La sensualidad y la sexualidad son partes importantes de nuestro ser. Además de una vía de obtención de placer y gratificación física y de ser una parte esencial del mecanismo a través del cual propagamos la especie, estos elementos se encuentran profundamente vinculados a la manera en la que nos relacionamos, hasta el punto de ser en una gran parte de los casos un punto importante en las relaciones de pareja.
Sin embargo, a veces algunas personas tienen algún tipo de dificultad dentro de este ámbito, como por ejemplo disfunción eréctil, deseo sexual hipoactivo, aversión al sexo, anorgasmia, vaginismo o eyaculación precoz.
Esta última es una de las problemáticas de índole sexual más frecuentes en el hombre, y a menudo a menudo es vivida con culpabilidad y vergüenza, además de poder suponer una dificultad en sus relaciones de pareja. ¿Cómo evitar la eyaculación precoz? A lo largo de este artículo vamos a comentar alguna de las técnicas más utilizadas en terapia sexual para prevenirla o retrasar el momento del clímax.
Antes de empezar: ¿a qué llamamos eyaculación precoz?
Consideramos eyaculación precoz o eyaculación rápida a aquellas situaciones en las que el varón eyacula siempre o casi siempre bien sea antes de la penetración o bien alrededor de entre uno o tres minutos (el criterio base sería un minuto) del inicio de esta, ocurriendo la eyaculación antes de lo deseado sin que el sujeto sea capaz de retrasarla y la cual puede causar consecuencias negativas para él o para su relación de pareja.
Si bien la definición en sí y la preocupación de gran parte de los hombres que la sufren puede centrarse en la duración, lo cierto es que cabe remarcar también que la dificultad se encuentra en la ausencia del control.
Entre las dificultades que puede suponer pueden encontrarse conflictos en la relación de pareja, pérdida de la autoestima, vergüenza, culpabilidad, preocupación o incluso evitación del sexo. Es habitual que exista resistencia a reconocer el problema debido al miedo al rechazo y al escarnio social, si bien se trata de una condición que en muchos casos puede tratarse con éxito.
Se trata de una de las llamadas disfunciones sexuales, entendidas como todas aquellas alteraciones del ciclo de respuesta sexual que no permite la participación en la relación de la manera que el sujeto desearía o que implica la aparición de dolor en las relaciones sexuales y que supone malestar a nivel subjetivo para el individuo o en la relación de pareja. Concretamente se trata de la segunda más frecuente en el hombre, solo por detrás de la disfunción eréctil. En este caso, estaríamos ante una disfunción de tipo orgásmico.
Es necesario tener en cuenta que para que se considera la existencia de eyaculación precoz como disfunción es necesario que esta dificultad se dé de manera continuada o en alrededor de tres cuartas partes de las relaciones mantenidas durante al menos seis meses, dado que en caso contrario se trataría de una dificultad sexual puntual o esporádica.
Además hay que tener en cuenta que el problema puede ser generalizado o restringido a una pareja o situación concreta, y que pueden mediar aspectos como la autoestima base, la ansiedad, la inseguridad, la personalidad de quien la padece o de su pareja y el tipo de relación que llevan, problemas médicos o incluso elementos culturales y religiosos.
Principales causas
La eyaculación precoz puede tener múltiples causas posibles, que pueden ser tanto a nivel biológico como psicológico.
A nivel orgánico, algunas de las causas pueden ser la presencia de lesiones, enfermedades o un efecto secundario del consumo de algunas drogas o fármacos. También por una posible predisposición neurológica, la cual es la causa orgánica más común.
Es más habitual, sin embargo, encontrarnos con que las causas de la eyaculación precoz sean psicológicas, entre las que destacan la falta de habilidades psicosexuales, problemas en la relación de pareja o elevada impulsividad y ansiedad.
Tipos
Además de ello y en gran parte vinculados a las causas, es posible establecer la existencia de diferentes tipos de eyaculación precoz.
Existen casos en que la persona ha tenido esta dificultad durante toda la vida y desde la primera relación sexual, algo que suele correlacionar más con un problema de origen orgánico. Es posible que existan alteraciones o lesiones en las vías nerviosas que controlan la eyaculación o que haya algún tipo de herencia genética. El criterio en este tipo de casos es que para ser precoz la eyaculación se produce antes de un minuto. En estos casos puede ser beneficioso el tratamiento farmacológico.
Otro de los tipos más comunes es la de tipo adquirido a lo largo de la vida, la cual puede tener causas mixtas entre lo biológico y lo psicológico o directamente psicológicas (en cuyo caso se establece en una reducción de la duración a alrededor de tres minutos o menos)
Otro grupo lo configuran hombres que tienen una latencia dentro de la normalidad durante gran parte del tiempo con alguna eyaculación rápida puntual, o bien restringida a una pareja o situación concreta. En este caso estaríamos en un problema de origen psicológico.
Por último, existen también hombres que consideran que sufren eyaculación precoz pero que sin embargo pueden tener una capacidad eyaculatoria típica o incluso superior a lo habitual. En este caso la dificultad estaría a nivel psicológico o a nivel de relación con la pareja. Por lo general se considera que la media en lo que respecta al tiempo de penetración antes de la eyaculación es de siete minutos en hombres de hasta treinta años, reduciéndose con la edad.
Programa básico para esta y otras disfunciones sexuales
Ya hemos comentado que la eyaculación rápida o precoz es considerada como una de las principales disfunciones sexuales. El tratamiento de esta y otras alteraciones del mismo grupo puede variar en gran medida dependiendo de cada caso y sus características.
