“¿Cómo era… eso que usamos para comer sopas o cremas, así redondo en la punta?” La palabra que a la mayoría de las personas le viene a la cabeza es “cuchara”.
Se trata de un nombre, una etiqueta que hace referencia a un concepto determinado que la persona que ha hecho la pregunta conoce, pero a la que no puede acceder. Y si bien generalmente se trata de un lapsus momentáneo, en ocasiones estamos ante un suceso frecuente en que el individuo no recuerda el nombre de las cosas. Se trata del trastorno del lenguaje denominado anomia.
Anomia: descripción y síntomas
El concepto de anomia hace referencia a la presencia de dificultades para denominar un objeto o concepto, es decir, para acceder o producir el nombre o etiqueta con la lo designamos. Se trata de un problema que puede aparecer en muchas circunstancias, siendo en algunos casos algo normal como ocurre ante un lapsus o durante el envejecimiento mientras que en otros puede ser un síntoma de una alteración más o menos importante. La dificultad se encuentra principalmente en el uso de sustantivos, siendo más infrecuente que existan problemas con verbos, adjetivos o adverbios.
Por lo general la persona con anomia tiende a usar circunloquios para hacer entender al receptor de su mensaje lo que pretende decir, utilizando por ejemplo claves semánticas como para qué se usa el objeto en cuestión, su forma o lo que ocurre durante dicha situación o fenómeno. También es habitual el uso de muletillas y expresiones para ganar tiempo, o de categorías más generales que incluyan el concepto con el que tienen dificultades (si no son capaces de acceder al nombre “perro” pueden decir por ejemplo “animal”).
Los pacientes y sujetos que presentan anomia de forma frecuente suelen vivirla con malestar o incluso con preocupación, puesto que en su mayoría son plenamente conscientes de qué quieren decir pese a no encontrar el modo de representarlo.
Tipos de anomia
Aunque tiende a considerarse la anomia como un todo, lo cierto es que son varios los aspectos que pueden provocar que no se recuerda o se pueda emitir un nombre concreto. Destacan tres grandes tipos de anomia.
1. Anomia léxica
La forma más pura y conocida de anemia, se da cuando el elemento que falla es la posibilidad de acceder a la palabra pese a saber claramente a qué hace referencia. No es que no sepa cómo pronunciar la palabra o a qué concepto se refiere, sino que no se a representar en la mente la etiqueta en sí. Se trata del tipo de anomia correspondiente al ejemplo de la introducción.
2. Anomia fonológica
Este tipo de anomia se da cuando a pesar de saber a qué concepto quiere hacer referencia y cuál es su nombre, el sujeto no es capaz de encontrar su representación a nivel fonético, no sabiendo qué debe decir para nombrarla. Es frecuente en las afasias en que está alterada la producción del lenguaje, como en la de Broca.
3. Anomia semántica
El problema en este tipo de anomia se da a la hora de conceptualizar, existiendo problemas cognitivos y memorísticos. No es que no pudiera pronunciar las palabras o que no dé con la etiqueta adecuada para un concepto, sino que no es capaz de identificarlo.
La anomia en las afasias
La anomia es un síntoma habitual presente en muchas afasias, aquellas alteraciones y pérdidas de la capacidad de producir y/o comprender el lenguaje causadas por lesión cerebral.
Sin embargo, si bien por lo general es uno de los múltiples síntomas que se presentan en los distintos tipos de afasia, si aparece sin otras alteraciones del lenguaje puede constituir la denominada afasia anómica. Este tipo de afasia se caracteriza porque el lenguaje de la persona es fluente, no hay dificultades de comprensión del lenguaje y si se le pide que repita las mismas palabras lo hace sin dificultades. Así pues la única alteración perceptible es la anomia.
La afasia anómica se corresponde también con la afasia semántica de la clasificación propuesta por Luria, si bien existen matices que las separan. En este caso se altera la capacidad de nombrar y encontrar la palabra en cuestión debido a que el sujeto no es capaz de elegir entre diferentes opciones, presentando además otras problemáticas como la dificultad para comprender relaciones complejas a nivel lógico.
Otro tipo de afasia especialmente vinculado a la anomia es la afasia semántica acústico-amnésica, en la que el sujeto no recuerda la forma fonética de la palabra en cuestión que quiere usar. Sabe cual es pero no como se dice, presentando además problemas a la hora de almacenar y replicar series de palabras.
Contextos y causas de aparición
La anomia puede aparecer en múltiples contextos, no siendo todos clínicos. Por ejemplo, en el fenómeno punta de la lengua aparece una dificultad para recordar una palabra, si bien el problema es más de memoria que de lenguaje (estaríamos ante un caso de anomia léxica). Asimismo con la edad es habitual sufrir cierto grado de anomia debido al envejecimiento del encéfalo
A nivel clínico, la anomia puede aparecer en una gran cantidad de trastornos mentales y orgánicos. Resulta especialmente relevante la presencia de lesiones en diferentes áreas del cerebro vinculadas al lenguaje. Las más relacionadas a la anomia son las áreas de Broca de la 37 a la 39 (incluyendo el giro angular) y otras áreas de asociación terciaria de la zona parieto-temporo-occipital. Asimismo si el problema se encuentra en la formulación o elección del concepto también se presenta gran influencia del lóbulo frontal.
Dichas lesiones y alteraciones son frecuentes en traumatismos craneoencefálicos y accidentes cerebrovasculares. También es muy frecuente su aparición en las demencias, como el Alzheimer o algunas frontotemporales como la demencia semántica.
Tratamiento
En los casos en que no se trate de un leve lapsus sino de un sujeto verdaderamente anómico, el tratamiento a aplicar va a depender en gran medida de dónde se encuentre el problema. En cualquier caso tiende a requerirse rehabilitación desde una perspectiva multidisciplinar, en el que va a destacar el papel de la terapia de lenguaje mediante el uso de la logopedia. En otros casos, especialmente en los derivados de demencias, puede ser de gran utilidad la terapia ocupacional.
Entre las actividades a aplicar han demostrado tener éxito el uso de tareas de emparejamiento entre dibujos y palabras o tareas en que deban juzgar si diversas palabras son o no sinónimas en casos de anomia semántica, y en caso de las anomias puras o léxicas emplear tareas en las que se puedan emplear pistas fonéticas, así como el priming (primero se presenta la palabra y posteriormente el dibujo del concepto o elemento), tareas de completar palabras y/o oraciones o generación de rimas. En los casos de anomia fonológico suelen ser de utilidad la lectura en voz alta y tareas de imitación y repetición.
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