Las rupturas pueden ser traumáticas. Dos personas que se querían mucho pueden pasar a odiarse muy profundamente, destacando los defectos de cada uno y diciéndose cosas de las que se van a arrepentir.
Otras, en cambio, pueden ser más pacíficas, pero aún así la autoestima de ambos amantes puede verse dañada. No es fácil pretender sentirse bien después de compartir mucho tiempo con una persona y que ahora ya no esté a nuestro lado. Nos sentimos incompletos.
A continuación veremos cómo mejorar la autoestima tras una ruptura, viendo algunos consejos y estrategias a seguir para hacer que no nos hundamos emocionalmente ni tengamos una muy mala visión de nosotros mismos tras una separación.
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¿Cómo mejorar la autoestima después de una ruptura en el ámbito amoroso?
Separarse es una situación disruptiva, de las más estresantes que se puedan vivir. Cuando rompemos, ya sea un noviazgo o un matrimonio, entramos en una fase en la que tenemos que readaptarnos, ahora sin la compañía de una persona a la que queríamos mucho. En estas situaciones suele pasar que la ruptura no es pacífica y que antes de que ocurriera se dieron varias discusiones en las que ambos amantes destacaron todos los defectos del otro, hiriéndole y haciéndole sentirse mal. Lo que se pueda decir en estas peleas hace que nuestra autoestima se vea afectada.
También puede pasar que la ruptura haya sido más tranquila, en la cual ambos amantes han tomado una postura adulta y realista, considerando que la ruptura era algo inevitable y que era mejor hacerlo de la forma más pacífica posible. Ambos entendieron que cada uno debía seguir por su camino, sin hacerse daño y sin agobiarse mutuamente. Aún así ver partir a aquella persona que ha formado parte de nuestra vida durante bastante tiempo no sienta bien y nos despierta todo tipo de incógnitas, miedos y temor a no volver a ser amado.
En ambos tipos de rupturas es normal que durante las primeras semanas nos describamos de forma un tanto negativa, nos comparemos con los demás para convencernos de lo infelices que somos por estar solos y nos inunde la desesperanza. Nos agobiamos todavía más al ver que el proyecto de vida que nos habíamos planteado con esa persona ya no se va a llevar a cabo, con lo cual perdemos un poco el rumbo de nuestras vidas sin saber exactamente qué hacer.
Todos estos sentimientos indican que nuestra autoestima está por los suelos y que la culpa de esto la tiene la ruptura. Por fortuna podemos seguir unos cuantos consejos y estrategias para ir recuperándonos de la separación, animarnos y seguir adelante.
Qué hacer para mejorar la autoestima
A continuación descubriremos cómo mejorar la autoestima tras una ruptura siguiendo los siguientes consejos y estrategias.
1. Dejar de definirse en función de nuestro ex
Ni siquiera las personas más independientes se libran de definirse en función con sus parejas. Es normal que durante el tiempo en el que estuvimos saliendo con alguien nos definiéramos como “novio/a de...” o “esposo/ de...”. Éramos personas con pareja, personas que representábamos el 50% de un binomio amoroso el cual influía en nuestra forma de actuar, hablar, vestir e, incluso, pensar.
Pero ahora la situación ha cambiado. Ese binomio está roto y la persona con la que nos definíamos ya no está, dejando de formar parte de nuestras vidas y dejando nosotros de formar parte de la suya. Es por esto que lo mejor es acabar con cualquier definición relacionada con esa persona, es decir, no definirnos como el o la ex de nuestra ex pareja.
A partir de ahora debemos ser únicamente nosotros mismos, unas personas que tienen sus cualidades y un estilo de vida propio. Ya quedaron atrás los días en los que lo que hacíamos y dejábamos de hacer era decidido en función de si le gustaba o no a nuestra pareja. Ahora somos libres para planear nuestra vida y debemos concentrarnos en descubrir lo que nos gusta a nosotros, haciéndolo una prioridad.
Pensando en nosotros nuestra autoestima se fortalecerá, especialmente a medida que nos acostumbremos a describirnos como personas independientes que viven el presente y no se anclar a un pasado que, si en algún momento fue feliz, ya ha acabado. Es triste recordar porque sabemos que muy difícilmente esa persona vovlerá a nuestro lado, pero debemos alegrarnos porque el futuro no está escrito, y ahora lo podemos escribir nosotros solos.
