La falta de autoestima no llega a ser un trastorno psicológico, pero lo cierto es que está entre los problemas de carácter emocional con mayor capacidad de afectar negativamente a la calidad de vida de las personas.
Esto es, en parte, porque mucha gente cree que es natural no valorarse a uno mismo, que forma parte de su personalidad, por lo que no se hace nada para cambiar esta situación. Pero nada más lejos de la realidad: se puede hacer mucho por mejorar los niveles de autoestima. Veámoslo.
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¿Qué es la falta de autoestima?
Dicho a modo de resumen, la autoestima es el conjunto de creencias e ideas que hemos interiorizado en nuestra mente acerca de cómo debemos valoramos a nosotros mismos. Así pues no se trata simplemente de un conjunto de conocimientos teóricos acerca del Yo, sino que incorpora una carga emocional vinculada a si nos sentimos bien o nos sentimos mal con lo que somos. Esto es, la autoestima no se limita a describirnos, sino que también nos habla acerca de cómo tendemos hacia lo bueno o hacia lo malo y hacia lo deseable o hacia lo que rechazamos, tiene un componente moral).
Por supuesto, lo normal es que nos valoramos de maneras al menos ligeramente diferentes según el ámbito de la vida en el que centramos nuestra atención: podemos sentirnos satisfechos con quiénes somos en el mundo de los estudios y de la Universidad pero no gustarnos en el ámbito de las relaciones amorosas, por ejemplo, o viceversa. En todo caso, cada faceta de nuestro día a día afecta en mayor o menor medida a cómo nos valoramos en las demás.
La falta de autoestima surge cuando aparece un desequilibrio entre nuestro potencial y nuestra tendencia a valorarnos, siendo esta última demasiado a la baja. De hecho, es una de las alteraciones psicológicas (que no trastorno) más frecuentes, pero precisamente debido a su naturaleza, si conseguimos superarla, da lugar a experiencias muy satisfactorias de auto-descubrimiento.
Señales que indican un problema de autoestima
La baja autoestima se manifiesta habitualmente en una serie de señales inequívocas que nos permiten detectar patrones negativos de autopercepción o autovaloración.
Identificar esas señales en otras personas o en nosotros mismos es el primer paso para dar solución a cualquier problema de autoestima. Veamos cuáles son.
1. Inseguridad
La falta de seguridad en sí mismas que presentan las personas con problemas de autoestima se evidencia diariamente tanto en el ámbito laboral como en el personal y social.
Esta se debe a una sensación de incompetencia en casi cualquier actividad que llevan a cabo, lo que les provoca también sentimientos de indecisión, la constante creencia de que se fallará en algo importante, sensación de inferioridad frente al resto de personas, etc.
2. Tendencia a compararse siempre con los demás
Una obsesión insana sobre los propios defectos propicia también que la persona tienda a compararse continuamente con otras personas, lo que genera aún más complejos y sentimientos de inferioridad.
Por el contrario, las personas con niveles saludables de autoestima no necesitan compararse tanto con las personas de su alrededor, ya que se sienten bien consigo mismas.
3. El elogio incomoda
La incomodidad frente al elogio es otra de las señales que a menudo pueden indicar un caso de baja autoestima. Este fenómeno está asociado a lo que se conoce como síndrome del impostor: quien tiene baja autoestima cree no merecer esta clase de muestras de respeto y teme que los demás le desenmascaren como alguien que no merecía ese trato.
En cambio, las personas con buena autoestima son capaces de reconocer tanto sus logros como sus fracasos de una manera sana.
4. Poca asertividad
La asertividad es la capacidad para defender y hacer valer los propios derechos al mismo tiempo que se respetan los intereses y los sentimientos de los demás.
Lejos de presentar esta capacidad, las personas con falta de autoestima suelen aceptar propuestas, peticiones o mandatos que vayan contra los propios intereses y son casi incapaces de negarse a estas condiciones, más allá de si su situación socioeconómica les predispone a ello o no.
5. Minimizar los propios méritos
Atribuir los propios méritos a la suerte o a causas ajenas a uno mismo es otra de las características más habituales de las personas con falta de autoestima.
Al igual que sucede en el caso de los elogios, los propios logros suelen ser relativizados y despojados de importancia real.
¿Cómo mejorar los niveles de autoestima?
La solución más eficaz (con diferencia) a la hora de mejorar la autoestima consiste en acudir al psicólogo; a través de un programa de intervención psicológica, los profesionales de este ámbito hacemos que las personas aprendan a valorarse tal y como deben, de una manera equilibrada y siendo sensibles a sus muestras de potencial y a sus propios avances.
Sin embargo, más allá de la consulta, existen estrategias de mejora de la autoestima que suelen ayudar y que son lo suficientemente sencillas para que cualquiera pueda proponerse aplicarlas a su día a día. Estas son algunas de ellas.
