Limerencia: la necesidad obsesiva de ser amado

Este fenómeno mental se parece más a la expresión de un trastorno obsesivo que al enamoramiento.

Limerencia
Más que amor, es obsesión.Unsplash.

El amor es la fuerza que mueve el mundo. La mayoría de personas se han enamorado o se enamorarán alguna vez en su vida, y con ello experimentarán gran cantidad de sensaciones vinculadas a la persona objeto de su amor. Hay múltiples maneras de amar, en su mayoría positivas.

Sin embargo, en algunos casos podemos encontrarnos con que lo que empezó como un enamoramiento puede llegar a derivar en obsesión. Es lo que se conoce como limerencia o limerenza.

¿Qué es la limerencia?

Se entiende como limerencia al estado mental caracterizado por una necesidad obsesiva de ser correspondido amorosamente por una persona objeto de estima por parte de de quien la padece.

En la limerencia, la persona que la padece tiene pensamientos intrusivos con la persona amada, su bienestar y el deseo de correspondencia que ocupan un tiempo considerable de su día a día y que hace que la persona ignore cualquier otra preocupación. También aparece un miedo muy intenso al rechazo, así como timidez en su presencia. Suele idealizarse a la persona objeto de deseo, así como existir sensaciones de euforia en su presencia.

Este enamoramiento con características obsesivas tiene una duración de años o incluso décadas. También puede aparecer sintomatología somática, como taquicardia y palpitaciones, temblores, dilatación pupilar, sudoración, enrojecimiento facial, problemas de apetito, tartamudeo y agitación (todos ellos típicos elementos que se dan en el enamoramiento).

Este estado mental tiene grandes repercusiones en el día a día de las personas que lo padecen. Concretamente, no es infrecuente que reduzcan su vida social y se aislen progresivamente al estar centrado su pensamiento en la persona que provoca su obsesión. Influye también en su rendimiento laboral y académico, dificultándose la posibilidad de concentrarse y reduciéndose la productividad. El sujeto suele gastar gran parte de su tiempo en pensar sobre la persona amada y lo que implicaría una posible relación ideal con ella.

Diferencias con el enamoramiento habitual

En realidad, la limerencia tiene una gran semejanza con un enamoramiento normativo, siendo considerablemente semejantes la mayoría de las características mencionadas hasta ahora. Sin embargo, lo cierto es que la limerencia tiene características que hacen que deje de tratarse de un enamoramiento como tal y pase a parecerse más a un trastorno de tipo obsesivo (de hecho algunos autores lo clasifican como tal).

En primer lugar están los ya mencionados pensamientos recurrentes e intrusivos, si bien en cierto grado pueden ser habituales en algunos enamoramientos. Asimismo, la limerencia llevada al extremo puede conllevar la puesta en marcha de conductas predatorias, persecutorias y de acoso hacia la persona que se dice amar. En la limerencia, asimismo, prima la necesidad de garantizar el afecto del otro independientemente del respeto, intimidad y compromiso que precise la otra persona.

Aunque en origen se pretende el bienestar de esta, puede llegarse al punto de generársele un perjuicio. Todo aquel acto o acción de la persona objeto de deseo puede interpretarse como una señal de correspondencia amorosa. Asimismo, no es infrecuente que se cambie la propia personalidad con el fin de amoldarse e imitar la del otro.

Si bien en ocasiones se identifica con el llamado mal de amores, lo cierto es que la limerencia tiene una diferencia relevante con este: en la limerencia existe cierto grado de obsesividad con la otra persona y el deseo de ser correspondido, pudiendo alterar el comportamiento interpersonal y centralizar la conducta, el pensamiento y la esfera emocional entorno a la persona en cuestión.

¿Ante quién aparece?

Este estado mental puede ocurrir tanto con personas a las que se conoce o incluso es posible que se den casos en los que aparezca con personas a las que jamás se ha visto físicamente y con las que no ha habido contacto (por ejemplo, a través de fotografías).

Pero la limerencia no tiene porqué darse únicamente en casos en que no existe una relación de pareja entre ambas personas. Es posible que la persona objeto de deseo llegue a tener una relación de pareja real con la persona con limerencia (sea antes o después de que aparezca el problema), si bien en estos casos las características obsesivas tienden a mantenerse y tienden a llevar a relaciones de dependencia e idealización.

Maneras de combatirla

La limerencia es un problema que puede conllevar un profundo sufrimiento tanto a la persona que la padece como al objeto de su deseo. Combatirla puede ser complicado, especialmente cuando el sujeto no tiene conciencia o no desea realizar ningún cambio.

En algunos casos el tiempo y la reflexión de que no tienen y no van a tener una relación de pareja con la persona deseada y/o la visualización y concienciación de los defectos que éste/ésta también tiene van a ir disminuyendo el nivel de idealización y obsesión respecto a ella. Sin embargo, en muchos casos sería necesario algún tipo de intervención psicológica.

Un ejemplo podrían ser, dadas las características obsesivoides de la limerencia, los empleados en un trastorno obsesivo-compulsivo. El trabajo con la exposición con prevención de respuesta puede ser útil, así como también se precisa de un análisis de la conducta y la motivación de la persona, qué es lo que hace que sienta la necesidad de ser correspondido por dicho ser humano y a que lo atribuye.

También la reestructuración cognitiva es de utilidad, tanto de las creencias respecto a la otra persona como las referentes a uno mismo o a lo que supone una relación de pareja. Por último, también la expresión emocional (siempre y cuando no se use como compulsión) puede ser de utilidad.

Referencias bibliográficas:

  • Tennov, D. (1998). Love and Limerence: The Experience of Being in Love. 2a edición Scarborough House.

Psicólogo en Barcelona | Redactor especializado en Psicología Clínica

Barcelona

Graduado en Psicología con mención en Psicología Clínica por la Universidad de Barcelona. Máster en Psicopedagogía con especialización en Orientación en Educación Secundaria. Cursando el Máster en Psicología General Sanitaria por la UB.

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