, y alimentar su preocupación y pensando que realmente sufre una gravísima condición médica, pensando que pueden hacer algo para tal imaginaria enfermedad.
Hay que entender que sí podemos influir en la salud de nuestro círculo, tanto si tiene como si no tiene un problema de salud real. Si lo tiene, lo mejor es acudir a un médico o psicólgo, cuando sea necesario. Si no, lo mejor es evitar caer en su juego, pero, como hemos dicho, evitar juzgarlo.
También se debe evitar la sobreprotección si tiene una condición médica real. Hay cosas que no dependen de nosotros, sino del propio progreso de la enfermedad.
5. Distracción
Una de las principales características de la hipocondría es la preocupación constante y obsesiva por cualquier sensación física. La persona no puede despegar su foco de atención sobre cualquier problema físico que sienta, exagerando su gravedad.
Es por este motivo que una buena forma de disminuir su problemática es hacer que se distraiga con aficiones, como leer, hacer deporte, cocinar, ver series, escuchar música... El objetivo es conseguir hacer algo que rompa su hilo de pensamiento obsesivo con las enfermedades.
6. Seguir fuentes expertas y oficiales
Uno de los problemas de la era de internet es la sobreinformación. Esta puede venir por diferentes vías, como páginas web, cadenas de mensajería instantánea en las que se ponen bulos o, simplemente, abusar y malinterpretar la información de fuentes fiables.
Primero, se debe consultar información fiable en Internet y, en segundo lugar, acompañar al familiar durante esta búsqueda para relativizar la gravedad y realismo de tales síntomas. Entender que, si no se es médico, lo que hay en internet es solo información interpretable por profesionales, y que buscarla y hacer una lectura en diagonal no sirve de nada.
7. Acompañarle al médico
Como ya hemos comentado los hipocondríacos suelen ir a la consulta médica. Lo mejor que se puede hacer en estos casos es acompañarle y, una vez finalizada la visita, destacarle lo que le ha dicho el médico, indicándole por qué el profesional es una fuente confiable y realista de su condición de salud.
El diagnóstico que haya dado el médico es la confirmación o refutación de que se sufre una enfermedad médica. Obviamente, puede ocurrir que el médico haya cometido una negligencia, pero para estos casos se puede acudir a una segunda opinión médica, quien refutará o confirmará el primer diagnóstico.
Referencias bibliográficas:
- Berrios GE (2001) Hypochondriasis. History of the Concept. In Starcevic V & Lipsitt DR (eds). Hypochondriasis. Oxford, Oxford University Press, 3-20.
- Avia MD, Ruiz MA (2005). "Recommendations for the Treatment of Hypochondriac Patients". Journal of Contemporary Psychotherapy. 35 (3): 301–13. doi:10.1007/s10879-005-4322-3
- Kring AM, Davison GC, Neale JM, Johnson SL (2007). Abnormal Psychology with Cases (10th ed.). Wiley. ISBN 978-0-471-71260-2.