Aunque tal vez no sean unos de los procedimientos más conocidos, el biofeedback y el neurofeedback son tratamientos que poco a poco van gozando de cada vez mayor aplicabilidad en diferentes trastornos, tanto médicos como psiquiátricos. Se trata de dos técnicas que suelen estar muy asociadas, siendo el neurofeedback uno de los tipos de biofeedback existentes. Pero a pesar de ello, existen algunas diferencias entre ambos conceptos. De este modo, vamos a dedicar el presente artículo a hablar sobre las diferencias entre biofeedback y neurofeedback.
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Definición de ambos conceptos
Existen ligeras diferencias entre neurofeedback y el resto de tipos de biofeedback, pero antes de poder determinar cuales son en primer lugar se hace necesario hacer una somera descripción de cada uno de estos conceptos.
Biofeedback: descripción básica
Se conoce como biofeedback a aquel conjunto de técnicas empleadas a nivel terapéutico que basan su funcionamiento en la toma de conciencia de los procesos biológicos y fisiológicos que lleva a cabo nuestro cuerpo en diferentes situaciones problema. Dicha toma de conciencia se lleva a cabo con la ayuda de distintos procedimientos o tecnologías, y se pretende que tras ello el sujeto pueda no solo reconocer sino también llegar a controlar de manera voluntaria procesos biológicos generalmente no conscientes.
Los objetivos principales de esta técnica son adquirir el control sobre el sistema fisiológico, aprender a mantener el autocontrol de dicho sistema en ausencia del biofeedback y generalizar dicho autocontrol.
El tipo de respuestas o elementos biológicos que se pueden llegar a intentar regular mediante esta técnica es muy variada, pudiendo pertenecer a prácticamente cualquier sistema corporal. La temperatura, la actividad electrodérmica, el control muscular, la tasa cardíaca o el volumen de sangre en una zona determinada son ejemplos de ello. También los instrumentos empleados para su medición son muy variables. En base a los elementos medidos, podemos encontrar distintos tipos de biofeedback, siendo el electromiográfico uno de los más conocidos (basado en la actividad de los músculos).
Se ha empleado teniendo una probada eficacia en diferentes trastornos y enfermedades, tales como problemas neurológicos, cardíacos, musculares, intestinales, respiratorios, dolor crónico, alergias o problemas psicológicos como el estrés o la ansiedad.
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El neurofeedback
En lo que respecta al neurofeedback, estamos ante una especialización de la anterior técnica la cual se basa en el control de la actividad electrofisiológica del propio cerebro. Dicho de otra manera, en este tipo de biofeedback se utiliza el registro de la actividad eléctrica cerebral para entrenar al sujeto en su control a través de su visualización.
Las ondas cerebrales registradas serán convertidas en una señal que se utilizará para enseñara controlar los patrones de actividad cerebral. Es posible que al pacinete se le enseñe directamente su encefalograma o bien que dicha señal sea previamente analizada y procesada de tal manera que se transforme en diferentes estímulos visuales (por ejemplo, números) o en mapas topográficos del cerebro que permiten visualizar en 3D las áreas del cerebro y su actividad.
Este tipo de biofeedback resulta de gran utilidad para el entrenamiento en diversas habilidades y para que los pacientes observen su actividad cerebral en trastornos o problemas tales como insomnio, epilepsia, TDAH, Trastorno Obsesivo-Compulsivo, trastorno por estrés postraumático, problemas de memoria, falta de control de los impulsos, problemas de aprendizaje, afasias y otros problemas de lenguaje o los niveles de ansiedad o estrés. También en parálisis y parestesias, trastornos de la alimentación o incontinencia urinaria.
Principales diferencias entre biofeedback y neurofeedback
Como hemos podido ver a través de su definición biofeedback y neurofeedback son dos técnicas que presenten una gran cantidad de similitudes, siendo de hecho el neurofeedback un tipo de biofeedback. Sin embargo, presentan una serie de características diferenciales que podrían llevar a separar ambos tipos de técnica. Entre ellas destacan las siguientes.
1. Nivel de especificidad
Una de las diferencias más claras y que resulta visible desde el inicio del artículo es el nivel de especificidad de ambas técnicas. El neurofeedback, también conocido como biofeedback electroencefalográfico, es un tipo específico de biofeedback dirigido al aprendizaje del control de los patrones de actividad cerebral. El término biofeedback englobaría este y otros tipos de biofeedback, siendo necesario especificar el tipo de información biológica que se va a trabajar.
2. Procesos sobre los que se trabaja
Aunque el objetivo tanto del biofeedback como del neurofeedback es el de ayudar a los pacientes a aprender a controlar procesos en principio inconscientes de tal manera que que dichos procesos no escapen a su control y les generen perjuicios, lo cierto es que los ámbitos de aplicación son algo diferentes entre sí.
Por lo general, a nivel de biofeedback suele trabajarse a nivel de control de la actividad elegida, es decir, en aprender a controlar la actividad respiratoria o cardíaca por ejemplo, o la afluencia de sangre a determinadas partes del cuerpo. Ello puede ser utilizado también a nivel psicológico para reducir los niveles de ansiedad o estrés, pero principalmente se aplica a aspectos corporales.
Sin embargo, el neurofeedback trata de otorgar cierto control sobre el nivel de activación cerebral. Si bien ello incluye cierta corporalidad, los aspectos sobre los cuales se van a incidir especialmente son principalmente mentales, debiendo controlar la activación mental para poder introducir cambios en el patrón cerebral.
3. Nivel de complejidad
Otra posible diferencia entre neurofeedback y otros tipos de biofeedback se da en el nivel de complejidad que supone la medición y utilización de la técnica. Y es que aunque el control muscular o incluso el respiratorio es un concepto que no resulta extraño y resulta sencillo visualizar cómo llevarse a cabo (aunque puede ser más complejo de lo que parece), no ocurre lo mismo cuando hablamos de patrones de actividad cerebral. No estamos acostumbrados a intentar ejercer cierto control sobre este órgano, y puede resultar un tanto abstracto comprender que determinadas maneras de actuar correspondan al estímulo que se nos presenta.
4. Dificultades técnicas
La complejidad antes mencionada puede no ser solo a nivel práctico, sino también metodológico. Y es que registrar correctamente la actividad encefalográfica y señalar además las áreas responsables de ello presenta más dificultades que el registro de otros tipos de actividades, a pesar de que en la actualidad cada vez existe más conocimiento de la cartografía y el conocimiento del funcionamiento cerebral.
También hay que tener en cuenta que la actividad necesaria para activar determinadas reacciones cerebrales en cada cerebro puede variar enormemente en función de la configuración nerviosa o incluso la personalidad del paciente.
Referencias bibliográficas:
- Carrobles, J.A. (2016). Bio/neurofeedback. Clínica y Salud, 27 (3): 125-131.