1. Detecta el tipo de pensamientos que te llevan a valorarte poco
En vez de limitarte a sentir esas ideas que asaltan tu mente y te llevan a mirarte con malos ojos, analízalas del modo más objetivo posible, como si fuesen fenómenos tan corrientes y naturales como las formas de vida que ves a tu alrededor.
Para hacerlo bien lo mejor es que centres tu atención no en cada una de ellas por separado, sino que detectes patrones y aspectos que tienen en común. Por ejemplo, el tipo de situaciones que las desencadenan, las imágenes que atraen hacia tu mente (ya sean imaginadas o basadas al menos en parte en recuerdos), etc.
Por supuesto, no deberías obsesionarte con esto ni hacerlo constantemente en cada momento del día; simplemente lleva contigo un pequeño bloc de notas y ve escribiendo pequeñas anotaciones acerca de lo que te pasa por la cabeza en los momentos en los que sientas que la falta de autoestima te afecta más a lo largo de la semana.
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2. Inicia un proyecto
Proponerte metas será una buena manera de canalizar esos deseos de demostrarte de qué puedes ser capaz; tu autoestima difícilmente aumentará si no te das motivos objetivos y reales para verte de otra manera.
Para conseguirlo, puedes tomarte varios días para pensar en un proyecto que te gustaría llevar a cabo y que es significativo para ti, y luego, divídelo en una cadena de sub-objetivos a corto plazo (para que estas metas que puedes alcanzar en cuestión de horas tiren de ti y te motiven llevándote a la acción). De hecho, tu primera meta puede ser elegir la idea general de ese primer proyecto, y hacerlo antes de una fecha límite (procura que sea de máximo un par de semanas).
Eso sí, procura encontrar un equilibrio entre aquello que te supone un mínimo reto y aquello que es poco realista plantearte debido a su dificultad; lo primero no te motivará mucho e influirá poco en tu autoestima, y lo segundo te frustrará y facilitará que dejes de intentar mejorar tu autoestima. La curva de dificultad de esta cadena de metas debe ser ascendente, pero tiene que estar siempre entre lo que sabes con seguridad que puedes hacer y lo que crees que es imposible que consigas.
3. Rodéate más de las personas que aprecian tus logros
El contexto social al que nos exponemos tiene una influencia significativa sobre el modo en el que nuestra autoestima va tomando forma. Si solo te relacionas con personas que por dinámicas anteriores te infravaloraban, es fácil que al interactuar frecuentemente con ellas el problema de falta de autoestima siga ahí.
4. Dedica al menos una sesión semanal a hacer una revisión de tus logros
Adoptando este hábito tendrás una noción constante y adaptada al día a día acerca de las mejoras que has logrado en poco tiempo.
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5. Cuídate
Cuida tu salud y tu imagen, empezando por incorporar a tu horario actividades que te lleven a ser alguien más saludable: comer lo que debes, dormir las horas suficientes, hacer ejercicio de manera regular, etc. Esto no solo te lo pondrá más fácil a la hora de cumplir retos (pues si estás en forma te expondrás menos al agotamiento y al estrés) sino que además hará que te percibas de un modo más favorable.
6. Cuestiónate tus ideales
Ya que has empezado a analizar el tipo de pensamientos que te llevan a sentirte mal, pregúntate si has estado comparándote con ideales de personas que no existen más allá de nuestra imaginación o del mundo audiovisual y del marketing y que, por consiguiente, solo pueden llevarte a sentirte mal con quién eres. A veces, los errores más garrafales estaban delante de nuestros ojos, y precisamente porque nos resultaban muy familiares, no los reconocíamos como tales.
¿Te interesa contar con apoyo psicológico profesional?
Si estás planteándote mejorar tu autoestima o cualquier otro aspecto de tu gestión de las emociones, te invito a que te pongas en contacto conmigo.
Mi nombre es Tomás Santa Cecilia y soy psicólogo especializado en el modelo de intervención cognitivo-conductual, con el que es posible producir cambios a mejor tanto en las maneras de procesar las emociones y la interpretación de la realidad, como en los patrones de comportamiento y los hábitos. Ayudo a particulares y profesionales de manera presencial en Madrid y a través de sesiones online por videollamada.
Referencias bibliográficas:
- Castello, B.J. (2005) Dependencia emocional: Características y tratamiento, Alianza Editorial.
- Kelly, R.A. (2010). Entrenamiento de las habilidades sociales: guía práctica para intervenciones. Bilbao: Desclée de Brouwer.
- Wagner, J.; Hoppmann, C.; Ram, N.; Gerstorf, D. (2015). Self-Esteem is Relatively Stable Late in Life: The Role of Resources in the Health, Self-Regulation, and Social Domains. Developmental Psychology, 51(1): pp. 136 - 149.
- Orth U.; Robbins R.W. (2014). The development of self-esteem. Current Directions in Psychological Science. 23(5): pp. 381 - 387.