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2. Evitar hablar del ex
Hay un capítulo de “Sexo en Nueva York” en el que se muestra a la protagonista Carrie Bradshaw hablando con sus amigas Charlotte, Samantha y Miranda en diferentes escenas. En todas ellas está hablando de Mr. Big, su amor platónico, con quien acaba de romper. Habla y habla de él, enfadada, un poco triste y, también, pensando en lo bien que lo está haciendo por superarle. Evidentemente, no lo ha superado y sus amigas, hartas, deciden darle un toque de atención.
Esto es un ejemplo de lo que no debemos hacer tras romper. Hablando de nuestro ex, ya sea para bien o para mal, implica recordarle a él y recordar la relación entera, además de los motivos que hicieron que acabara. Debido a esto nos costará olvidar muchos de los defectos que se dijeron en las tensas discusiones, además de ser muy conscientes de que acabamos de quedarnos solos y que eso no nos gusta. Así que lo que hacemos es reducir nuestra autoestima y sufrir todavía más.
Así pues lo mejor que podemos hacer es pasar página y dejar de hablar de nuestro ex. Lo ideal es aplicar la estrategia del contacto cero, eliminando su número, quitándole de las redes sociales y evitar pasar por lugares en los que sabemos que suele pasar, evitando así un contacto “casual”. No obstante, la técnica del contacto cero no funcionará muy bien si seguimos hablando de él o de ella, puesto que es como “resucitar” los fantasmas de una relación pasada.
No debemos caer en el error de que por medio de hablar de él vamos a superar la ruptura más rápidamente. Al principio tenemos nuestro derecho y nos puede incluso ayudar a desahogarnos, pero repetir una y otra vez la misma historia, la cual no deja de ser nuestra visión de la ruptura, no nos va a ayudar. Tampoco debemos pensar que a cuantas más personas les hablemos del problema más opiniones y perspectivas vamos a recibir y, por lo tanto, vamos a poder tener una visión más objetiva de la situación. Es una ruptura, no es objetiva, es una relación amorosa que no ha funcionado. No le demos más vueltas.
3. Cuidar la salud y la apariencia
¿Quien no ha visto la siguiente escena en una película o serie? Un hombre o una mujer acaba de romper. Está triste, en la cama. Si es una mujer solemos verla en pijama, desmaquillada o con la sombra de ojos corrida, despeinada, comiéndose una tarrina de helado, bombones y vino. En el caso del hombre no es muy distinto, solo que va sin afeitar, desaliñado, con una bata agujereada y prefiere pegarse un atracón de algo salado, normalmente pizza, aunque el combo helado mezclado con cerveza también puede estar.
Es perfectamente normal sentirse y comportarse así después de una ruptura. Podemos estar unos días aislándonos del mundo, sin cuidarnos y simplemente intentando animarnos descansando y comiendo. Sin embargo, a medida que pasan las semanas, esta “graciosa” y patética escena se convierte es un claro ejemplo de una persona deprimida, que le cuesta salir del bache y necesita ayuda. Por este motivo, y a modo de prevención, es fundamental cuidar nuestra salud física y mental.
Salud y autoestima están muy relacionadas. La dejadez del cuerpo y del alma hace que nos sintamos peor, que no nos podamos ver en el espejo ni tampoco queramos relacionarnos con otras personas algo que es muy problemático puesto que la esfera social ejerce un papel muy importante en nuestra autoestima, animándonos y valorándonos positivamente. No es un secreto que cómo nos valoren los demás influye en nuestra satisfacción personal.
Dado que las rupturas son situaciones que pueden implicar mucho estrés es más importante que nunca cuidar nuestra salud mental, especialmente acudiendo a un psicólogo. También, si ha ocurrido que cuando estábamos rompiendo con nuestra pareja no fuimos a algunas citas con nuestro médico ahora es el mejor momento para acudir.
Debemos hacer ejercicio y vigilar nuestros hábitos alimenticios, asegurándonos de que llevamos un estilo de vida saludable. Somos lo que comemos y, por lo tanto, no debemos comer alimentos poco sanos que perjudicarán tanto a nuestra salud física como psicológica. Es fundamental hacer ejercicio para protegernos de problemas asociados a una vida sedentaria, como lo son la obesidad y la diabetes.