Sin embargo, diferentes investigadores han desarrollado una metodología de terapia sexual básica que permite trabajar el conjunto de las disfunciones sexuales a la par que en diferentes fases se incorporan técnicas específicas para la problemática en cuestión. Concretamente, el programa básico consta de las siguientes fases.
1. Focalización sensorial no genital
Esta primera fase del programa se basa en la realización de masajes eróticos, sin estimular en ningún momento los genitales. Ambos miembros de la pareja se irán turnando, de tal manera que ambos vayan alternando entre un rol más activo y otro más pasivo/receptivo, al menos tres veces y recorriendo todo el cuerpo. El masaje puede darse con diferente partes del cuerpo, y en diferentes localizaciones, incluyendo cama y ducha.
La persona que recibe el masaje y las caricias puede indicar si le gusta o no, guiar a su compañero o compañera e incluso conducir su mano. Pero en esta fase nunca se puede estimular el área genital de la pareja, ni se va a buscar la penetración o el orgasmo. El objetivo es aprender a focalizarse en las sensaciones corporales, además de aprender que el encuentro sexual no es únicamente el momento del orgasmo. También ayuda a refrenar los impulsos.
2. Focalización sensorial genital
Esta segunda fase es probablemente la más compleja, y es en esta en la que se introducirán las técnicas específicas para el caso de la eyaculación rápida o precoz.
Del mismo modo que en la fase anterior se realizan masajes variando la persona que los da y los recibe, al menos en tres ocasiones. En este caso, sin embargo, sí que se permite el contacto con los genitales y la consecución del orgasmo, pero no la penetración.
3. Contención vaginal
La tercera fase del programa básico es una continuación del anterior pero en este caso realizando las caricias a la vez. En esta ocasión se permite la penetración. Sin embargo deberá realizarse contención (con las técnicas específicas que se explicarán posteriormente) en tres ocasiones como mínimo antes de llegar al orgasmo, que además habrá de ser fuera del cuerpo de la parte receptora (sea vagina, ano o boca).
Se utilizarán posturas en que la persona que recibe la penetración esté encima o situada de forma lateral.
4. Contención vaginal en movimiento
La última de las fases del programa básico es una ampliación de la secuencia anterior, en el que además se irán probando diferentes posturas y tipos de práctica sexual.
Técnicas específicas para retrasar la eyaculación
A lo largo de la secuencia anterior hemos mencionado en varias ocasiones la aplicación de técnicas específicas según el tipo de problemática sexual que pueda existir. En el caso de la llamada eyaculación precoz, este tipo de técnicas se basan en que la persona que la sufre vaya adquiriendo poco a poco mayor conciencia corporal de sus sensaciones a la par que aprende a mantener un mayor control sobre ellas.
En este sentido a continuación se mencionan dos de las técnicas específicas más habituales, las cuales pueden ser entrenadas tanto en pareja como en masturbación (es posible empezar en masturbación en solitario y luego incorporar a la pareja) si bien por lo general se idearon para la práctica en pareja. Lo ideal es realizarlas en masturbación hasta lograr cierto control, y en ese punto empezar a incorporarlas en relaciones con penetración.
1. Técnica de la parada y arranque
Una de las técnicas específicas más habituales y conocidas es la técnica de la parada y arranque. Esta técnica se basa en estimular el pene hasta alcanzar el punto o momento previo a la eyaculación, momento en el que debe pararse de estimular el pene. Se realiza una parada de alrededor de dos minutos de duración. Tras ello se vuelve a repetir la misma técnica hasta en tres ocasiones. En la última de las ocasiones se puede proseguir hasta eyacular.
Con esta técnica se busca que la persona se entrene en reconocer las sensaciones peneanas y en empezar a establecer un cierto control sobre ellas, algo que con el tiempo podrá traducirse en un aumento de la duración de la penetración. Puede hacerse en masturbación o durante la penetración, y suele ser la más recomendada en la fase de contención vaginal con movimiento.
2. Técnica de la compresión
La segunda técnica específica más habitual y conocida es la técnica de la compresión, en la cual se busca llegar a través de la estimulación al punto previo a la eyaculación para en ese momento comprimir el glande con los dedos, durante entre quince o veinte segundos. Este ejercicio debe repetirse hasta tres veces antes de finalmente eyacular
Una variante es la técnica de la compresión basilar, en la que la parte del pene que se comprime no es el glande sino la base del tallo del pene, alrededor del punto en que se une con los testículos. Suele ser más recomendable en la contención vaginal sin movimiento, o bien en masturbación.
Otras técnicas a tener en cuenta
Más allá de las anteriores, las personas que padecen eyaculación rápida o precoz pueden beneficiarse de otras técnicas, no tan directamente vinculadas a la relación sexual en sí.
En primer lugar destacan las de relajación, en aquellos casos en que existe gran ansiedad. También puede ser necesaria educación sexual y psicoeducación para combatir mitos y creencias que pueden ser disfuncionales y dificultar el afrontamiento de la dificultad. Otro elemento a tener en cuenta es la terapia de pareja y el trabajo en comunicación entre sus componentes.
Asimismo, también pueden valorarse en algunos casos la aplicación de fármacos y elementos como cremas anestésicas que reduzcan la sensibilidad, si bien estas deben estar pautadas por un profesional y no siempre resultan recomendables.
Referencias bibliográficas:
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