Las 7 diferencias entre la depresión mayor y la distimia

Resumen de las diferencias entre la distimia y la depresión mayor, trastornos del estado de ánimo.

Diferencias entre la depresión mayor y la distimia
Cómo distinguir entre sí estos trastornos del estado de ánimo.Pexels.

La depresión y la distimia son dos trastornos del estado de ánimo, concretamente dos tipos de trastornos depresivos. Aunque presentan ciertas similitudes, son alteraciones psicológicas independientes

En este artículo conoceremos las principales diferencias entre depresión mayor y distimia. Además, veremos los cambios que se han producido entre el DSM-IV-TR y el DSM-5 en relación a estos dos trastornos.

Diferencias entre depresión mayor y distimia

Estas dos psicopatologías se asocian a un bajo estado de ánimo, pero presentan características propias que conviene tener en cuenta, entre otras cosas porque eso tiene implicaciones a la hora de superar dichos trastornos psicológicos y aplicar técnicas de psicoterapia o incluso estrategias de tratamiento farmacológico (con asistencia médica).

Dicho esto, las diferencias más remarcables que existen entre estos dos trastornos depresivos son las que veremos a continuación.

1. Duración

Según el Manual Diagnóstico de los Trastornos Mentales (DSM-5), la depresión mayor, que en realidad se llama Trastorno Depresivo Mayor, tiene una duración mínima de 2 semanas (a partir de las cuales ya se puede realizar el diagnóstico).

La distimia, en cambio (denominada Trastorno Distímico en el DSM-IV-TR y Trastorno Depresivo Persistente en el DSM-5), dura mucho más, concretamente mínimo 2 años en los adultos (1 año en el caso de los niños y adolescentes).

2. Existencia de episodios

Además, la depresión mayor está caracterizada por el concepto de “episodio”; concretamente, en el DSM-IV-TR se podía diagnosticar un episodio depresivo mayor (trastorno depresivo mayor de episodio único) o bien, en el caso, de que aparecieran 2 o más episodios, trastorno depresivo mayor recidivante.

Sin embargo, en el DSM-5 esta distinción desaparece, y solo se puede diagnosticar el trastorno depresivo mayor (sin la concreción anterior en cuanto al número de episodios); para ello es suficiente 1 episodio depresivo mayor.

Los episodios son períodos de 2 semanas en los que se cumplen los criterios diagnósticos para la depresión (el propio episodio es un diagnóstico), aunque ya no tenga sentido hablar de ellos al desaparecer en la última versión del DSM (DSM-5), como hemos visto.

En el caso de la distimia (trastorno depresivo persistente), en cambio, no existe este concepto de “episodio”, ni en el DSM-IV-TR ni en el DSM-5; es decir, que la distimia siempre se denomina (directamente) como un trastorno.

3. Intensidad de los síntomas

Siguiendo con las diferencias entre depresión mayor y distimia, encontramos también una diferencia muy remarcable: la intensidad de los síntomas. Así, mientras que en la depresión mayor los síntomas son más intensos, en la distimia, aunque la duración sea más larga, los síntomas son de menor intensidad.

Esto hace que la distimia sea un trastorno menos grave que la depresión mayor, cosa que no implica que no deba tratarse adecuadamente y que no se le deba otorgar la importancia que merece.

4. Episodio depresivo mayor

Entre los criterios diagnósticos del DSM-IV-TR de la distimia (trastorno distímico), se establecía que no hubiera habido ningún episodio depresivo mayor (depresión mayor) durante los 2 primeros años de la alteración propia de la distimia. Es decir, en el caso de que hubiera existido, ya no se podría diagnosticar la distimia.

En el DSM-5, sin embargo, desaparece este criterio, ya que la distimia pasa a denominarse Trastorno Depresivo Persistente, y representa una consolidación del trastorno distímico y del trastorno depresivo crónico definidos en el DSM-IV-TR. Es decir, que en el DSM-5 sí es posible que haya existido un episodio depresivo mayor durante los 2 primeros años de la distimia.

5. Nivel de interferencia

Más allá de los criterios diagnósticos, en la práctica clínica también se observan diferencias entre depresión mayor y distimia. Una de ellas es el grado de interferencia en la vida cotidiana; mientras que en la depresión mayor la interferencia es mucho más importante, en la distimia, aunque pueda existir cierta interferencia en el desarrollo de las actividades cotidianas, ésta siempre es menor.