La actividad física contribuirá a que nos sintamos mejor con nosotros mismos puesto que, si bien el ejercicio físico no cura la depresión, sí que actúa como un factor de protección y nos da una sensación de bienestar haciendo que se liberen hormonas como la serotonina, las endorfinas y la dopamina que son como un chute neuroquímico de felicidad, placer y satisfacción. El deporte hará que tengamos un buen físico y, si bien la imagen corporal no lo es todo en esta vida, desde luego ayuda a tener una muy buena autoestima.
También debemos cuidar nuestra apariencia. Aunque no vayamos a salir es fundamental que dediquemos unos cuantos minutos al día para cuidar de nuestra imagen personal. Hay que afeitarse, ducharse, maquillarse, peinarse, ponerse cremas y cuidarse de las múltiples formas que hay para que la imagen que vemos en el espejo nos guste y, consecuentemente, nuestra autoestima sea incrementada. La autoestima depende de cómo nos ven los demás y también cómo nos vemos a nosotros mismos y nos gustamos.
4. Menos vida virtual y más vida real
Las redes sociales son un arma de doble filo. Por un lado implican ciertos beneficios, como conocer a gente nueva, estar en contacto con nuestros seres queridos y amigos y saber qué ocurre en el mundo. Por el otro tienen el inconveniente de que son muy adictivas, haciéndonos perder mucho el tiempo y, especialmente, correr el riesgo de ver el perfil de nuestro ex, recordando el tiempo que estuvimos con él además de imaginarnos qué es lo que estaríamos haciendo si apareciéramos en su última publicación.
La idea no es renunciar del todo a las redes sociales pero sí restringir su uso. Lo ideal es dejar de usarlas durante un tiempo y usando solo los servicios de mensajería instantánea o llamar por teléfono para quedar con nuestros amigos, familiares y amigos. Así evitaremos ver el perfil de nuestro ex, compararnos con su nueva pareja en caso de que la tenga y reducir la autoestima por culpa de ello. También es recomendable eliminarle de la lista de amigos.
Nuestra autoestima se verá beneficiada si tenemos una menor vida virtual y una mayor vida real. Intentemos centrarnos en nuevas actividades descubriendo aquello que creemos qeu nos podría gustar y que no hacíamos cuando estábamos saliendo en pareja por miedo a que no le gustara o porque no teníamos tiempo. Ha llegado el momento de probar un nuevo deporte, pasear, pintar, leer, quedar con los amigos… Hay un sinfín de posibilidades y todas ellas nos pueden servir para expandir nuestro autoconcepto y mejorar nuestra autoestima.
5. Conectar con nosotros mismos
Ahora que hemos roto es difícil evitar verlo como que hemos perdido una parte de nuestras vidas puesto que, en realidad, es así. Alguien con quien seguramente teníamos pensado pasar el resto de nuestras vidas se ha ido de nuestro lado. Podemos cambiar la situación y verlo como que nos hemos quitado un gran peso de encima y podemos conectar con nosotros mismos: Prestemos atención a aquello que queremos, escuchamos nuestros deseos y atendamos a nuestras necesidades personales.
Ahora es el momento de empezar proyectos personas que no podíamos iniciar porque el proyecto “pareja” acaparaba toda nuestra atención. Podemos coger una libreta y apuntar metas que siempre hemos querido completar, valorar cómo de probable es llevarlas a cabo y alentar a un amigo o persona de confianza a que nos ayude a cumplirlos. Ya sea escribir un libro, ponernos en forma, aprender un idioma o cualquier otra cosa, tanto el proceso como su adquisición mejorará nuestra autoestima haciéndonos ver que somos personas capaces de muchas cosas.
Conectar con nosotros mismos no únicamente implica descubrir qué queremos, sino también saber quienes somos. Un ejercicio muy útil llegados a este punto es coger un trozo de papel y apuntar en él 5 características positivas y 5 características negativas de nosotros mismos. La idea de este ejercicio es mejorar nuestra autoestima viendo lo positivo que tenemos, pero sin negar que, como cualquier otra persona, tenemos puntos negativos los cuales podemos trabajar para conseguir ser mejores personas.
Referencias bibliográficas:
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