Es decir, una persona con una depresión mayor, tendrá más dificultades para llevar una vida normal; estas dificultades se pueden traducir en actos tan sencillos como levantarse de la cama, ducharse o vestirse. En cambio, en la distimia, el grado de afectación de las diferentes esferas de la vida es menor, y por lo tanto estas acciones las puede llevar a cabo con normalidad.

En síntesis, otra de las diferencias entre depresión mayor y distimia es el malestar psicológico de la persona, que es mayor en la depresión que en la distimia. Insistimos en que, eso no implica que en la distimia no se sufra.

6. Edad de aparición

La edad de aparición (edad media) también es una de las diferencias entre depresión mayor y distimia; así, mientras que la depresión mayor suele aparecer más tarde (entre los 30 y 40 años), la distimia suele aparecer de forma más temprana (a partir de los 20 años).

De hecho, en el diagnóstico de la distimia (DSM-IV-TR y DSM-5) existe esta especificación, pudiéndose dar dos condiciones: de inicio temprano, antes de los 21 años, y de inicio tardío, a los 21 años o con posterioridad.

7. Otras diferencias

En resumen, mientras que la depresión mayor suele implicar síntomas más intensos y graves, la distimia conlleva síntomas menos graves; los síntomas pueden ser los mismos (por ejemplo apatía, insomnio, baja autoestima, desesperanza...), sólo que varían en intensidad.

Además, la distimia a nivel clínico se manifiesta como un estado general y duradero de descontento, cierta tristeza, pesimismo, etc.. Esto hace que podamos ver a las personas con distimia como más negativas, y pensar que es su manera de ser en “general”, ya que puede hacer años que existe tal alteración.

En cambio, en la depresión mayor los síntomas aparecen de forma más intensa, y eso hace que muchas veces se pueda detectar el detonante (o detonantes) que han llevado a la depresión; es decir, no se percibe tanto como un “estado general” de la persona o “manera de ser”, “personalidad” (como en la distimia), sino más bien se enfoca como una época o período donde la persona está sufriendo de forma importante.

La distinción entre tener depresión y estar deprimido

Más allá de no perder de vista las diferencias entre la depresión mayor y la distimia, conviene tener en cuenta que no es lo mismo sufrir un Trastorno Depresivo Mayor, por un lado, y sentirse deprimido, por el otro.

Este último término hace referencia a una amplia variedad de fenómenos psicológicos caracterizados por un bajo estado de ánimo; así, puede aplicarse a quienes se sienten mal transitoriamente debido a que han consumido una droga que les hace desarrollar síntomas depresivos durante varias horas, a quienes están en la fase depresiva del trastorno bipolar, etc. Y sí, como la distimia se caracteriza por un menor grado de intensidad del malestar en comparación con el de la depresión mayor, puede ocurrir que se hable de dicha alteración en estos términos más abstractos, perdiendo información por el camino debido a la falta de exactitud al usar las palabras.

De hecho, es un concepto tan abstracto que en ocasiones se usa para hablar de quienes estar tristes a pesar de no cumplir con los criterios diagnósticos de ningún trastorno del estado de ánimo; por ejemplo, quienes están pasando por el duelo por la pérdida de un familiar, o por una ruptura de pareja. En estas situaciones, aparecen síntomas que son típicos de los trastornos depresivos, pero que no tienen por qué aparecer de manera individual únicamente a causa de estas psicopatologías (a fin de cuentas, los trastornos psicológicos se expresan siempre en conjuntos de arios síntomas a la vez). Es por eso que se recomienda no usar el término "estar deprimido" a la ligera para evitar confusiones, y utilizarlo únicamente para hablar de quienes han desarrollado una psicopatología de este tipo.

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Graduada en Psicología por la Universitat de Barcelona, con Máster en Psicopatología Clínica Infantojuvenil por la Universitat Autònoma de Barcelona. Especializada en Trastornos del Neurodesarrollo. Actualmente trabaja como Psicóloga infantil en la Associació Catalana del Síndrome X Frágil. Autora del libro "Vivir de memoria" (Editorial Círculo Rojo, 2018). Aficionada del deporte y la lectura.

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